Carmen Boned Ribas (Sant Antoni, Ibiza, 1971) nació en el seno de una familia humilde. Su padre, artesano, se dedicaba a elaborar ropa payesa y lanzas para pescar morenas. De ellos heredó la generosidad y los valores solidarios que fomenta en Ibiza y Formentera desde hace años. Carmen forma parte desde 2008 de la Asociación de Personas con Necesidades Especiales de Eivissa y Formentera (Apneef), donde actualmente ejerce el puesto de educadora social y gerente. Esta asociación, junto con la Plataforma Sociosanitaria y la Fundación Conciencia, ha impulsado la telemaratón solidaria que emitirá la TEF, desde la sala Pacha, el 10 de diciembre.

Quedan 11 días para la Telemaratón Solidaria de la TEF. ¿Cómo están viviendo desde la asociación de Apneef estos días previos?
—Estamos todos muy ilusionados. Todo el equipo es espectacular. La gente es muy profesional. Es cierto que, desde que se difundió la iniciativa, hemos estado con mucha carga de trabajo, pero compensa. Ten en cuenta que es trabajo extra que sumamos a la labor diaria de los voluntarios. No obstante, lo estamos disfrutando muchísimo, con mucha ilusión.

¿Cuántos voluntarios están colaborando para que este proyecto se pueda llevar a cabo?
—Solo de las tres asociaciones impulsoras están colaborando 20 voluntarios. En total, alrededor de 40 trabajadores, contando operarios, seguridad y otros empleados del Grupo Pacha, forman parte del equipo que está coordinando el gran evento que tendrá lugar en las nuevas instalaciones de la discoteca.

Esta telemaratón ha movilizado a mucha gente. ¿Le sorprende esta gran convocatoria?
—Para nada. Sé de sobra la solidaridad que hay en Ibiza y Formentera. Cada año, la gente se vuelca mucho con este tipo de iniciativas. Desde Apneef, creemos que esta telemaratón solidaria será un éxito rotundo. Será un antes y un después en el ámbito solidario aquí en Ibiza.

Entonces, tras la gran acogida que ha tenido este insólito evento, ¿esperan recaudar lo mismo que otros años o más?
—Yo solo te puedo decir que estoy muy orgullosa de la gente de Ibiza y de lo que estamos consiguiendo poco a poco. Desde las personas que compran nuestro calendario solidario hasta la colaboración de los representantes políticos, pasando por todo el personal de Apneef. Por supuesto, quiero resaltar el cariño y compromiso de todos los usuarios que atendemos cada día y la labor de sus increíbles familias. Creo que todos juntos somos imparables, porque cuando pones tanto cariño en algo es imposible que la gente no colabore. Esta iniciativa ha sido como una conga unida por corazones.

Ha comentado antes que espera que esta telemaratón sea un antes y un después en el ámbito solidario en la isla. ¿En qué sentido?
—Pienso que con este evento no solo crecerán estas tres entidades impulsoras, sino que el resto de asociaciones altruistas de las islas se beneficiarán porque lo importante es que entre todas nos apoyemos y ayudemos a la sociedad ibicenca. Realmente, lo que queremos es buscar una conciencia social de solidaridad y que cada proyecto que impulsemos sea capaz de movilizar a la gente. Igual que ha hecho esta telemaratón.

Desde la asociación Apneef atendéis a decenas de usuarios con necesidades especiales. ¿Cuántos niños forman parte de este proyecto tan bonito y cómo se sienten? ¿Están ilusionados con la telemaratón?
—Atendemos alrededor de 420 usuarios, contando a las familias que son la fuerza de todo. Todas ellas son una motivación más para seguir creciendo cada día. Y no, todavía no lo saben. No queremos adelantarnos. Se lo queremos decir en el último momento porque hay niños que no son realmente conscientes del espacio y del tiempo. A ver cómo lo hacemos porque son muy insistentes y tenemos que adaptar la información a las características de cada uno. Hay algunos jóvenes que sí lo saben porque van a participar en una de las actuaciones con el payaso Piruleto. Grabaremos el vídeo y luego lo emitiremos en la gala.

Lleva desde 2008 ligada a esta entidad. ¿De dónde le viene esa voluntad de querer ayudar a las personas más necesitadas?
—Mi familia es de origen humilde. Es gente muy generosa que, desde pequeña, me ha enseñado valores muy relacionados con la solidaridad y la conciencia de ayudar a aquel que más falta le hace, así que supongo que de casta le viene al galgo. Mi padres son dos personas muy trabajadoras. Mi padre, que tiene 90 años, siempre ha sido un gran artesano. Ha elaborado lanzas para pescar morenas, cestos ibicencos e incluso ropa payesa. Ahora mismo sigue colaborando desde casa. A mí también me encantan estas manualidades, pero no tengo tiempo. Ten en cuenta que tenemos a 38 profesionales trabajando en la asociación. La coordinación y el voluntariado requieren mucho tiempo.

Es significativo el esfuerzo de todos los agentes implicados en este proyecto. ¿Cómo se siente al observar que esta iniciativa ya es toda una realidad?
—La verdad es que te pone la piel de gallina. Desde la entidad estamos felices. La recompensa personal es enorme. Al ver tanta implicación, te das cuenta de que la sociedad está concienciada. Sin duda, será un evento increíble. Solo espero que otras asociaciones también puedan formar parte de algo tan grande los próximos años.