El joven Rares Constantin Popa.

Rares Constantin Popa es rumano y tiene 27 años. Hace 12, cuando era una gran promesa de la bicicleta, en un salto se rompió el cuello y desde entonces va en silla de ruedas. Sin embargo, eso no le ha impedido seguir siendo una persona activa e inquieta que desde unos meses se ha puesto como objetivo poner en marcha un proyecto de viviendas supervisadas en la isla para que las personas con discapacidad física puedan hacer una vida con la mayor autonomía posible.

Se trataría de un proyecto pionero en Ibiza pero que ya lleva años desarrollándose en Mallorca desde hace casi dos décadas gracias al buen hacer de la Asociación Balear de Personas con Discapacidad Física (ASPROM) y el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS). De momento, Rares ya se ha reunido con el director insular de Bienestar Social del Consell Insular d’Eivissa, Santi Marí, con el conseller insular de Deportes y Juventud Salvador Losa y con los responsables de la Asociación de Esclerósis Múltiple de Ibiza y Formentera, y todos ellos se han mostrado muy receptivos ante la idea.

Concretamente, el joven rumano pide viviendas que estén adaptadas a las necesidades de cada persona con discapacidad física. «Yo estuve un tiempo en la Residencia de Can Raspalls y me fue muy bien pero ahora, cuando he vuelto a vivir con mis padres, me he dado cuenta que no podemos estar dependiendo en todo momento de ellos y que las viviendas, como la que yo comparto con ellos, generalmente tienen una serie de barreras que nos hacen complicado poder hacer un día a día relativamente normal y por ello, nos gustaría que en Ibiza se pueda poner en marcha algo parecido a lo que se hace en Mallorca».

El ejemplo de Asprom
A lo que hace referencia Rares son las cuatro viviendas que tiene Asprom en Palma, concretamente en la zona des Rafal Nou, en Son Gibert. Según explicó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera el coordinador del Área asistencial de la asociación, Xavi Gurdiol, en ella conviven 18 usuarios con distintas edades y grados de discapacidad con el fin de que su vida sea lo más autónoma y normal posible y para ello los pisos están completamente adaptados a sus necesidades. «Las camas tienen distintas medidas pensando en cada inquilino, las puertas son mucho más anchas de lo normal, de hasta metro y medio, hay muchos espacios diáfanos para evitar colisiones con las sillas de ruedas, las cocinas son totalmente accesibles para ellos y el baño, que siempre es el punto más crítico, también cuenta con platos a nivel del suelo y sillas y plataformas para que todo sea mucho más sencillo», aseguró Gudiol.

Además, en todo momento las personas que allí conviven cuentan con el apoyo del personal de la asociación para tareas tan básicas como la higiene. Incluso, según Xavi Gudiol, se organizan actividades de socialización que incluyen deportes, cenas en las casas entre todos, ir de compra a un centro comercial o cosas «tan sencillas y tan gratificantes» como ver series de las principales plataformas digitales. «El objetivo básico de este servicio es que la persona se sienta cómoda y valorada y eso pasa por normalizar su día a día mediante actividades cotidianas en las que sean dueños de sus propias decisiones, fortaleciendo su autonomía y su propia independencia».

Según el representante de Asprom este servicio se puso en marcha en Mallorca a principios del año 2000, siguiendo el ejemplo de lo que ya se hacía en el Norte de Europa «con el objetivo de que los lesionados medulares pudieran tener una vivienda alternativa adaptada mientras se arreglaba o se ponía en marcha la que vivían». Sin embargo, con el paso del tiempo el proyecto ha tenido tal éxito que ahora da servicio de forma permanente a 18 usuarios, con una amplia lista de espera.

Actualmente, para poder acceder a una plaza hay que rellenar un formulario en el IMAS y luego pasar una entrevista personalizada con el personal del instituto y también de ASPROM para valorar cada circunstancia personal. Después, cuando se queda un plaza libre, una parte del coste económico lo abona el IMAS y la otra se hace mediante un copago abonado por el usuario y que es mayor cuanto más altos son sus ingresos. «Así, dicho en frío, puede resultar un servicio caro pero al final resulta mucho más barato que estar en una residencia y además tiene una serie de valores añadidos para el inquilino como son una mayor independencia y autonomía y, por ejemplo, la sociabilización con compañeros de piso que, según todos los estudios, se ha demostrado que es muy beneficioso», concluyó Xavier Gudiol.

Reacciones en Ibiza
Mientras, en Ibiza la idea de Rares Constantin Popa ha sido muy bien recibida. En el caso de la Asociación de Esclerósis Múltiple de Ibiza y Formentera, su gerente Ismael Vargas, aseguró a Periódico de Ibiza y Formentera aseguró que es una gran idea «pero que hay que estudiarla detenidamente porque ponerla en marcha implica mucho papeleo y mucha normativa, tanto en la parte jurídica como en la parte técnica».

De hecho, Vargas explicó que es un proyecto que la asociación tenía en mente hace tiempo «y que ahora sería muy interesante retomarlo porque garantizaría una serie de derechos que tienen las personas con algún tipo de discapacidad física».

Por ello, se han comprometido «a estudiar junto a Rares todo muy bien, ver hasta donde llegan las competencias del Consell d’Eivissa y del Govern balear y ver si en Ibiza es posible aplicar el mismo modelo que ya funciona en Palma, teniendo en cuenta el problema que hemos tenido siempre en nuestra isla con la vivienda».

Por su parte, desde el Consell d’Eivissa, el director insular de Bienestar Social del Consell Insular d’Eivissa, Santi Marí, explicó a este periódico que la propuesta le parece «muy necesaria y que es vital intentar ayudar a este colectivo de personas con discapacidad física porque hasta el momento en Ibiza solo hay pisos de este tipo para personas con discapacidad intelectual».

En este sentido Marí también se comprometió a analizar el proyecto aunque aseguró que todo pasa por lograr una cooperación entre administraciones. «Estos pisos funcionan muy bien en otros lugares de España porque otorga a estos usuarios una gran independencia y autonomía y por eso creo que entre el Govern balear y el Consell d’Eivissa tenemos que llegar a una colaboración para ver cuales son las competencias de cada uno y ver como podemos hacer para que estas viviendas puedan estar funcionando cuanto antes en Ibiza».