Abel Matutes Juan compareció ayer en rueda de prensa para anunciar, visiblemente emocionado, su progresiva retirada de la primera línea empresarial.

Abel Matutes Juan, Don Abel, anunció ayer el tercer paso atrás de su vida: deja de gestionar hoteles después de llevar 50 años haciéndolo en medio mundo para gestionar solo edificios. El primero fue cuando decidió colgar las botas de futbolista profesional y el segundo cuando comprendió que era incompatible continuar siendo político de primera fila y hombre de negocios al mismo tiempo, máxime cuando uno ya ha sido durante tres mandatos comisario europeo de Exteriores y durante cuatro años, ministro de Exteriores del Reino de España, por lo que pocas aspiraciones más le quedan, salvo ser presidente del Gobierno, algo que no entraba en sus planes en ese momento porque ya estaba Aznar haciéndolo tan bien que obtuvo una holgada mayoría absoluta y había una larga lista de aspirantes más jóvenes que él detrás.

La de ayer no fue una rueda de prensa más de las muchas que ha protagonizado en su vida. No se le olvidará fácilmente. Ofició de maestro de ceremonias presentado el acto y dando la palabra a su hijo, «el protagonista de hoy [por ayer]» y nuevo presidente de la compañía hotelera, intervino para recordar la historia de éxito del Ushuaïa, regañó en público a su hijo («corres mucho en coche, como en todo»), dio consejos de «abuelo» («hay que ir con prudencia») y se autodefinió como «Míster no», por todas las veces que ha dicho no a cualquier propuesta que le pareciera disparatada en aquel momento. Como las «dos o tres veces» que dijo «no» al Ushuaïa, a la postre el elemento que ha facilitado la transformación de la empresa que él creó junto a su hermano y algunos hombres de confianza en una multinacional de prestigio.

Se va de la hostelería dejando también la presidencia de la Mesa del Turismo tras diez años en favor de Juan Molas, quien hasta finales de 2019 fue presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat).

A un servidor le confesó el año pasado por estas mismas fechas en Fitur que «no tengo intención de retirarme nunca, ya se encargarán de ello desde el más allá». Y así es, ya que, de momento, seguirá siendo presidente del holding familiar de Empresas Matutes, es decir, seguirá gestionando los activos hoteleros, otras inversiones y negocios del grupo.
No se puede hablar, pues, de retirada, pero sí de «progresiva retirada». «No hay deuda que no venza, ni plazo que no se cumpla», dijo ayer al principio de su intervención dando a entender que era la hora de rebajar la exigencia laboral. «Me centraré en la propiedad de los hoteles y en otros ámbitos que también espero poder delegar con el tiempo», advirtió.
Visiblemente emocionado, atento a las explicaciones de los ahora máximos directivos de una empresa del grupo que preside, no dejó pasar la oportunidad de explicar la transformación que supuso en la compañía reposicionar el hotel Playa d’en Bossa en el Ushuaïa, después de que el Consejo de Administración que presidía paralizara la operación en varias ocasiones. «El mérito es todo de Abel [su hijo]».

Hijo que le amenazó con un «me voy a establecer por mi cuenta» después de toparse con negativa tras otra, a pesar de que «cada vez mejorábamos el proyecto», tanto que «el que finalmente ejecutamos se parecía poco al que presentamos por primera vez en 2007».

Ahí cambió la historia de la empresa, ya que Abel padre entendió que había que darle la oportunidad de «fracasar» al hijo ahora presidente y que con esta intentona no habría «más proyectos de bomberos sobre la mesa». «Mejor que fracase cuando estemos nosotros todavía al mando», confesó que les dijo a los otros consejeros. Bendito fracaso. Un éxito rotundo con el que «ayudamos a cambiar Ibiza», en palabras del hijo, calificado como «el salto que Ibiza necesitaba», en palabras del padre. Eso sí, con la ayuda de unos «empresarios muy dinámicos, tanto de la oferta complementaria como hoteleros».
Historia viva del turismo de Ibiza en formato «rollito del abuelo» con el que acabó Abel Matutes Juan el inicio de su retirada.