Vicente Guasch, subdirector de la Escuela Universitaria de Turismo de Ibiza. | Daniel Espinosa

Licenciado en Ciencias Económicas por la Universitat de Barcelona (UB), licenciado en Derecho por la UNED y doctor en Derecho, Vicente Guasch (Ibiza, 1961), subdirector de la Escuela Universitaria de Turismo de Ibiza, se encuentra ahora mismo inmerso en el periodo de matriculaciones del centro. Una escuela creada a finales de los años 60 y en la que hoy es posible estudiar el grado universitario de Turismo de la mano de profesores que, en su mayoría, trabajan a la vez en el sector, según explica su responsable.
«Son profesionales que están especializados en las materias que imparten», añade, «por eso, en las clases no se aprenden solo conceptos teóricos, sino que están muy ligados al mundo real de la economía de la isla. Son estudios prácticos basados en la experiencia de los docentes». Todo ello en un centro que tiene ya más de seis décadas de existencia y cuya apertura fue, recuerda Guasch, «un apoyo importante para el progreso y desarrollo económico de la isla».

—¿Qué salidas tienen los estudios universitarios de Turismo que se imparten en Ibiza?
—Los graduados de nuestra escuela son capaces de desarrollar una carrera profesional en muchos ámbitos. Son unos estudios muy útiles ya que abarcan muchas disciplinas y permiten acceder a puestos de trabajo de muchos sectores económicos. Los alumnos, por ejemplo, pueden trabajar en la dirección de empresas turísticas, ser responsables de departamentos o tener puestos directivos en hoteles, agencias de viajes, administraciones públicas, empresas de transporte, banca, ocio y recreación turística, emprendedores...

—No debe ser difícil encontrar trabajo, entonces, cuando acaban los estudios universitarios.
—Efectivamente. Tenemos una bolsa de trabajo en la que las solicitudes de las empresas exceden al número de alumnos que podemos ofrecer. La garantía de trabajo una vez acabado el grado, y también antes, se acerca al 100%. Para un primer contacto con el mundo laboral, son muy interesantes los convenios de colaboración que tenemos con instituciones públicas. Convocan becas de formación remuneradas para trabajar, por ejemplo, en las oficinas de información turística.

—¿Colaboran también para las ferias turísticas?
—Sí, tenemos líneas de colaboración tanto con el Consell Insular como con el Govern balear para los stands de promoción que se montan en las principales ferias turísticas. La primera para este curso será en Bilbao y la siguiente en Londres. De cara a 2022, están previstas la de Fitur, en Madrid, y mandaremos apoyo a la de Berlín y a donde nos pidan colaboración las instituciones. Son oportunidades que permiten a nuestros alumnos crear un perfil muy interesante para los empleadores y un currículo diferenciado.

—Además de viajar.
—La verdad es que nosotros damos mucha importancia a los viajes grupales. Solemos hacer dos por curso. Uno a ciudades emisoras de clientes, que normalmente están en el norte de Europa. Y el otro suele ser a destinos competidores o con una oferta paralela a la nuestra. Es un complemento ideal a los estudios teóricos porque ayuda al alumno a tener una visión más global sobre el turismo. De todos es sabido que el viajar abre la mente y la relación que se establece entre los alumnos de inicio con los de continuación es sumamente positiva. Se crean sinergias muy interesantes de cara a futuros trabajos de equipo y, como no, para una futura relación laboral.

—¿Qué retos tiene a medio y a largo plazo la escuela?
—El turismo es el sector más importante que hay a nivel mundial y se espera que siga teniendo un crecimiento bestial. Cada vez más la gente tiene un mayor nivel económico, más tiempo libre y quiere disfrutarlo. El turismo, sin duda ninguna, va a ser el sector puntero y con un crecimiento superior al de cualquier otro sector. Ni nuevas tecnologías ni nada. Yo le veo un futuro bestial.

—¿Esto no choca con cosas como la implantación de la Agenda 2030 o los intentos de reducir el impacto de la acción humana en el medio ambiente?
—A ver, si hace falta, se harán aviones que irán con energía solar o con lo que sea. Pero nadie renunciará a irse de vacaciones y disfrutar del tiempo libre. La tendencia es que cada vez tenemos más tiempo libre y hemos de poder disfrutarlo. Un sitio como Ibiza, especializado en que la gente se lo pase bien, tiene esta cultura clarísima. Por mucho que se quiera implantar un sistema de menor consumo de energía, la gente no va a renunciar a tener vacaciones y pasarlo bien. Ya sea con vehículos eléctricos o con cualquier otro tipo de vehículo. La gente seguirá moviéndose.

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—¿Cree que los cambios producidos por la pandemia afectarán al sector a largo plazo o piensa que esto es una cosa puntual?
—Pienso que lo que ha pasado es algo transitorio. Sí es cierto que ha habido cambios. Por ejemplo, compañías que estaban flojas de liquidez han tenido que desprenderse de inmuebles y esto ha provocado cambios de propiedad. Pero, a partir de 2022, que creo que volveremos a la normalidad absoluta, se regresará a los modelos de anteriores. 2018 y 2019 fueron años más punteros y creo que 2022 no será muy distinto. Volveremos al mismo tipo de turismo y en el mismo volumen.

—Como profesional y académico, ¿qué análisis hace del sector en Ibiza ahora mismo?
—Hasta 2019 ha tenido una época gloriosa. Han sido muchos años de muchos beneficios. Años muy buenos en cuanto a ingresos y rendimiento. 2019 fue el último excelente y 2020 un desastre. En este 2021 hemos vuelto un poco a la normalidad.

—Pero este verano se han producido fenómenos que han llamado mucho la atención como, por ejemplo, la comprobación de que el turismo en Ibiza no depende del ocio nocturno. Con esta oferta cerrada, es verdad que no hemos vuelto a las cifras de 2019 pero las que se están registrando no son del todo malas.
—Efectivamente, eso es así. Pero, si en 2022, las discotecas pueden abrir a principios de temporada, volveremos a unas cifras muy similares a las 2018 y 2019. El turismo de discotecas es muy rentable, gasta mucho dinero. Y, si quieres optimizar el rendimiento de tu establecimiento hotelero, siempre intentas elegir al cliente que paga más y que realmente te deja más beneficio. 2021 ha sido un año muy especial porque no ha habido discotecas y se ha podido sustituir ese tipo de turismo por otro, pero, en el momento en el que el ocio nocturno reabra sus puertas, creo que volveremos a lo que teníamos antes.

—Otra de las sorpresas del verano ha sido la constatación de que la gastronomía ibicenca puede ser un factor de atracción importante. Mucha gente ha venido con esa excusa.
—Correcto. Este año ha habido sectores que realmente han tenido una temporada muy buena y uno de ellos ha sido este que usted me dice. Esto lo hemos visto también en el sector náutico. Si no hay ni discotecas ni ocio nocturno, la gente ha buscado otro tipo de ocio. El sector náutico ha tenido un año espléndido, tanto a nivel de alquiler de embarcaciones como en el disfrute general del tema náutico. Ha sido un año espectacular, sobre todo en los meses de julio y agosto.

—¿Qué pasa con la tan ansiada desestacionalización? Siempre se habla de ella pero nunca se logra.
—Está complicado (risas). Se habla de este tema desde hace 30 años y es complicado porque, cuando se ha intentado abrir en invierno, se ha hecho con precios bajos y a los empresarios les cuesta, incluso, cubrir costes. A nadie le gusta perder dinero para tener abierto todo el año. Tal vez poquito a poco se puedan conseguir cosas, alargando la temporada, abriendo antes... Pero es muy complicado que Ibiza llegue a tener turismo durante todo el año. Ojo, esto no quiere decir que, si pones en marcha determinados eventos como congresos o actividades deportivas, no vayas a tener visitas. Pero no serán masivas como las que tenemos en verano.

—El turismo es una cosa muy dinámica. ¿Se adapta la escuela a estos cambios que, además, suelen ser muy rápidos?
—Buena parte de los profesores que estamos en la escuela somos, además, profesionales que nos dedicamos a los sectores turísticos sobre los que enseñamos. Tocamos la vida real y así puedes enseñar lo que está pasando. Hay centros que tienen mucho profesor teórico que nunca puede estar al día. Pero, en nuestro caso, la mayor parte del profesorado somos profesores que tocamos la vida real y actual.

—Es una gran ventaja para los alumnos.
—Claro. Nuestros alumnos no se pueden quejar de no conocer la cruda realidad. Les enseñamos la realidad de la isla. Y es cierto que el turismo va muy deprisa. Establecimientos que hoy tienen éxito, mañana dejan de tenerlo simplemente porque no se han sabido adaptar. Nosotros intentamos estar siempre a la última y ofrecer el mejor producto porque es lo que te permite tener un negocio que realmente sea boyante. Esto es lo que enseñamos a nuestros alumnos.