Virginia Bonet ha pasado toda su vida en la Sombrerería Bonet. | MARCELO SASTRE

La Cámara de Comercio de Ibiza y Formentera premiará mañana, en la undécima edición de los premios anuales Posidonia, a las empresas de Ibiza Almacenes Aragón, Sombrerería Bonet y la empresa Náutica Pins de Formentera.

La Mención Honorífica se otorgará este año a la Sociedad Cultural Ebusus, fundada en 1927, en reconocimiento a la trayectoria de esta asociación y por el impulso del nuevo equipo directivo, presidido por el arquitecto Iván Torres, «adaptándola a los nuevos tiempos, con vocación de continuidad de las iniciativas culturales», según informaron desde la Cámara de Comercio.

Con el galardón a Sombrerería Bonet se pretende premiar la trayectoria de este negocio que empezó en 1916, impulsado por Juan Bonet, el abuelo de la actual propietaria, Virginia Bonet, nacida en Ibiza el 6 de septiembre de 1967.

La Sombrería Bonet es uno de los negocios más antiguos de la zona de la Marina, que ha sabido permanecer en el tiempo, adaptándose a las nuevas tendencias del mercado de la moda.

Virginia Bonet declaró que a nivel personal le aporta mucha satisfacción llevar la sombrerería, «la tienda ha evolucionado mucho desde sus comienzos, pero sigue con la misma esencia que tuvo desde el principio. Si mi padre supiese que hemos recibido este premio se sentiría muy orgulloso», afirmó.

Anécdotas
Bonet, quiso comentar a Periódico de Ibiza y Formentera algún recuerdo sobre su infancia en la tienda, «antes se hacía mucha vida familiar, teníamos hasta una cocina aquí, los abuelos comían en la sombrerería, hacían su vida en el negocio y sacaban las sillas fuera para hablar con los vecinos. No teníamos televisión y los vecinos por aquel entonces venían aquí a la tienda a contarnos que había pasado durante el día», afirmó Bonet.

Virginia recordó: «Cuando yo era pequeña, después de salir de la escuela, venía mucho aquí para pasar la tarde, fueron unos años que recordamos con mucho cariño toda la familia.

La actual responsable de la sombrerería también habló de la evolución del vecindario: «A día de hoy el barrio ha cambiado mucho, cada año abren tiendas nuevas y los negocios también cambian de dueños, cuando abrimos la sombrerería aquí había mucha vida y mucha gente pasaba por aquí de paso».

Hoy en día, la dueña de la sombrerería lamenta que solo hay ambiente alrededor de la tienda en verano cuando los turistas e ibicencos suben a Dalt Vila. «El barrio en vez de evolucionar está sufriendo un retroceso, quedan pocos negocios auténticos y en invierno parece estar alejada del centro, y para los que tenemos negocio en este barrio no es nada fácil a pesar de estar en uno de los barrios más legendarios de Ibiza», concluyó Bonet.

Trabajo sacrificado
La tienda pasó por momentos difíciles, pero la familia Bonet nunca quiso vender la tienda, el negocio tuvo que hacer unas obras y estuvo cerrado bastante tiempo, tal y como comentó Bonet: «Se tuvo que hacer una obra muy grande pero se afrontó la situación y aunque en aquella época tuvimos muchas ofertas para traspasarlo e incluso para hacer una sucursal bancaria, en nuestra cabeza nunca estuvo la idea de dejar este negocio».

Los comienzos de la sombrerería fueron los más prolíferos de su historia cuando lo ‘habitual’ era llevar sombrero. Sin embargo, confesó que «hoy en día los sombreros están muy de moda, tenemos muchos clientes que son fans de nuestra tienda y les encanta nuestra oferta».

En cuanto al perfil de clientes, desde la sombrerería afirmaron que muchos ibicencos siguien comprando sombreros, especialmente boinas para hombres y sombreros para las mujeres. En verano vienen muchos turistas encantados con el producto.

En cuanto a los precios, van de 20 euros el más económico a 300 euros el más caro, y es que estos últimos están hechos a mano. «La mano de obra está despareciendo y este producto lleva mucho trabajo». El que valora la calidad de un sombrero, uno de 300 euros puede resultarle económico, y el que no, un sombrero de 20 euros euros le puede resultar caro», concluyó Bonet.