Ariadna Ferrer ayer en su estudio y ‘Ziggurat’, la joya de autor que viaja a Nueva York. | Toni Planells

La diseñadora ibicenca Ariadna Ferrer, responsable de la marca de joyería contemporánea textil y sombrerería de autor K de Kose-kose, está en racha. Tras haber sido premiada por la Asociación de Orfebrería y Joyería Contemporánea (ADOC), en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid y haber presentado su obra Non Fiction Textile Biography, en el marco de la Feria Internacional Joya Barcelona en el Museu de Disseny Hub Barcelona, ya tiene una de sus obras de camino a Nueva York.

Allí el prestigioso galerista y representante de objetos de arte y joyería de autor Charon Kransen se ha interesado por su obra Ziggurat. Se trata de un collar hecho con tela, cobre y cristales de Swarovski, concebido como homenaje a las generaciones anteriores. No en vano, tanto la madre como la abuela de Ferrer ya cosían, «y no solo ellas, seguramente también las generaciones anteriores, aunque no las conocí y no tengo constancia», asegura la diseñadora a Periódico de Ibizay Formentera en su taller ubicado en el barrio de Can Escandell, Casas Baratas.

De Casas Baratas a Manhattan
La galería Charon Kransen, está ubicada en el Upper West Side de Manhattan, un barrio que acoge instituciones de artes escénicas como la The Metropolitan Opera y el Ballet de la Ciudad de Nueva York. Charon Kransen posee una colección que consiste en joyas, artículos y accesorios de artistas de renombre y emergentes, cuyo trabajo se puede encontrar en museos y colecciones privadas de todo el mundo. Hasta allí viaja su obra Ziggurat (a la venta por 1.000 euros), una pieza creada en 2016 para la colección Bohotage, con la que K de Kose-kose debutó en solitario en la pasarela Adlib ese mismo año. «Para que te valoren en tu casa muchas veces hay que salir fuera», opina Ferrer, respecto a la actitud de algunas personas respecto a la pieza que ahora está de camino a Manhattan. Pone como ejemplo un «evento de alto copete» en el que las invitadas «preferían ir vestidas de Zara», sin darle valor a la pieza que ahora está de camino a Manhattan, «si es que en realidad aquí, a veces, no me he sentido valorada», admite.

‘Ziggurat’, la joya de autor que viaja a Nueva York.

Sobre cómo trabajando, produciendo y vendiendo desde Ibiza se llega hasta Nueva York, Ferrer tiene claro que se consigue «trabajando un montón, dando visibilidad para que mis piezas se vean y estén dónde merecen estar». Y no solo «trabajando un montón» en el aspecto de diseño, producción y venta, también en su promoción personal, «la verdad es que lo he conseguido sola». Se refiere a la iniciativa que emprendió ella misma en plena pandemia a la hora de presentarse al Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid, «allí me recibieron con los brazos abiertos». Desde el Madrid a la ADOC de Barcelona, y de Barcelona a Manhattan, tras haber llamado la atención del galerista neoyorquino.

Arte, diseño y artesanía
A la hora de hablar de su trabajo uno puede confundir la disciplina a la que se refiere Ariadna, pero lo que sí queda claro es que habla de arte: «Son obras únicas con firma de la autora», «fruto de la investigación», «los materiales pasan a un segundo plano, lo importante es el concepto y la obra en sí misma». Y es que Ariadna Ferrer se define a sí misma «primero como artista, segundo como diseñadora y tercero como artesana».

Ferrer habla con sorna del concepto slow fashion: «Nosotras venimos haciendo slow fashion desde hace 50 años». Se refiere a las artesanas que vienen elaborando sus trabajos en el mundo de la moda en Ibiza durante décadas, «¡somos un milagro!», proclama. La diseñadora habla de los valores que aporta su sector aunque «la gente solo ve la parte superficial, la de la foto, la del famoseo, pero hay todo un tejido de personas que viven de esta industria. Además diseñamos en Ibiza, producimos en Ibiza y vendemos en Ibiza».

Como diseñadora, reconoce que ha recibido todo el apoyo necesario y se ha sentido «muy valorada por parte de las instituciones, y no es peloteo» matiza entre risas. Reconoce que su trabajo es «distinto a lo que se ve en Adlib, tanto por concepto como por resultado final».

«Lo que yo hago es joyería contemporánea», así define otra de sus facetas como diseñadora en la que prefiere usar su nombre, Ariadna Ferrer. Explica que la diferencia entre la joyería tradicional y la contemporánea radica en que «tiene propiedad intelectual, es joyería de autor: no es una marca, va de las manos del autor directamente al mercado», añade también que «detrás de la pieza debe haber una reflexión, una investigación y un discurso que está por encima del material usado». Un discurso válido para cualquier disciplina artística.