En cuanto a la balsa de sa Rota, hay que recordar que tiene una capacidad de 200.000 metros cúbicos con el objetivo de permitir el uso del agua para los regantes de Santa Eulària y Sant Joan de Labritja, y que en el año 2000, cinco años después de su inauguración, se dejó de utilizar por la gran salinidad del agua depurada que llegaba.
Juan destacó que la falta de recursos hídricos suficientes y de calidad «es uno de los problemas más señalados que padecemos en las Pitiusas» y ha recordado que «son varias las Administraciones que han abierto el debate para fomentar un mejor uso y una reducción del desperdicio de agua a los municipios, especialmente en materia de renovación de redes, detección anticipada de fugas y extensión de las canalizaciones para suministrar agua desalada».
«Se trata de un esfuerzo compartido con el resto de Administraciones, las que también han desarrollado importantes inversiones para optimizar los elementos que integran el ciclo del agua en los municipios. Sin embargo, el uso del agua depurada es todavía uno de los elementos menos desarrollados», añadió.
Con respecto a la de Formentera, las aguas que llegan a la planta de osmosis y filtrado procedentes de la EDAR en los últimos meses, son de una calidad inferior a la exigida, con una elevada concentración de sales y unas características físicas turbias deficientes, y por tanto la directiva de la Comunidad de Regantes de Formentera ha recomendado no hacer uso del agua de riego.
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