Hoy se celebra el Día Mundial sin tabaco. Desde hace daños en Ibiza y Formentera se trabaja para ayudar a los fumadores que quieren dejar este mal hábito. Los centros de salud de Vila y Sant Josep reanudaron los talleres grupales de tratamiento del tabaquismo tras la mejora de los datos epidemiológicos. Unos talleres que ya han finalizado tras seis sesiones.

En Sant Josep contaron con ocho participantes, cinco de los cuales dejaron el tabaco. En en centro de Vila el taller grupal tuvo una participación de cinco personas, debido a las limitaciones de aforo por las medidas sanitarias, y una mujer consiguió dejar de fumar. Las cuatro restantes se valorarán en unas semanas.

El resto de centros de las Pitiusas está en proceso de captación de pacientes fumadores que deseen abandonar el tabaco para próximamente iniciar las sesiones de grupo. Por su parte, el centro de Sant Antoni de Portmany ha continuado durante la pandemia ofreciendo sesiones grupales a los usiarios del centro utilizando aplicaciones online.

Respecto al Día Mundial sin tabaco, los centros de salud pondrán mesas informativas en la entrada y en algunos casos, como el de Santa Eulària des Riu, y Sant Josep las mesas serán coordinadas con los respectivos Ayuntamientos y ubicadas en zonas públicas.

Trabajo mental
Estela Terrer, enfermera del Centro de Salud de Vila, lleva 18 años impartiendo este tipo de talleres y reconoce que esta época está siendo la más difícil a la que se ha enfrentado. La crisis provocada por la COVID-19 ha generado mucho estrés y ansiedad, y por tanto ha hecho que sea más complicado dejar de fumar.

En estos talleres que se desarrollan en una sesión semanal de dos horas durante seis semanas se trabaja mucho el refuerzo mental y anímico. Esta enfermera explica: «Les acompañamos en este proceso, les damos consejos, les ayudamos a que vayan reduciendo la cantidad para que lleguen bien físicamente». «Se realizan difernetes acitivades. Todas a ellas a nivel emocional. El principal problema no es físico, es mental. Se trata de cambiar un hábito y se utilizan este tipo de técnicas para buscar otras cosas que puedan sustituir al tabaco», añade.

Por último, Terrer animó a todos aquellos que quieren dejar este mal vicio: «Es muy complicado dejar de fumar, pero animamos a todos aquellos que quieren intentarlo a que se pongan en contacto con sus centros de salud, porque se les puede ayudar».

En estos talleres se trabaja con equipos multidisciplinares en los que también está un médico que puede recetar un fármaco para ayudar en los casos que sea necesario. El pasado 1 de enero de 2020 se produjo un hito importante en la lucha contra el tabaquismo: entró en vigor la financiación de dos fármacos para dejar de fumar, la vareniclina (Champix) y el bupropión (Zyntabac). En Balears 6.680 personas fumadoras lo empezaron, pero tal vez porque en época de pandemia no es fácil, lo completaron apenas un 22 %, 1.457 de ellos.

Con la llegada de la COVID, los centros de salud pasaron a realizar un seguimiento por vía telefónica u otros medios tecnológicos pero no es hasta ahora cuando la Conselleria ha anunciado la recuperación, al 100 %, de la oferta de recursos para dejar de fumar que ofrecen los centros de salud.

Mortalidad
Cabe recordar que el tabaquismo es responsable del 38 % de las muertes en los hombres y del 25 % en las mujeres, principalmente por enfermedades cardiovasculares y por diferentes tipos de cáncer. Sin embargo, «el riesgo de sufrir cáncer debido al tabaco disminuye proporcionalmente cuando se deja de fumar, sobre todo después de los cinco primeros años, y si es antes de los treinta años evita el 90 % de la mortalidad por cáncer pulmón», incidió la consellera de Salut, Patricia Gómez el viernes.

A su lado, la directora general de Salut Pública, Maria Antònia Font, habló de tres líneas estratégicas fundamentales. La primera es que los municipios o barrios creen estructuras para que la población sea proactiva en la lucha antitabáquica; la segunda pasa por trabajar de forma preventiva con los jóvenes en el ámbito escolar y la tercera es activar políticas sanitarias para proteger a los no fumadores del humo del tabaco.