Silvia Hernández, Presidenta Asociación de Vecinos de los edificios Don Pepe. | Marcelo Sastre

Silvia Hernández (Montevideo, 1969) es Diplomada en Turismo y en Magisterio y funcionaria interina del Govern balear. Desde hace alrededor de cuatro años se convirtió en presidenta de la Asociación de Vecinos de los edificios Don Pepe y, desde hace cosa de un año, se ha convertido en la portavoz de este colectivo en su pugna con el Ayuntamiento de Sant Josep para defender sus hogares. Aunque no es arquitecta ni abogada, ha tenido que aprender a marchas forzadas de ambas cuestiones para poder informar a los periodistas del estado en que se encuentra su lucha y para poder dar mejor la cara por sus vecinos.

—¿Cómo han recibido los vecinos del edificio Don Pepe el nuevo auto judicial?
—Para nosotros es un paso más. Es una victoria agridulce porque por una parte dice que tiene que haber un desalojo por una causa de una teórica protección de las personas, pero por otra parte supedita ese desalojo a que el Ayuntamiento le de un alojamiento a los vecinos, y nuestro abogado entiende que ese alojamiento es una vivienda, no es un aparta-hotel. Porque el tribunal establece un plazo de tiempo, que es hasta que se hagan las obras, y esto va a tardar un poquito. No será dos meses en los apartamentos Bonsol. Otra parte positiva es que nosotros hemos presentado unos informes de tanto peso y entidad que hemos creado una duda razonable que hace que la juez vea necesario estudiarlo todo en profundidad en un procedimiento ordinario. Además también dice que el Ayuntamiento ha presentado informes contradictorios entre si. Es decir, el Consistorio presentó un informe en septiembre de 2020 y había otro anterior, y ambos se contradicen porque el primero no aprecia riesgo inminente, el segundo sí. Además en el auto se menciona lo que nosotros ya dijimos, que se pretendía desalojar a las escaleras 3,4, y 5 con unos informes del año pasado y que se referían a las escaleras 1 y 2. También hay que decir que nosotros hemos visitado las viviendas dos veces, todas las viviendas, las del bloque A y las del bloque B. Fruto de esas visitas tenemos todas las patologías identificadas, la entidad de dichas patologías y no es tan grave el tema como aparenta. Los informes reconocen que hay una jácena que está perjudicada, pero es una cosa de fácil reparación. Y eso es lo único que hay, porque ambos edificios se sustentan sobre muros de carga, y esos muros no tienen ni grietas ni fisuras. Tampoco hay grietas en flecha, que indicarían el colapso de la edificación, y prácticamente todas las fotos que aparecen en los informes del Ayuntamiento son de la parte más horrible, que es la de los bajos del bar, y concretamente de la terraza. Que ahí sí que se cayó un forjado, pero no afecta para nada al resto del edificio.

—¿Qué opina de que el Ayuntamiento quiera recurrir justamente la parte del auto en la que se le obliga a facilitar un alojamiento a los vecinos mientras duren las obras?
—No me extraña por la trayectoria que han llevado hasta el momento, pero tienen que acatar lo que ha dicho la juez. Evidentemente están en su derecho de recurrir, pero no puedes echar a 30 familias a la calle así como así sin prever algún tipo de solución habitacional no temporal. Yo llevo un año desalojada y gracias a dios vivo en casa de un familiar, pero a mí este desalojo me ha supuesto unos gastos a los que he podido hacer frente porque tanto mi pareja como yo trabajamos y no tenemos niños. Esos gastos pasan por lo que tengo que aportar en la vivienda donde estoy, sigo pagando mi hipoteca, sigo pagando la luz, sigo pagando el impuesto de bienes inmuebles y pago un trastero donde tengo mis cosas, porque toda una vida no se puede hacer desaparecer. ¿Qué va a pasar con estos vecinos? Porque yo los mando al Bonsol, soy muy buena persona porque no les dejo en la calle. Ellos en dos meses se tienen que buscar la vida en Ibiza. Pagar un alquiler. Hay gente que todavía no está trabajando, hay gente que está pagando hipotecas y tendrán que seguir pagándolas. Y ¿dónde pone esta gente sus cosas?. Y en los Bonsol, por ejemplo, ¿dónde puedes alojar a una familia? Porque si es donde estuve yo eso era un sitio para una pareja. Para una familia de cuatro personas ya necesitas dos habitaciones, ¿cómo lo van a hacer?. Lo veo muy precipitado el tema.

—¿Confían en que el Ayuntamiento cumpla con el auto? Porque parece ser que hay antecedentes de que no se han cumplido determinadas resoluciones judiciales.
—La verdad es que, como he dicho antes, me lo espero todo. Es decir, esto es como un movimiento de trilero: mira dónde está la bolita que mientras miras el botecito yo te escondo la bolita. Esto quiere decir que van a sacar cualquier cosa para dilatar el asunto en el tiempo, pero lo que tenemos que tener en cuenta es que todo este tiempo que está pasando hay 30 familias que están en una situación psicológica muy grave. Estamos hablando de que están viviendo con una espada de damocles sobre sus cabezas, que desde el 7 de junio están muchas personas con sus maletas o sus cajas en los pasillos porque no saben qué va a ser de su vida. Eso no se resarce con dinero. Eso es muy grave.

—El alcalde dejó bien claro que iba a seguir con el expediente de ruina del edificio. ¿Temen que una vez concluido el expediente, y con los vecinos ya desalojados, se pueda proceder al derribo del edificio independientemente de los tribunales?
—Un expediente de ruina según tengo entendido, y vaya por delante que no soy abogada, tiene una parte administrativa, que es la que se está desarrollando ahora en el Ayuntamiento y que tiene sus plazos. Si nosotros no estamos de acuerdo con la resolución del Ayuntamiento tenemos nuestro derecho de, agotada la vía administrativa, ir a la vía judicial. Y entonces habrá que esperar a lo que se dicte en la vía judicial. No es todo tan rápido. Recordemos lo que pasó en sa Caixota, que se inició un expediente de ruina en 2005 y hasta el 2011 no se derribo una vivienda, no todas. Después hay que tener en cuenta una cosa, un expediente de ruina no implica la demolición, puede implicar la obligación de reparar, y eso trasciende cualquier norma porque lo dicta un juez. En nuestro caso el edificio está fuera de ordenación y así como está no se puede otorgar una licencia, pero la finalidad de un expediente de ruina no necesariamente debe ser el derribo, si no que puede ser el obligarnos a conservar y mantener el edificio, tal y como dice la ley.

—En unas declaraciones realizadas por el alcalde de Sant Josep el pasado martes, éste aseguró que técnicamente no es posible conceder la licencia para realizar la obra porque jurídicamente tampoco es posible.
—Yo creo que lo que quiso decir es que no se quiere dar licencia, más bien. Si se quiere y si hay voluntad política hay muchos caminos, o al menos unos cuantos. Por ejemplo hay una licencia que creo que es en bien social en la que tienen que participar Consell, Govern y Ayuntamiento. Si hubiera voluntad política se podrían intentar solicitar esa licencia. También está la posibilidad de realizar un cambio de la ley, también podría haber una moratoria, también una orden de ejecución… En todo el municipio de Sant Josep, y en otros municipios, se han encontrado soluciones a problemas como el que tenemos nosotros. Por ejemplo el hotel Hard Rock Ibiza, está en zona de Costas, creo que estaba fuera de ordenación porque estaba al lado del Parque Natural y se ha remodelado entero.

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—Esto que apuntaba del cambio de normativa es una cosa que tendría que hacer el Govern balear. En este caso es del mismo color político que el Ayuntamiento de Sant Josep, por lo que esa vía no tendría por qué ser complicada. ¿Por qué creen que el Ayuntamiento no quiere explotar esa vía, que parece ser la más sencilla de todas?
—Todo este año que llevamos bregando con el Consistorio indica claramente que la intención no es reparar, la intención no es proteger el bienestar de los vecinos, si no que la intención es tirar el edificio. ¿Y cuál es la intención última de tirar el edificio? Pues no lo sé, y si lo intuyo me lo cayo porque no tengo pruebas. Pero no hay una intención de proteger a los vecinos. Llevamos un año así y no se ha caído nada. Los vecinos somos personas perfectamente responsables y sabemos que, si corriera peligro nuestra vida, no estaríamos ahí. Nosotros tenemos un equipo de arquitectos que nos ha dicho: esto no se cae. Evidentemente hay patologías, nosotros no lo negamos, pero todas las patologías son reparables y no son tan graves como dicen. Y tampoco son tan caras como dicen. ¿Cinco millones? ¡Madre mía! ¿De dónde sacan ese dinero? ¿Cómo han hecho ese presupuesto? ¿De dónde sacan esa cifra? Digamos que ha habido una intención y todo lo demás gira en torno a posibilitar que se realice esa intención.

—Esta semana se realizó el Debate de Política General del Consell, en el que los Don Pepe tuvieron su protagonismo, y hubo dos posturas muy claras: por una parte el equipo de gobierno que aseguró que siempre iba a estar del lado de los vecinos y avanzó que iba a volver a intentar que se modificara la legislación para que se pudieran ejecutar las obras, y por otra parte estaba el grupo socialista que abogaba por que el Departamento de Bienestar Social del Consell concediera ayudas de sus fondos a los afectados.
—Me gustaría dar las gracias públicamente al presidente del Consell, Vicent Marí, y a todo el equipo de gobierno porque han demostrado una humanidad y una empatía que ya me hubiera gustado que otros hubieran demostrado. Nosotros lo que queremos es poder reparar nuestras viviendas. Nosotros queremos vivir en nuestras viviendas y que nos dejen repararlas para poder vivir en ellas. Nosotros no pedimos dinero, ni limosnas ni nada. Nosotros queremos que nos dejen reparar y, además, tenemos el dinero para poder reparar. Si ahora se incrementa más el precio por cualquier cuestión, pues vale, ya sufragaremos nosotros los gastos, pero no queremos dinero. A menos, evidentemente, que no hay nada que hacer y nos pongan delante una cantidad lo suficientemente escandalosa como para que nos merezca la pena. Porque estos que nos ofrecían de 1,9 millones de euros para abandonar nuestro edificio es una cantidad insultante, porque eso viene a ser algo más de 20.000 euros por familia. A mí, por ejemplo, me quedan por pagar 80.000 euros de hipoteca. ¿Qué hago con eso?

—Otra cosa que sorprendió de este debate es que el conseller de Podemos hizo referencia a una familias que estaban en proceso de desahucio en Cala de Bou, pero ni siquiera citó a los afectados del Don Pepe. ¿Han tenido algún tipo de problema con Podemos o con su representante en Sant Josep, Guadalupe Nauda?
—La señora Nauda nos equiparó en un programa de la TEF a unos okupas. Nosotros somos propietarios. La señora Nauda, al igual que el resto del equipo de gobierno municipal, tienen un discurso aprendido y no se salen de él. El discurso de Nauda era que los Servicios Sociales están para ayudar, dentro de nuestras posibilidades y con las herramientas que tenemos, y ya está. Y el discurso de la otra persona que asistió al debate de la TEF era que todo está muy mal. No salimos de ese discurso. La señora Nauda demostró muy poca empatía.

—¿Están preparados los vecinos para una larga batalla judicial como parece que va a ser el caso?
—Claro que sí, por supuesto. Los vecinos vamos a luchar hasta el final porque, en primer lugar, estamos convencidos de que tenemos razón. Nosotros no lucharíamos si pensáramos que no tenemos razón, sería de tontos y no somos tontos. En segundo lugar hay una injusticia de niveles estratosféricos, y contra esa injusticia vamos a luchar. A título personal yo soy una luchadora, soy como una gotita de agua que va golpeando la piedra y al final la piedra se rompe.

—Una batalla legal larga supone también un gran desembolso económico. ¿Están preparados también para ello?
—Estamos preparados para una batalla larga porque será a pequeñas dosis. Iremos quemando naves conforme vayamos viendo.

—¿Cómo se gestionan los ánimos dentro del grupo de afectados? ¿Hay momentos de bajón anímico?
—La situación de los vecinos es magnífica porque estamos todos muy unidos y todos nos fortalecemos entre todos. Evidentemente hay momentos de bajón porque hay personas que pasan por momentos bastante duros pero el hecho de estar todos unidos, esa adrenalina que crea estar todos unidos, eso nos da fuerza y nos ayuda a luchar. Además sabemos que tenemos razón y esa es nuestra fuerza, la razón.