Aunque ahora están cerrados, la calle Soledad tiene varias bodegas, licorerías o supermercados a pocos metros el uno del otro. Basta con andar unos pocos pasos desde la calle Cervantes –límite de la zona anti excesos– para conseguir un poco de alcohol. | DANIEL ESPINOSA

Son 50 pasos o son 110 pasos. Esas son las distancias que separan la parte más cercana y la más lejana, respectivamente, de la calle Soledad –fuera del decreto anti excesos del Govern balear– de la calle Cervantes –dentro–, en Sant Antoni.

Periódico de Ibiza y Formentera contó, en la calle Soledad, siete bodegas, licorerías o supermercados, que tampoco pueden vender alcohol en el horario establecido por el Ejecutivo. Entre ellos, hay unas distancias relativamente cortas, de entre 15 y 50 metros, aproximadamente. Además, en algunas otras vías perpendiculares a la calle Soledad, como es el caso de la calle Isidor Macabich, hay también alguna otra.

Preguntado al respecto, el alcalde de Sant Antoni, Marcos Serra, recordó que el Govern quería aplicar el decreto sólo a las «cuatro calles» del West End y ellos multiplicaron por cuatro la zona de prohibición.

Serra, quien recordó que el Ayuntamiento había incluido las calles Estrella, Madrid y Ramón y Cajal precisamente porque vieron que había bodegas, declaró que, «hasta que no se amplíe a toda Balears», el problema persistirá, porque «siempre quedará una bodega una o dos calles más allá». En este sentido, se preguntó por qué, «si el decreto eran tan bueno», no se ha aplicado a todas las islas, ya que aseguró que en ellas, y también en la de Ibiza, «hay puntos que lo necesitan más que Sant Antoni».

«Evidentemente es discriminatorio», reconoció el alcalde, quien desveló que tienen prevista una reunión después de verano con el conseller de Modelo Económico, Turismo y Trabajo, Iago Negueruela, «para ver si hay que modificar la zona o en qué falla».

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Por otro lado, Serra criticó al Govern porque les solicitaron las estadísticas de criminalidad, borracheras, acoso sexual o balconing después de haber promulgado el decreto. «Quiero decir con ello que lo han aplicado sin tener los datos encima de la mesa y quizá se tendría que haber puesto en práctica en otras zonas antes que a nosotros», declaró el alcalde.

Serra dijo que otra duda que tenían era referente a la recaudación, que no saben si irá en su totalidad al Govern balear, si se podrá recaudar desde el Ayuntamiento o cómo va a funcionar el sistema. «Queremos saber cómo van a tramitar cada expediente cuando haya alguna sanción, porque, si van a tardar todo el verano, quizá sea mejor que lo hagamos nosotros», aseguró.

En definitiva, dijo Serra, «el decreto fue impuesto con mucha celeridad y ahora surgen muchas dudas», por lo que, antes de hablar de ampliaciones de la zona de la prohibición, quieren «resolverlas». En este marco se encuadró la conversación que mantuvo el Consistorio la semana pasada con la directora general de Turismo del Govern, Rosana Morillo.

El hotel Piscis Park
Por su parte, el concejal de Proposta per Eivissa (PxE) Joan Torres estuvo de acuerdo con lo dicho por el alcalde y señaló que, además de la calle Soledad, se podría estudiar si ampliar la zona desde Ramón y Cajal hasta la calle Londres para que entrara en ella el hotel Piscis Park, que funciona con un todo incluido «y había gente que lo comentaba».

Mientras tanto, el portavoz de PSOE-Reinicia en el Ayuntamiento de Sant Antoni, Simón Planells, reiteró que él ampliaría el decreto a todo el núcleo urbano, ya que, si no, «el alcohol se va a seguir vendiendo». Sin embargo, se mostró cauteloso respecto a la posibilidad de aplicarlo a toda la isla porque, según dijo, desconoce las particularidades de otros municipios. «Sé que Sant Antoni tiene un problema con el alcohol en sus calles», afirmó.