David Tenza explica su situación desde detrás de las tiendas de campaña. | DANIEL ESPINOSA

Están cansadas, sobre todo mentalmente. Las dos familias desalojadas de la escalera 2 de los apartamentos Don Pepe, acampadas desde el viernes frente al Ayuntamiento, afirman que, a pesar de todo, seguirán allí hasta que se les dé una solución. «Es una acción indefinida y si no conseguimos nada recurriremos a la huelga de hambre», aseguró ayer Catherine, de 68 años. David Tenza, otro de los vecinos, confirma que lo están sopesando, «si nada avanza con esta gente, habrá que dar otro paso».

Se muestran molestos con las declaraciones del alcalde, Josep Marí Ribas, el pasado martes, cuando indicó que estaba abierto a reunirse con ellos. «A nosotros no nos ha dicho nada y si quiere hablar y decírnoslo sabe donde encontrarnos».

Critican que ningún miembro del equipo de gobierno se haya acercado a hablar con ellos, ni siquiera, dicen, para interesarse en saber cómo están. «Desde el viernes nadie nos ha dicho nada. Ni ofrecernos un agua o preguntarnos qué tal hemos dormido. No mordemos. Como mucho les diremos lo que pensamos y creo que escuchar nuestras quejas va en el cargo, para algo son políticos», recriminó, indignado, Tenza.

Desde el Consistorio indican que, a pesar del ofrecimiento de nuevas reuniones, nada ha cambiado desde el pasado viernes cuando el alcalde les ofreció a los vecinos alojarse en el albergue de Sa Casilla. Una opción que los vecinos consideran inadecuada e inaceptable.
Los vecinos insisten en que el cauce de ayudas a través de Servicios Sociales no es una opción para ellos por el elevado precio de los alquileres. «Nos dicen que nos pagarán dos meses de alquiler, pero pagamos un trastero para nuestras cosas y la hipoteca, ¿al tercer mes qué pasa? Con los sueldos que tenemos no nos da».

El Ayuntamiento indica que no puede ofrecer otras alternativas que las que se han ofrecido a todos los vecinos, por razones de igualdad y objetividad.

Noches duras y apoyo vecinal
Agradecen el apoyo vecinal que están recibiendo, es «la parte positiva de esta desagradable situación». «La gente se acerca y nos pregunta por nuestra situación y cuando les explicamos nos expresan su apoyo. Siempre hay algún coche que toca el claxon al pasar por aquí», contó Alejandro.

Una residente en los apartamentos Don Pepe que ha acudido varios días a mostrar su apoyo, muestra las fotos de la comida que les trajo una mujer extranjera el fin de semana. «Trajo dos bandejas de pollo al curry con verduras y cous-cous que había hecho ella». Muchos vecinos de los portales de los Don Pepe en los que hay residentes llaman antes de ir, para preguntar a las familias que están protestando qué les falta. Incluso un hombre llegó a ofrecerles dinero, que rechazaron amablemente.

La parte dura explican que es dormir en las tiendas de campaña. «Es una mierda, para que te voy a engañar. Eso es un infierno. Siempre hace un calor terrible. Ni a mi peor enemigo le deseo esto», explicaba David.