La psicóloga intenta hacer ver a las afectadas dónde surge el problema | MARCELO SASTRE

Chicas con baja autoestima y muy perfeccionistas y exigentes con todo lo que hacen. Es el perfil habitual de quien padece un trastorno de conducta alimentaria (TCA). Además, en estos últimos años se ha detectado que las afectadas son cada vez más jóvenes. «Hay niñas que empiezan con ocho años», asegura Naiara Goizueta, psicóloga en la Asociación de Familiares y Enfermos con Trastornos de la Conducta Alimentaria de Ibiza y Formentera (Afecta).

«El machaque al cuerpo se da desde muy pequeñas», dice. Algo que se explica por los estándares de belleza de la sociedad actual y en el que las redes sociales han adquirido especial protagonismo.

«Internet hoy día es una fuente de cánones de belleza y de perfección que aunque al final todo es falso, muchos adolescentes quieren conseguir», señala Sonia Torres, dietista nutricionista especializada en TCA. «Hay personajes públicos o instagramers que a costa de dinero promocionan productos o tipos de alimentación que son peligrosos». Esta especialista explica que la mayoría de las jóvenes que acaba en su consulta le comentan que siguen a algún influencer en redes sociales y que quieren tener su cuerpo. «Comparado con hace 10 años que no teníamos esto, las redes están dificultando mucho más todo. Desde muy pequeños tienen Facebook o Instagram y lo que ven ahí es lo que quieren», apunta.
Es el punto de partida de un gran número de trastornos alimentarios, principalmente anorexia y bulimia. Cuando un menor elige como ejemplo algo que es inalcanzable empiezan los problemas. «Las redes sociales pueden ayudar a enfermar», puntualiza Enric Casanova, presidente de la Asociación Afecta en las Pitiusas.

En este sentido, recuerda que además de las redes sociales, cada vez están apareciendo más webs pro #Ana (Anorexia) y #Mía (Bulimia), donde muchas víctimas comparten trucos o remedios para adelgazar.

Síntomas preocupantes
«La irritabilidad, muchas excusas a la hora de comer y en el caso de la bulimia, comer con mucha ansiedad y después desaparecer». Son, según advierte Naiara Goizueta, «señales de alarma importantes para los padres».

En el caso de niñas más pequeñas, que suelen tener una comunicación más fluida con sus progenitores según explica la psicóloga, «pueden hacer algún comentario como ‘mamá, ¿estoy gorda?’ o en la playa quizás no quiera quitarse la camiseta...».

No obstante, desde la Asociación Afecta, indican que muchas veces quien da la voz de alarma son los amigos de las afectadas. La asociación da charlas informativas sobre los TCA en institutos de Ibiza y Formentera y «esas charlas suelen coincidir con el aumento de detección de casos», explica su presidente, quien añade que «en muchos casos las familias no lo asumen y en otros, lo intentan obviar».

Aunque insisten en que «no hay varita mágica» para curar este tipo de enfermedades, la nutricionista explica que «el modelo de alimentación que se da en cada casa es muy importante». Algo que también destaca la psicóloga de la asociación. «Hay madres muy restrictivas, que hacen comentarios sobre que ‘hay que cuidarse ahora que vienen las fiestas o ir al gimnasio porque estoy gorda’… Hay que ir con cuidado, porque, si de repente tienes una hija con el autoestima más baja, eso le va calando y piensa ‘si para mamá es importante estar delgada, para mí también’», dice Goizeta.

El tratamiento en los casos de TCA es tanto psicológico como nutricional. Lo primero es «intentar llegar al origen, al por qué están así», explica Naiara, la psicóloga. «Todo empieza a mejorar cuando son conscientes de su imagen real», señala Sonia. Ambas especialistas hacen hincapié en que después hay que trabajar para enseñarles a comer bien y sano. «La gente piensa que el comer bien va a ser un sacrificio y al final los efectos son totalmente lo contrario: salud, alegría, bienestar y energía», asegura la nutricionista.

Apoyo a las familias
Los trastornos alimentarios siguen siendo muy invisibles. Cuando una familia se encuentra en esta situación la sensación es de «soledad absoluta y más que soledad de sentirse perdido y solo», asegura Enric Casanova.

Por este motivo se creó Afecta, Asociación de Familiares y Enfermos con Trastornos de la Conducta Alimentaria de Ibiza y Formentera. Llevan trabajando y prestando ayuda a las familias de la isla que pasan por este tipo de situaciones desde 2010.

En Ibiza, ahora mismo trabajan con cuatro familias en esta situación, «pero es algo muy variable», asegura su presidente. «Hacemos intervenciones de urgencia y apoyo inicial», explica.

Ayer se celebró el Día Mundial de la lucha contra los Trastornos Alimentarios, y desde Afecta quisieron recordar a las familias de la isla, que ante estas situaciones, tienen un lugar donde ir. La asociación tiene su sede en la Plataforma Sociosanitaria de Ibiza, ubicada en la calle Madrid número 52 de Vila.