Los asistentes disfrutaron con los juegos, la comida y el ‘ball pagès’. | Toni Planells

Como cada primer domingo del mes de septiembre, desde mediados de los años 80 del pasado siglo, Es Pou des Rafals, entre Sant Agustí y Sant Antoni, acogió ayer una gran festa pagesa organizada por Sa Colla des Vedrà.
Como suele ser habitual con este tipo de celebraciones acudir hasta este emblemático lugar, situado en la venda de Deçà Torrent, no muy lejos de la carretera, supuso un interesante viaje al pasado. Construído a mediados del siglo XVIII, ya se tiene constancia de su presencia en el plano del capitán de ingenieros José García Martínez de 1965, y ayer, los únicos vestigios del siglo XXI eran los coches aparcados y los teléfonos móviles que junto a alguna que otra zapatilla de marca llevaban algunos asistentes.

La jornada volvió a ser un homenaje a las tradiciones pitiusas. Muchos de los asistentes llegaron desde Sant Agustí en algunos de los carros de barana que aportaron los miembros de l’Associació de carreters de Sant Josep y en torno a las 19.00 horas ya estaban los primeros jóvenes y curiosos practicando con el tir amb bassetja. Después se sucedieron otros juegos relacionados con el folklore ibicenco entre ellos los tradicionales tirada de corda y el siempre complicado y divertido pouar a la cama, consistente en subir un cubo desde un pozo utilizando únicamente una pierna mientras la otra está en el aire.
Tampoco faltaron las bebidas, las cocas y los postres a precios también sacados de otro tiempo y las rifas, con cestas, cena para dos personas donada por Can Berri Vell y un desayuno para dos, cedido por Can Guillem.