Josep Marí Ribas y Vicent Marí, el pasado sábado en Can Guerxo, serán futuros rivales al Consell en 2023. | Marcelo Sastre

Mañana tendremos un peor Govern que el que teníamos el lunes pasado. Con el tiempo, se reducirá la brecha de la experiencia, ya que entran tres inexpertos que nunca han sido consellers, Josep Marí Ribas Agustinet, Miquel Company (Miky para los amigos) y Mercedes Garrido, y salen dos, Pilar Costa y Marc Pons, que llevaban casi 300 semanas seguidas sentándose en el Consell de Govern y una, Isabel Castro, que antes de empezar la legislatura había sido directora general de Trabajo.
Desde ese punto de vista, no parece lo más razonable cambiar el equipo en plena pandemia. Por la capacitación de unos y otros, tampoco.
El argumento de que los consellers salientes están quemados decae al ver cómo siguen los abrasados Iago Negueruela, Patricia Gómez y Martí March.
Pilar Costa dice que ha sido ella la que ha pedido el relevo, algo que pudiéndose ser cierto y comprensible, no es suficiente para propiciar por sí mismo un movimiento de tanto calado.
Marc Pons había sido cuestionado en público por los socios del PSIB, lo que es mucho cuestionar.
Isabel Castro se ha visto envuelta en la remodelación sin comerlo ni beberlo.

·No era urgente. No es urgente crear una agencia pública de salud que, de momento, nace sin organigrama y sin cambios en la Conselleria, ni tampoco la Conselleria de Fondos Europeos, ya que no se sabe cuándo llegarán, ni cuántos, ni si realmente llegarán más de los que habrían llegado sin su creación o llegarán menos.
Menos creíble aún es que Francina Armengol haya enviado a Marc Pons a Madrid con el objetivo de tener un hombre de su máxima confianza en las entrañas del Gobierno, ya que, no nos engañen, se trata de un puesto más propio de un fontanero que de un político de primera línea.
Si hubiera querido un hombre en Madrid que facilitara la interlocución con los ministerios de Pedro Sánchez y, gracias a ello, tener más capacidad para atraer fondos europeos desde Moncloa, Armengol habría echado mano del cargo de delegado del gobierno (comisionado autonómico oficialmente) en Madrid que dejó vacante Francesc Antich, actual presidente de Autoridad Portuaria de Baleares, cuando dimitió del cargo al no tener nada que hacer porque el Gobierno estaba en funciones y por el que ingresaba 58.000 euros anuales, derecho a vivir en un piso propiedad de la Comunidad Autónoma en la capital a parte y quién sabe si con algún plus o dieta adicional.

Guardia pretoriana. Cuesta entender que la presidenta se haya desprendido de los dos consellers con los que está más unida, hombres leales y de su máxima confianza porque una está cansada y el otro ha sido criticado por sus socios. Y menos en plena crisis sanitaria.
El valor de Costa y Pons era, además, doble, ya que ambos servían para controlar las tres islas de cuyos consells habían sido presidentes, aspecto muy relevante en una comunidad como la nuestra.
Por si no fuera suficiente, Pilar Costa ha desempeñado con suficiencia la portavocía del Ejecutivo, cargo que no parece el más indicado para el inspector de trabajo gallego en excedencia que ha ido, además, perdiendo el favor de la clase empresarial al mismo tiempo que crecían las olas.

·Autoridad Portuaria. Cuando la juez Martina Mora levante el secreto del sumario de la investigación que se llevó por delante a Joan Gual de Torrella y practique nuevas diligencias sabremos si esta jugada está relacionada con que ambos, Pilar Costa y Marc Pons, estaban sentados en el consejo de administración de Autoridad Portuaria de Baleares para, además de llevarse la dieta de casi mil euros, votar las adjudicaciones que motivaron la investigación judicial.
«El elevado número de personas implicadas» que ha justificado la enésima y anómala prórroga del secreto de sumario infiere que la investigación excede a Gual de Torrella y a las personas que fueron detenidas o a la que se tomó declaración: Miguel Puigserver (vicepresidente); Juan Carlos Plaza (director); Armando Parada (jefe de Proyectos y Obras); y Dolores Ripoll, jefa de la Abogacía del Estado en Baleares.
Será el momento de saber si parte de este cambalache o todo ha sido motivado para evitar el siguiente titular: Imputados dos consellers del Govern balear por la adjudicación irregular de amarres.

·Candidato ‘in pectore’. La respuesta que publicamos hoy del alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, deja bien claro que a día de hoy el futuro rival de Vicent Marí a las elecciones del Consell d’Eivissa en 2023 será Josep Marí Ribas Agustinet.
Detrás de este objetivo está el nombramiento cuota ibicenca del Govern, ya que, independientemente de la cartera que ocupen, los consellers no mallorquines ejercen de una suerte de delegados del Govern en cada una de sus islas y representan al presidente en los actos oficiales, misas, ball pagés y procesiones de carros, algo a lo que dan mucha importancia los políticos.
Por contra, deberá lidiar con una contradicción: cerrar el puerto de Sant Antoni en contra de los intereses de Ports de Balears que presidirá pero en coherencia con su voto en el Pleno de Sant Josep.
También asume la cartera de Vivienda en la isla en la que la vivienda representa un problema descomunal al que será incapaz de dar respuesta.

· ¿Será Guerrero el futuro alcalde de Sant Josep? El movimiento de Armengol obliga a Sant Josep a buscar alcalde. Todas las papeletas apuntan a Ángel Luis Guerrero como sustituto natural de Agustinet, nombramiento que está sujeto al refrendo de la agrupación socialista de Sant Josep.
Sea quien sea, tendrá tiempo suficiente para presentarse a las próximas elecciones como si fueran una reelección aunque nunca las haya ganado.
Agustinet deja el marrón del convenio de Port des Nebot, el marrón de las Normas Subsidiarias provisionales, el marrón de los apartamentos Don Pepe, el Marrón de cala Vedella, el reto de la adjudicación de la redacción del Plan General y la remodelación del paseo marítimo de la bahía de Portmany con fondos de la ecotasa, del Consell y en colaboración con el Ayuntamiento de Sant Antoni.