El fisioterapeuta Guillermo Ferrer destaca otro cambio de tendencia y justifica el aumento de las consultas a que la gente ha empezado a cuidarse más como una forma de disfrutar así el tiempo libre debido a ver restringidas las del ocio y las actividades que normalmente realizaban.

El gremio de fisioterapeutas ha mantenido su actividad a un ritmo acelerado. Y es que las consultas se han disparado un 30 % en comparación a años anteriores a la pandemia. Las razones de este incremento tienen que ver con el estrés, un cambio en el estilo de vida, a consecuencia de las restricciones, o incluso las secuelas originadas tras pasar la COVID-19. La vicedecana del Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Baleares, Natalia Pérez, añade a esta lista otra razón para entender la necesidad del servicio, que es que «la atención a nivel asistencial se ha visto mermada por la crisis de la pandemia. La espera para las consultas sanitarias aumentaron, por lo que la gente ha optado por una cita al fisioterapeuta para que su problema o síntoma sea tratado».

El confinamiento ha pasado factura a los ciudadanos, no solo por haber visto reducida su movilidad, sino por la facilidad para lesionarse. La vicedecana menciona que «los aspectos derivados tras la COVID-19 están muy asociados a la disnea, dificultades respiratorias al hacer ejercicio en pacientes que han pasado el virus o atrofia muscular».

El cambio de perfiles, así como nuevas lesiones, ha llegado también a una población que «por lo general ha estado en buena condición física pero que con la inmovilización y las restricciones ha perdido esa condición». Esto se debe, añade la vicedecana, a que «nuestro estilo de vida cambió totalmente. No podíamos ir al gimnasio o a hacer actividad física». Guillermo Ferrer, fisioterapeuta de Vidal Salud, ha percibido en su consulta problemas musculares derivados de las secuelas del virus, «con recuperaciones más lentas y en las que se mustran cansados», asegura. Los profesionales del sector también se han formado, lo que les ha permitido entender el impacto de esta pandemia para cubrir las necesidades que surjan.

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En Baleares hay más de 200 centros de fisioterapia y unos 1.600 colegiados. El Colegio recuerda que la función de este servicio es «mejorar la calidad de vida de los pacientes». Desde el confinamiento, estos profesionales han mantenido las consultas activas y Natalia Pérez asegura que «ha habido mucha confianza por parte de todos ellos».

«Ni el exceso ni el déficit son aspectos positivos para nuestro cuerpo. Debemos programar un plan si estamos todo el día en casa, compaginando ‘parones’ con movilidad. La movilidad general del cuerpo siempre va a ser preventiva a posibles lesiones», justifica la vicedecana del Colegio.