Mónica Quintero y su equipo. | Irene Arango

Salir de tu zona de confort, dar un giro a tu vida de 180º, enfrentarte a tus miedos y arriesgar no resulta nada fácil y mucho menos si las cosas te van bien y además decides hacerlo en un momento tan difícil como la pandemia. Mónica Quintero no se lo pensó dos veces y lo que empezó siendo un sueño inalcanzable es hoy día una realidad.

Recién inaugurado hace apenas dos meses, Sal Marina Studio Mónica Quintero es fruto de mucho trabajo, sacrificio, constancia y superación personal, y es que Mónica Quintero ya tenía su propio centro de belleza desde 2017, Sal Marina. Se dedicaba junto a su hija a hacer tratamientos básicos como manicuras, pedicuras, depilaciones y aparatología, tanto facial como corporal. Pero ella quería ofrecer mucho más a sus clientes, poder hacerles felices con tratamientos más específicos y ayudarles a conseguir los resultados deseados.

Un tratamiento impartido en Sal Marina Studio Mónica Quintero. Foto: Irene Arango.

Para ello, tenía que crecer, cambiar su modelo de negocio, formarse y lanzarse en una nueva aventura. Fue entonces cuando llegó la pandemia, un año difícil para todos, pero que para algunos como Mónica, con talento, perseverancia, motivación y muchas dosis de esfuerzo, aprovecharon el confinamiento y las semanas en casa para levantarse del sofá y formarse, aprender y superar todos sus miedos. No lo hizo sola, contó con un gran apoyo, Pilar Fernández, una reconocida coach de esteticistas que la ha guiado en todo el proceso y que le cambió su vida.

«Pilar Fernández me acogió en medio de la pandemia, estuve dos meses con ella y me guió sobre cómo tenia que llevar mi negocio, qué servicios son rentables y cómo cambiar mi mentalidad», explica Mónica que a partir de ese mismo momento cambió su oferta de servicios, su forma de trabajar e incluso el logo y el nombre de la empresa.

«Aprendí a gestionar mejor mi trabajo y además, empecé a salir en redes sociales. Salí de mi zona de confort de una manera exagerada y eso me llevó a empezar a crecer». Y es que para Mónica, nada asidua a las redes sociales, no resultó nada fácil empezar a «exponerse» a hacer historias y publicar tratamientos.

«Me acuerdo de mi primer vídeo en abril de 2020, me tiré cinco horas para hacer un vídeo de un minuto. Hoy día voy por el pasillo hablando con toda la naturalidad y explicando a mis clientes y amigos todas las novedades y tratamientos». Aunque Sal Marina Mónica Quintero es una realidad desde el pasado 23 de junio, Mónica no ha finalizado aún su trabajo.

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«Sigo estudiando porque me quiero especializar en facial y en octubre empiezo un curso de dermofacialista. Es la primera promoción y se realiza con las mejores profesionales. Yo soy la primera en Ibiza y estoy feliz». Mónica se refiere al dermofacialismo, una disciplina estética innovadora y muy profunda, un método de observación y de análisis que corrige notablemente los signos ya instalados, agudiza notablemente la comprensión del tejido cutáneo, del envejecimiento estructural y de las incidencias medioambientales en nuestra piel. El curso lo imparte Victoria Arandia, una reconocida cosmetóloga con grandes conocimientos en su sector.

En Sal Marina Studio Mónica Quintero también tenemos a nuestra disposición Zionic, la última tecnología en estética para tratar la celulitis y la grasa localizada, un novedoso y revolucionario tratamiento avanzado que ejerce una triple acción, favoreciendo el sistema epidérmico, muscular y vascular.

También cuenta con la máquina Protheus NIR, que realiza tratamientos faciales y corporales muy novedosos y depilación con diferentes filtros para piel y vello; con el láser Led LXD, un nuevo sistema de depilación que utiliza luz LED, lo que reduce el tiempo del tratamiento y aumenta la efectividad disminuyendo la molestia; y la maderoterapia corporal que tonifica el cuerpo, minimiza la retención de líquidos, trata la grasa localizada y estimula la producción de elastina.

«Aunque estoy muy contenta, no ha sido fácil. Detrás de todo hay una inversión muy grande tanto económica como personal. Cogí un salón más grande y contraté a una chica más. Ahora mi ilusión es hacer talleres en la sala coworking que hemos habilitado, que por cierto es preciosa. Quiero que mis clientes cuando vengan sientan relax y bienestar, desconecten y se dejen llevar. Están en buenas manos».

La sala coworking es también una de las novedades, una gran sala acondicionada para realizar formaciones en Ibiza, un espacio «que el sector de la estética necesitaba». «Todo el esfuerzo ha valido la pena. He tenido que trabajar mucho a nivel interno y no ha sido fácil. He tenido unos días mejores que otros, pero mi gran profesión, que me apasiona, me hace seguir adelante, no rendirme nunca y seguir aprendiendo cada día más».

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Sal Marina Beauty Salon Mónica Quintero
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