Turco, Ada y Duna hicieron varios ejercicios de búsqueda de personas durante la jornada de convivencia de Protección Civil que se celebró ayer en la localidad de Forada. | Toni Planells

Ayer era día para compartir experiencias, para charlar y hacer equipo entre los voluntarios de Protección Civil de las Pitiusas. Más de un centenar de personas de todos los municipios de Ibiza y de Formentera se reunieron en Forada para celebrar una jornada de convivencia con una gran paella. Pero antes de empezar a darle al tenedor hubo ocasión de conocer las habilidades de tres integrantes con mucho olfato.

Jugar a salvar vidas
Turco, Ada y Duna son tres efectivos más de Protección Civil. Tres perros de rescate de dos tipos: de rastreo (Duna) y de venteo (Turco y Ada).

Turco es el pastor alemán de nueve años de Cristóbal Lanzas, el responsable de la unidad canina de Protección Civil de Sant Antoni. Cristóbal entró a formar parte de esta agrupación, en parte, gracias a Turco. Desde que el perro tenía pocos meses notó que estaba muy pendiente de su hija pequeña. Lo puso a prueba. Le pidió a su hija que se escondiera y a Turco que la buscara. En pocos segundos la localizó y avisó de su ubicación.

A fuerza de hacer cursillos y seminarios han ido aprendiendo los dos. «Ahora si podemos ofrecer nuestra ayuda y localizar a una persona, ahí estamos». Cristóbal y Turco son un equipo, un binomio fundamental para la búsqueda de personas en Ibiza. «La isla es muy boscosa, por lo que sería muy difícil buscar solo con la vista humana. El olfato de los perros es fundamental».

En Formentera cuentan con dos perros de Protección Civil, que forman parte de la Asociación de Amigos de los Perros de la isla.

Ada, que tiene tres años, también es un perro de venteo como Turco, olfatea en grandes espacios para localizar personas. Es una pastor alemán muy inquieta. «Para ella buscar personas es un juego. Busca a alguien que le dará un juguete», explica Francis, su guía.

Pero para Protección Civil no cuestión de jugar sino a veces de vida o muerte. Francis explica cómo observó la necesidad de una ayuda canina en un suceso con triste final. Un niño con síndrome de down que jugaba al escondite con sus padres desapareció en Formentera. Encontraron su cuerpo sin vida en el maletero de un coche. «La gente lo que menos pensaba es que estuviera tan cerca. Si hubiéramos tenido un perro de rescate lo hubiera encontrado».

A partir de ahí empezó a buscar un perro adecuado y encontró a Ada, a la que adiestra con profesionales desde hace más de un año. Ahora en Formentera trabajan para conformar una unidad canina oficial.

Parte de esa unidad sería Duna, una labrador retriever de ocho años, muy tranquila, que trabaja por rastreo puro. En las situaciones de desaparición de personas estos perros son los primeros que actúan en busca del rastro reciente. A diferencia de Turco y Ada, que buscan el juego, Duna rastrea por comida. Parece fácil, le pides algo al perro y responde a cambio de un premio. Pero los resultados son fruto de años de trabajo. «Se aprende a base de errores y muchísimas horas de trabajo», precisa.

Hoy en día los tres son efectivos fundamentales en las islas, que actúan cuando se les requiere y ayer dieron muestra de su buen hacer.