La ‘sènia’ de s’Hort d’en Martina con su noria desmantelada y la estructura en muy mal estado. | Marcelo Sastre

La abundancia de agua fue uno de los elementos que hizo nacer el poblado fortificado de Balàfia, en Sant Llorenç. Los restos arqueológicos de época musulmana, encontrados por los alrededores, hacen pensar que se trata de una zona habitada desde hace más de un milenio. Su población debió ser relativamente rica y numerosa, si se atiende a las incursiones piratas documentadas en el siglo XVI (algo debía haber para internarse tanto desde la costa) o al hecho de que en Balàfia se construyera la segunda iglesia del quartó de Santa Eulària.

El aprovechamiento de ese agua requería de infraestructuras hidráulicas y una de las principales se iniciaba en la fuente de Balàfia. El agua que manaba de ella se almacenaba en un safareig desde el que se distribuía por las acequias de los alrededores. Ahora, el Ayuntamiento de Sant Joan quiere recuperar y dar lustre a este patrimonio y, por ello, restaurará la fuente de Balàfia y su safareig, además de la noria hidráulica de s’hort d’en Martina, situada en una finca cercana, para que vuelva a funcionar.

La licitación de este proyecto se adjudicó este mes a la empresa Himar Construccions i Contractes SL por 46.056,29 euros y deberán ejecutarse en un plazo de cuatro meses.

Proyecto
Los trabajos en la capilla de la fuente consistirán fundamentalmente en la reparación de una gran grieta que cruza la vuelta que conforma su techo. Tras su consolidación, se repararán los desconchados que hay tanto en su exterior como en su interior.

El safareig que hay cerca de la fuente requiere que se limpie la maleza que ha crecido a su alrededor e, incluso, por dentro. Los últimos trabajos de restauración y arqueológicos que se hicieron en el año 2015 revelaron que sus muros eran originalmente más bajos. Es por ello que se rebajará su profundidad hasta la altura original. Por otra parte, se hará un nuevo sistema de contención de la tierra de los alrededores a través de un muro de piedra seca, a una distancia máxima de dos metros del actual muro de la alberca.

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Entre el safareig y el nuevo muro se hará un pequeño talud de tierra en el que se sembrará vegetación autóctona de la isla para que sus raíces lo aguanten. Finalmente, en dicho proyecto se plantea la restauración de una sènia existente en los alrededores de la Font de Balàfia, con la intención de recuperar su antigua noria y conseguir ponerla en funcionamiento. Actualmente, se encuentra desmontada y en muy mal estado. Se recuperará el edificio de piedra que hacía de soporte, se pondrá un nuevo eje de madera y se dará tratamiento a la noria de hierro que está muy oxidada tras años de abandono para que vuelva a lucir como hace años.

Dentro del proyecto se ha decidido mantener esta noria metálica, aunque la original era de madera y fue sustituida en el siglo XX por una de metal, pero que presenta las mismas características que la noria original. Por otra parte, se hizo hace años un anexo de bloques de hormigón que será sustituido de nuevo por una estructura de piedra.

Lugar de reunión
El proyecto de restauración destaca la importancia histórica y social de este conjunto patrimonial, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 2010. Hay vecinos de la zona, los más mayores, que todavía recuerdan que era un punto de encuentro al desplazarse la gente para recoger agua para el uso doméstico, dar de beber a los animales y sacar agua para el riego de los huertos, donde tenían sembrado diversas especies de arboles frutales, algunos de los cuales se mantienen, y hortalizas para el consumo propio y el de los animales.

La edificación de la Fuente de Balàfia consiste en una capilla conectada con un muro de piedra seca que surge hacia ambos lados como si la fuente fuese a abrazar al que la visita. Frente a la puerta de la fuente, al otro lado del camino, hay otra pared que conforma una pequeña plaza de forma sensiblemente triangular, y que hacen que la fuente se mimetice con el entorno rural en el que se encuentra.

Según cuentan, la fuente y el safareig están conectados por un conducto en el que cabía una persona. Uno de los testimonios recuerda como su padre participó una vez en su limpieza.

Por la zona había, hace apenas medio siglo, pequeñas lagunas y cauces de agua que hoy ya no existen a consecuencia del abuso de recursos que supuso la llegada del turismo y que llevó en Ibiza a secar el único río de Baleares. Una cultura del agua de siglos de la que hoy sólo queda el testimonio de unas estructuras bien conservadas.