En lugar de Govern balear, podría llamarse Govern de Mallorca», sentenció indignado el vicepresidente del Consell d’Eivissa y conseller de Movilidad, Javier Torres, el pasado jueves a a Periódico de Ibiza y Formentera.

Lo dijo en relación a la última mallorquinada del Ejecutivo de Francina Armengol: traspasar a Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM) los 10 millones de euros del remanente generado por los miles de usuarios de los puertos de Baleares, entre ellos los de los lucrativos puertos de Sant Antoni y Sant Eulària, para financiar el pozo sin fondo que supone para las arcas públicas que la izquierda se ponga cachonda con el tren de Mallorca.

Torres, entre reunión y reunión del taxi, clamó al cielo cuando. Se sintió impotente porque a él el Govern le racanea el millón de euros anual que viene pidiendo desesperadamente a ese mago del marketing político, Marc Pons, para financiar el roto financiero que le dejó en el Cetis el PSOE, partido que, por otra parte, se dedica a pedir alegremente que todos los menores de 26 años vayan en autobús gratis y se atreve a incluir en la ponencia política aprobada en el último congreso, esa que su secretario general, Josep Marí Ribas Agustinet, se leyó en diagonal si es que se la leyó, que hay que estudiar una barra libre 24 horas para todo el mundo, lo que supondrían 20 millones de euros al año.

El partido del conseller de Transportes calculó hace unos meses que un ciudadano de Mallorca recibe cinco veces más al año que uno ibicenco para que en Mallorca tengan tren deficitario, metro deficitario y autobuses deficitarios (aquí también lo son).

No contentos, trabajan, o al menos eso dicen, para que en un futuro tengan muchos más kilómetros de trenes y de metro ruinosos. Como no hay dos sin tres y queda muy chulo tener tranvía, éste también tendrá su propio agujero negro.

Ufana Armengol y ufano Pons anunciaron en el pasado mandato 1.750 millones de inversión para el Plan Director Sectorial de Movilidad de Baleares, título que es una falacia porque debería llamarse Plan Director Sectorial de Movilidad de Mallorca al que hemos añadido algunos carriles pintados de rojo y con la inscripción de VAO (Vehículos de Alta Ocupación) para las islas menores para que parezca que hacemos algo.

Ese pastizal que la Comunidad no tiene -si lo tuviera no habría congelado las aportaciones a los centros educativos ni habría traspasado los fondos de puertos al tren de Mallorca- se quedará en Mallorca.

Marc Pons intenta desesperadamente obtener fondos del Ministerio de Fomento para ello.
Todo este dislate nace de una irregularidad propiciada por los dos grandes partidos que se sometieron a los deseos de la banda delictiva de Unió Mallorquina. Maria Antònia Munar no quiso oír ni hablar del tren de Mallorca y el transporte público fue traspasado únicamente a los consells de Ibiza y Formentera y de Menorca y, posteriormente, su financiación incluida en la Ley de Financiación de los Consells. Por eso, el transporte público de Mallorca se paga a cuenta de los Presupuestos de la Comunidad, lo que permite aquello de quien parte y reparte se queda con la mejor parte.

Y si no basta, tiro de ecotasa. Y si tampoco es suficiente, tiro del remanente de puertos.
Lamentablemente, sin traspaso de competencias aún sería peor, motivo por el que los consells de las islas más pequeñas son más proclives a aceptarlas, ya que así se aseguran un mínimo que si no, dependería de la discrecionalidad del conseller de turno.

Una más. Siendo grave el traspaso al tren, lo peor es que no es único. Sin ir más lejos, esta semana hemos conocido que el Govern tiene la desfachatez de ofrecer la gestión de las depuradoras sin traspasar los ingresos que genera el canon de saneamiento, lo que, si no fuera verdad, sonaría a broma de mal gusto. El simple planteamiento de una propuesta de este tipo demuestra que siguen sin entender nada, o entienden demasiado y nos quieren tomar por tontos.

También ha estado por aquí la Agencia Estratégica de Turismo de las Islas Baleares (AETIB), invitada por el director insular de Turismo, Juan Miguel Costa, para que los empresarios pudieran conocer de primera mano que detrás del cuento de los Segmentos Estratégicos de Turismo (SET) hay fondos a repartir. En caso contrario, ni aparecen por aquí y otra bicoca que vuela.

La AETIB se ha quedado este año con cuatro millones de euros de promoción turística que no fueron traspasados en su momento a los consells, lo que, regla de tres mediante y según sus criterios de reparto, supondría medio millón de euros más al Consell d’Eivissa y 160.000 más para el de Formentera.

Con el traspaso de la promoción turística a los consells, en este caso todos, este chiringuito debería haber desaparecido y con él, el criterio de que la ecotasa es un instrumento para financiar las necesidades del Govern allá donde le plazca sin atender las necesidades de consells y ayuntamientos.

Sin perjuicio de que se establezca algún porcentaje como fondo de compensación, la ecotasa y el canon de saneamiento deben destinarse a la isla en la que son recaudados y la decisión ha de ser de cada Consell en colaboración con los ayuntamientos.

El canon no es un impuesto, como su propio nombre indica, y la ecotasa tiene aún carácter finalista, por lo que el argumento del carácter redistribuitivo de los impuestos merece sus matices.

India sí, Ibiza no. Francina Armengol ha tenido tiempo para irse a hacerse fotos a la India, pero no para reunirse con el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí, para renegociar los convenios con los que el irresponsable de Vicent Torres hipotecó la institución al comprometerse a financiar proyectos de competencia autonómica. La costumbre nos hace convivir con naturalidad con noticias como que la sanidad pública ibicenca presenta los peores indicadores en listas de espera, que el conseller de Educación admita sin ponerse colorado que tenemos déficit de infraestructuras educativas y que IB3 repone y repone y tiro porque me toca Entre pins i savines mientras se resiste sin ningún pudor a contratar nuevas producciones autóctonas con las que hacer un hueco en la parrilla entre Gent de la Mar y Uep com Anam.

«Federalismo interior». A todo esto el PSIB tiene el morro de llamarle «federalismo interior» ante lo que yo me pregunto qué estaría pasando si fuera centralismo. Con el Partido Popular estaría pasando tres cuartos de lo mismo, si no fuera Gabriel Company su líder. Con este último al frente del Govern, aún sería peor.