La desaladora de Santa Eulària empezó a funcionar en 2018, seis años y siete meses después de que se construyera. | Marcelo Sastre

La apuesta por parte de l’Agència Balear de l’Aigua i la Qualitat Ambiental (ABAQUA) de fomentar el uso del agua desalada para poder tener más recursos hídricos de agua de pozo durante los meses de verano parece que está dando sus frutos. Según explicó ayer el secretario general de esta agencia dependiente del Govern balear, Juan Calvo, en el cómputo general de la isla de Ibiza y en el de los cinco municipios «se ha constatado un importante aumento de los metros cúbicos empleados durante los meses previos a la llegada del coronavirus y su posterior confinamiento».

Algo que ha provocado, según aseguró Calvo a Periódico de Ibiza y Formentera, que el descenso que se temía por la llegada de la pandemia haya sido bastante menor del previsto. En concreto, en los datos de la isla de Ibiza se puede ver como ya en 2019 hubo un aumento del 29,08 por ciento con respecto al volumen global de 2018. Por meses, en enero, febrero y marzo se ha constatado un aumento del 36,14, 40,02 y 24,13 por ciento respectivamente midiendo las cantidades con el mismo período del año anterior. Los descensos, como es lógico, se empiezan a constatar en abril – donde hubo un 5,31 por ciento menos con una bajada de unos 38.000 metros cúbicos – mayo, junio y julio, que ha registrado casi 192.000 metros cúbicos de agua desalada menos, lo que supone un 15,02 por ciento menos con respecto a 2019. Con estos datos, y sin contabilizar, agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre, la mayor de las Pitiusas lleva registrados desde abril a julio 643.053 metros cúbicos menos que en 2019, un 15,99 por ciento menos.

Por municipios
Si se analiza la situación entre los cinco municipios que forman parte de la isla de Ibiza, Juan Calvo aseguró que la bajada del consumo del agua desalada se ha notado «de manera mucho más intensa y clara en aquellos que viven mucho más directamente del turismo».

Así, por ejemplo, Sant Antoni es la que ha registrado hasta el momento un mayor descenso, con un 31,97 por ciento menos que durante los mismos meses del 2019. Concretamente, la Villa de Portmany acumula 547.952 metros cúbicos lo que supone 144.834 menos que el año pasado. En concordancia a las afirmaciones de Juan Blanco, en enero el aumento fue del 57,07 por ciento, en febrero del 39,27 por ciento y en marzo del 26,18 por ciento. En los meses siguientes el descenso ha sido un 21,71 por ciento en abril, un 40,98 en mayo y un 48,82 por ciento en junio. Después, en julio, la bajada se ha estabilizado en un 31,97 por ciento debido a los 57.706 metros cúbicos menos que se han consumido en comparación a 2019.

Por su parte, Vila «con una población más fija y estable durante todo el año», registra durante los meses llamados «covid», desde abril a julio, un descenso acumulado del 16,53%. Una cifra que choca con el aumento total del 1,17% que hubo durante los doce meses de 2019 con respecto al 2018. Además, en Vila durante los tres primeros meses del año hubo un aumento del consumo de metros cúbicos de agua desalada de 9,32, 14,18 y 8,58 por ciento respectivamente, comenzando a notarse la bajada a partir de abril. En este caso, el peor mes de 2020 contabilizado hasta el momento es el de junio, con una bajada de 85.581 metros cúbicos, un 20,87 menos que en el mismo mes de 2019.

Sant Josep también ha registrado un importante descenso. En este caso del 11,04 por ciento en lo que llevamos de 2020, debido en buena medida a que durante los primeros cuatro meses – enero, febrero, marzo y abril – hubo importantes ascensos en el consumo, llamando especialmente la atención el aumento del 45,97 por ciento de febrero. Esta bajada deja las cifras muy lejos del espectacular incremento que se registró durante 2019, donde los residentes del municipio gastaron casi cuatro millones de metros cúbicos de agua, lo que supuso una diferencia de 1.098.941 y un 38,23 por ciento en comparación a lo que se registró en 2018.

Mientras, en Sant Joan se han consumido hasta el mes de julio 24.660 metros cúbicos menos que en los mismos meses de 2019. Esto ha supuesto un descenso acumulado en los meses «covid» de 34,55 por ciento, siendo el mejor mes el de enero con un aumento del 21,31 por ciento y el peor el de mayo, cuando se registró un descenso del 8.420 metros cúbicos, lo que supuso un 42,31 por ciento.

Y entre tanta noticia negativa aparece Santa Eulària. El municipio presidido por Carmen Ferrer es la única que mantiene el aumento del uso del agua desalada en toda la isla a pesar de la llegada del coronavirus. En este caso acumula una subida desde abril a julio del 12,71 por ciento gracias fundamentalmente a que no ha habido descensos y que, por ejemplo, enero de 2020 registró 66.759 metros cúbicos consumidos, lo que supone casi 60.000 más que en 2019. Febrero y marzo también resultaron muy positivos con subidas de hasta el 606 por ciento, e., incluso, julio, con todos los problemas que arrastra la isla, concluyó en Santa Eulària con 6.317 metros cúbicos más que en 2019.

Situación en Formentera
Por otro lado, Formentera también ha registrado un descenso considerable en el uso de agua desalada en lo que llevamos de año.

Según datos de ABAQUA hasta el mes de julio, y con lo contabilizado, el descenso acumulado alcanza los 136.913 metros cúbicos, suponiendo una bajada total de un 40,82 por ciento desde el mes de abril. Solo en el mes de julio este descenso ha sido del 21,09 por ciento con respecto al mismo mes pero de 2019 y en el caso de la Pitiusa menor todos los meses de este 2020 han registrado pérdidas. La más importante se produjo durante el mes de mayo, donde los formenterenses consumieron algo más de 31.659 metros cúbicos por los 73.662 de 2019 y los 81.715 de hace dos años.

También se ha notado un importante descenso en los metros cúbicos de agua consumidos al día durante esos primeros siete meses del año siendo el mes de julio en el que más se consumió con 2.924 y enero el que menos con 687.

El problema de la pérdida de agua
El secretario general de ABAQUA, Juan Blanco, también valoró el Informe del Observatorio de Sostenibilidad de Ibiza Preservation hecho público hace apenas unos días. Según datos recogidos por la Alianza por el Agua de Ibiza y Formentera, «el agua no registrada de la isla de Ibiza alcanzó un 27.94 por ciento del total en 2019, lo que supone un volumen de 4,3 hectómetros cúbicos de agua potable, mucho mayor al total de la producción de la desaladora de Vila durante dicho año».

Blanco aseguró que esta pérdida «es un problema crónico que arrastra la isla y los cinco ayuntamientos desde hace muchos años sin que, desgraciadamente, se soluciones de una vez por todas». En este sentido, recordó «que no es un tema que tenga que afrontar el Govern balear a través de l’Agència Balear de l’Aigua i la Qualitat Ambiental sino los propios consistorios poniendo en marcha planes de contingencia que sean lo más eficaces posibles».

Además, el secretario general de ABAQUA explicó que en una reunión en febrero se explicó a los alcaldes «lo importante que es que los ayuntamientos hagan un esfuerzo para minimizar estas pérdidas» y que le consta que ya se está haciendo. «Tenemos que trabajar conjuntamente para potenciar el uso de agua desalada y así que los acuíferos puedan tener mayor margen y puedan respirar sin que se consuma tanto agua de los pozos, pero todo pasa por tener una red adecuada ya que no tiene ningún sentido que se mejoren las desaladoras si luego hay pérdidas constantes», concluyó.