La licencia para poder retomar las obras fue concedida el pasado 6 de agosto. | Daniel Espinosa

La aparición de restos arqueológicos y los obligados parones por la temporada turística han forzado que la reforma del Teatro Pereyra, que comenzó en 2008 con la solicitud de la licencia de obras al Ayuntamiento de Ibiza, esté aún sin acabar. Trece años después, los propietarios del histórico inmueble, los grupos Sirenis y Palladium, se disponen a retomar los trabajos a partir del próximo mes de enero y con «toda la voluntad de acabarlos de una vez por todas». Así lo aseguró ayer a Periódico de Ibiza y Formentera el portavoz de la propiedad, Pedro Matutes, quien recordó que la concesión de la licencia fue un trámite que duró nada menos que dos años.

El periplo burocrático de la modernización de este emblemático edificio de Ibiza es, cuando menos, llamativo. Tras la solicitud de la primera licencia de obras en 2008 y otorgada en 2010, los propietarios tuvieron que pedir una prórroga para para poder acabar los trabajos, que habían tenido que parar por la aparición de restos arqueológicos bajo la zona de la platea. «Cada que vez que aparece algo», explicó Matutes, «el arquitecto tiene que hacer un informe y remitirlo al Consell». En concreto, a la Comisión Insular de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Patrimonio Histórico-Artístico, más conocida como la CIOTUPHA.

Esta, a su vez, emite otro informe indicando cómo actuar con esos restos. Mientras tanto, los trabajos, que desarrolla la constructora Ferrovial, deben permanecer parados.

Retomadas las obras en 2013, volvieron a aparecer restos arqueológicos. Esta vez, bajo el escenario. Y, de nuevo, hubo que reiniciar todo el tramite administrativo, que llevó a que la reforma no pudiera retomarse hasta 2015. Y todo ello bajo la premisa de que se trata de una rehabilitación «muy compleja» porque, como explicó Matutes, «requiere de una cimentación especial porque el nivel freático está muy elevado».

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En junio de 2018, los propietarios solicitan al Consistorio de Vila una nueva licencia con la intención de poder acabar la reforma. El permiso no llegó hasta el pasado 6 de agosto. «Han tardado tres años porque tenía que ir de nuevo todo el expediente a la CIOTUPHA», lamentó ayer Pedro Matutes, quien señaló que «está claro que si la reforma no está acabada no es porque nosotros no hayamos querido sino porque ha sido imposible ante la maraña administrativa a la que tienes que enfrentarte dado que el Pereyra es un monumento. Pero esto hace que todo esté paralizado y que para cualquier cosa necesites, como mínimo, un año de trámites». En estos momentos, los trabajos en el interior del inmueble están «muy avanzados». En el exterior, quedan por reformar la parte frontal del edificio y el lateral de la calle Abel Matutes.

Pedro Matutes destacó, por otro lado, que la reforma del Pereyra es «el único proyecto de rehabilitación de un teatro histórico promovido por el sector privado y sin ningún tipo de ayuda pública». Algo excepcional, considerando la importancia social que tuvo en el pasado este edificio para Ibiza. Sin embargo, «no hay ni un solo euro público» en una reforma con la que Sirenis y Palladium pretenden convertir este inmueble en un centro cultural que, sobre todo, dinamice la zona durante la temporada baja. De ahí que estén «muy contentos» ante la previsión de poder retomar los trabajos de reforma en breve, aunque sin perder de vista que la finalización de los mismos dependerá de «si aparecen o no más restos arqueológicos» y de la obligatoriedad de parar durante el verano.

Matutes definió el proyecto como «una carrera de fondo» y reconoció que, cuando decidieron acometer esta rehabilitación, no pensaron que la condición de monumento del Pereyra les obligaría a «tardar tanto». De cualquier manera, subrayó que lo importante es poder disponer de «un edificio lo más polivalente posible» pero que, a la vez, permita recuperar la actividad «tradicional» que se llevaba a cabo en el mismo hace más de un siglo.

Y es que el Pereyra cumplirá en 2024 nada menos que 125 años. Un aniversario para el que, si todo va bien, podría estar abierto como «teatro musical» en el que, además, se lleven a cabo «otro tipo de actividades culturales e, incluso, formativas». Usos que los propietarios «estudiarán con tranquilidad» en la que esperan que sea ya la última etapa de la reforma del Pereyra, concluyó Pedro Matutes.

Interior del teatro.

13 años para reformar un edificio construido en tan solo 18 meses

«Es mucho más fácil construir un teatro desde cero que rehabilitarlo». No le falta razón a Pedro Matutes en este comentario. Y es que la construcción inicial del Teatro Pereyra se llevó a cabo en tan solo dos años. La sociedad Sandoval y Cía, de la que formaban parte Abel Matutes Torres, Josep Tarrés Espinal y Mercedes Sandoval del Castillo, solicitó en julio de 1897 el permiso inicial al Ministerio de Guerra, dado que los terrenos se encontraban en zona militar. Las obras comenzaron en octubre de aquel mismo año y el Pereira abría sus puertas por primera vez en abril de 1899, con el estreno de las obra de teatro ‘Juan José’, de Joaquín Dicenta, y ‘Sueño dorado’, a cargo de la compañía barcelonesa Joaquín Carpinell . En tan solo 18 meses, habían logrado levantar un teatro que, a partir de entonces, se convertiría en centro de la vida social, cultural y política de Ibiza durante décadas.