Decenas de personas esperan la llegada de un taxi tras desembarcar la mañana de ayer en Botafoc. | Toni Planells

Tras el cese de la actividad de la línea de autobús que operaba entre la de Botafoc y Vila el pasado mes de noviembre, los pasajeros que llegan a Ibiza por vía marítima se encuentran sin ningún tipo de transporte público con el que poder llegar a la ciudad.

El grupo Dipesa venía ofreciendo el servicio de autobús entre la Estación Marítima y Vila desde julio de 2013. Hasta el pasado mes de noviembre cuando los bajos ingresos generados por la prestación del servicio, las dificultades económicas y la crisis de la Covid-19, hicieron plantear a la empresa el cese de esta actividad a la Autoritat Portuària de Balears, sin que se llegara a conseguir un acuerdo para que la administración «ayude a equilibrar las pérdidas que esta actividad está generando a nuestra empresa», según manifestó Emilio Díaz, gerente de Dipesa Group, en su momento.

Esperando un taxi
Un servicio que a día de hoy no se ha restablecido y que deja a los pasajeros recién desembarcados a merced de la disponibilidad del servicio de taxis.

De esta manera se encontraban ayer por la mañana un grupo de amigas parisinas: Isabelle, Elisse, Zoe y Delfine. Están esperando que llegue el taxi al que acaban de llamar para que las acerque a un rent a car. Esperaban encontrar una de las oficinas de la empresa a la que alquilarán el coche en la misma estación, pero no la han encontrado. No hay ninguna. Tampoco han encontrado ninguna parada de autobús con el que llegar a la ciudad. Tal como comenta Zoe, «hemos tenido que llamar a un taxi hace un rato, y creo que es ese que está llegando», señala con el dedo para llamar la atención a sus amigas de la llegada de su transporte.

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La llegada del taxi que Zoe señalaba con el dedo provoca cierto movimiento entre las decenas de personas que esperaban frente a la Estación Marítima. La inmediata llegada de dos taxis más disipa las discusiones por el turno entre los turistas que aguardaban la llegada de su coche, mientras una familia belga se acerca a la marquesina con un mapa y el teléfono del taxi.

El rent a car en el aeropuerto
Tras trazar con el dedo el trayecto desde el punto en el que se encuentran y la ciudad deciden echar mano del teléfono para reclamar el servicio de un taxi. La familia belga también esperaba encontrar una oficina desde la que recoger el coche de alquiler que tienen contratado. También echan de menos una línea de autobús que les pudiera acercar desde Botafoc al aeropuerto, donde deberán recoger el vehículo. De esta manera Bas y Else reconocen que no acaban de entender como «en un sitio como Ibiza no haya infraestructuras, oficina de alquiler, taxis en la parada o autobús en la estación».

Eva Echalecu y Nerea Campos, madre e hija, están sentadas en la acera de la parada de taxis esperando que llegue su turno. La orgullosa madre enseguida despeja las dudas que cualquier aficionado al automovilismo habrá tenido al leer el nombre de su hija, «¡es una copiloto famosa!», (efectivamente, de rallyes), antes de reconocer lo «surrealista» que considera la situación. Esperaban, ellas también, poder alquilar un vehículo en la misma estación, y también esperaban poder abandonar la estación de una manera ágil, «en una isla como esta parece mentira que no haya este tipo de servicios de manera más accesible», comenta la copiloto de rallyes.

Amparo Bas, también está esperando su taxi bajo el sol aplastante de la mañana de ayer. Hace cerca de una hora que desembarcó para pasar sus vacaciones en Santa Eulària, «es muy fuerte llegar y estar tanto rato esperando un taxi» lamenta esta valenciana. «Es tremendo, la imagen que se da a los turistas no se puede entender», se queja antes de acercarse, por fin, a su taxi.