Joan Marí Guash, el Director Insular de Medio Rural y Marino. | Daniel Espinosa

La obsesión del director insular de Medio Rural y Marino, Joan Marí Guasch (Sant Carles, 1961) es que el relevo generacional en el sector primario sea una realidad. «Si no lo logramos, desaparecerá», augura. En su puesto anterior como presidente de la Cooperativa Agroeivissa dejó a un agricultor de 31 años y de la explotación familiar ya han cogido el relevo sus dos hijos. Se puede decir que predica con el ejemplo.

Como agricultor profesional siempre fue muy crítico con las instituciones. ¿Cómo ha vivido estos dos años y medio al otro lado?
—En la primera entrevista que me hicieron en el cargo la primera pregunta fue similar, ahora soy más crítico con la institución, porque conozco cómo funciona desde dentro. Las críticas que hacía eran constructivas, para pedir que se agilizaran trámites, aunque es muy fácil criticar desde fuera. En este sentido me satisface decir que creo que ha habido una mejoría, la administración sigue siendo demasiado lenta, pero las convocatorias de ayudas anuales estamos consiguiendo resolverlas dentro del año y pagarlas dentro del año. Esto era algo desconocido, lo conseguimos el año pasado y este año esperamos llegar a Navidad habiendo resuelto y pagado la mayoría de las ayudas. Creo que los agricultores y ganaderos se merecen eso, que además de que existan líneas de ayuda se agilicen los trámites y en un plazo aceptable, dentro del año natural, se puedan pagar.

Entonces no se arrepiente del cambio.
—Si volviese atrás repetiría, porque con este equipo hemos hecho cosas que creo que están ayudando al sector. Tenía un desconocimiento grande sobre gestión administrativa, pero hay un gran equipo aquí que me ha ayudado mucho y me ha dejado que me dedique mucho a trabajar de puertas hacia fuera, que tenga la relación necesaria con el sector agrario y pesquero. Creo que es algo muy importante. El objetivo tiene que ser lograr que les vaya bien a los agricultores, pescadores y ganaderos. También a los cazadores, que es un sector que llevamos y a veces queda un poco olvidado porque no tiene la misma importancia económica. Pero es gente que hace un trabajo muy interesante de mantenimiento de territorio y paisaje. Desde aquí intentamos a través de las asociaciones y de la federación balear de caza ayudarles en sus iniciativas. Ellos colaboran mucho en la instalación de trampas para la captura de serpientes y otras labores que podrían decir que no les corresponden y lo están haciendo.

La gente del sector con la que tiene confianza, ¿le da mucha caña? ¿Qué le dicen?
—Pues la verdad que pensaba que sería peor, porque la confianza ya se sabe. Yo estoy muy contento con el sector, siempre lo he dicho y lo hago con conocimiento de primera mano. La semana pasada tuve la suerte de compartir un viaje con agricultores de la isla a La Rioja y Navarra y hace tres semanas estuve con los pescadores en un intercambio con las cofradías de Conill, Motril y otros puntos de Andalucía. Procuro tener buena relación con el sector primario, siempre se lo digo, yo soy uno de los vuestros. Me meten caña pero en el buen sentido de la palabra, me hacen propuestas y yo también les meto caña, les digo que se tienen que agrupar más y moverse.

¿Cómo ve el futuro del sector tras la pandemia?
—Esta situación tiene que marcar un antes y un después. Vivimos en un mundo globalizado en el que parece que el precio siempre es lo importante. Durante la pandemia vimos en los telediarios imágenes de supermercados vacíos, sencillamente era miedo a no tener eso que nos hace falta todos los días, la comida. La sociedad en general empezó a valorar los productos de proximidad. También es verdad que la preocupación de este departamento junto con Presidencia era muy grande respecto al sector y decidimos hacer una campaña potente en todos los medios para fomentar el consumo de producto local ante la ausencia de turismo. Es delicado hablar de aspectos positivos cuando tanta gente nos ha dejado por culpa de este virus, pero hay que decir que las cooperativas y las cofradías de pescadores funcionaron. Creamos un pequeño gabinete de crisis con los responsables del sector, yo cada viernes hacía una llamada para saber cómo había ido la semana, además me pasaba un informe mensual que sigo recibiendo. Terminaron el ejercicio 2020 con un crecimiento respecto a 2019.

¿Y este año?
—El crecimiento se ha mantenido en 2021 y creo que tenemos que seguir en esta línea. Hay 150.000 residentes que tienen que comer cada día, si contamos además con los turistas creo que sería posible para el sector incluso crecer. El otro día en este viaje que hice a Navarra, los productores de la zona me contaban que principalmente estaban dedicados a las conservas y los congelados. Son explotaciones inmensas. Claro, les sorprendía que en Ibiza pudiéramos vivir con explotaciones pequeñas, cuando se lo explicábamos lo entendían. Es sorprendente como el sector se adapta a cada territorio, cada uno conoce su marco y creo que en Ibiza el sector primario sale reforzado de esta crisis.

El informe de soberanía alimentaria del Govern balear de este año mostraba que Ibiza sigue muy lejos de alcanzar un nivel suficiente de autoabastecimiento. ¿Cuál es el camino a seguir?
—Producir más de un modo sostenible y viable. No producir por producir. Hay explotaciones agrarias, ganaderas y pesqueras que se pueden potenciar. Además considero que es un sector en el que cabe más gente. Es una oportunidad y creo que vale la pena incentivar el sector y transmitirlo a los jóvenes. Aquellos que tengan inquietudes que sepan que se puede vivir del campo y se puede vivir del mar de una manera digna. Yo he pasado toda mi vida en una explotación agraria y no me he considerado un desafortunado sino todo lo contrario.

¿Cómo evoluciona esta incorporación de jóvenes?
—Veo una inquietud positiva. Pero tenemos que trabajarla, en muchos casos se ha perdido el relevo generacional y ahora es más difícil recuperarlo. Yo he conocido a mucha gente que quiere hacer cosas pero que sus padres no son agricultores a pesar de tener finca y es difícil recuperar la actividad. Vivimos en una isla en la que tenemos muchas oportunidades y creo que merece la pena aprovecharlas. Hoy (por el pasado martes) se cierra la convocatoria del año 2021 de solicitudes de incorporación de jóvenes agricultores y la diferencia principal con años anteriores es la cantidad de agricultores a tiempo completo. De las 30 o 40 solicitudes anuales solía haber dos o tres a tiempo completo, este año han sido ocho y seguramente habrá alguna más. Es un cambio importante y a partir de aquí habrá que hacer un seguimiento a todos estos jóvenes, animarles y ayudarles.

¿Se trabaja por la innovación en el sector en Ibiza? ¿Cree que las ayudas Next Generation EU le darán un impulso?
—Habrá que ver estas ayudas cómo llegan y cómo se manejan. Durante mis años de trabajo en la explotación me he dado cuenta de que a veces sin darnos cuenta vamos innovando. Cuando miramos diez años atrás nos damos cuenta de que lo que estamos haciendo muchas veces no tiene nada que ver con lo que se hacía. Hablo de mecanizar, de trabajar con nuevas variedades, de introducir nuevos cultivos... el mercado se mueve y nosotros tenemos que movernos la ritmo del mercado, si no sencillamente se podría dar el caso de desaparecer sin saber muy bien por qué. Por eso creo que es muy importante el trasvase de esta información, lo que nos obliga a salir de Ibiza y ver cómo trabajan otros productores y cómo innovan.

La Conselleria de Presidencia y Gestión Ambiental considera que el año que viene ya podrá utilizarse el compost de Ca na Putxa. ¿Han tratado este tema respecto al acceso por parte de los agricultores?
—Lo hemos tratado en conversaciones informales por el momento. Hay que ver primero los resultados de análisis que da este compost. Lo que sí sabemos es que nuestros terrenos aquí en Ibiza son muy deficitarios de materia orgánica. Lo mínimo recomendable es un 2 % y no llegamos, por lo que es necesario incorporarla. Tenemos el problema añadido de que tenemos muy poca ganadería. Habrá que intentar que este compost llegue a los campos, habrá que sentarse y ver todas las posibilidades. Será muy importante que se pueda utilizar en cultivos, pero primero debe saberse qué producto se obtiene en esta planta y después será cuando tendremos que sentarnos en una mesa para estudiar las posibilidades. Desde el departamento de agricultura estamos intentando favorecer determinados cultivos de secano de árboles y cereal que estaban desapareciendo. Gracias a líneas de actuaciones se están recuperando y ahí el compost sería fundamental en un lugar de clima seco como es este.

El Govern sacó este año una línea de ayudas a la alimentación del ganado de Mallorca y Menorca para paliar el impacto de la sequía, ¿se olvidaron de Ibiza?
—A mí me llamó el director general de agricultura para plantearme esta línea y aquí habíamos tenido bastante lluvia. Eran ayudas para forraje y cereal, de los que hemos tenido este año en Ibiza una cosecha como hacía años que no se veía. Yo le dije la verdad, que era una línea de ayudas que no se correspondía con la realidad de Ibiza y que guardara el dinero para otras líneas.

¿De qué otras líneas hablamos?
—Podrían ser ayudas de mantenimiento o de replantación de árboles.

¿Se trabaja en ellas para el año que viene?
—Hay ahora mismo sobre la mesa una línea de replantación de árboles que no la vemos para Ibiza porque habla de un tamaño de las explotaciones que en Ibiza apenas existe. Esto nos obliga a sacar desde el Consell nuestra propia línea de ayudas que se adapte a las necesidades que tienen nuestros agricultores. Tenemos dos líneas complementarias, una es de replantación de árboles y variedades locales, que este año hemos tenido que dotar con el doble de fondos, la otra es la línea de mantenimiento de paisaje que ha dado muy buen resultado. Es el segundo año que se hace esta última, en 2020 fueron 190 beneficiarios y en 2021 ya han sido 345, casi el doble. Esto ha supuesto actuar sobre 2.800 hectáreas de secano. Creo que eso, junto a la mejora de los precios de la algarroba, está favoreciendo el cuidado de nuestros campos. Seguiremos en esta línea para favorecer que el paisaje sea más bonito para todos.

¿Con la algarroba existe una burbuja o es una tendencia que se mantendrá ?
—Mirando para atrás, es cierto que siempre ha sido habitual que cada tanto tiempo los precios subieran uno o dos años y después volvieran a bajar. En Ibiza se va a celebrar un pequeño congreso, unas jornadas de la algarroba, en mayo del año que viene. Se han desplazado técnicos de distintas partes de España para planificar este congreso. Hablando con ellos de por qué había subido tanto la algarroba, indican que en los próximos años puede tener un recorrido importante. Principalmente por el uso del garrofín, que se obtiene de las semillas de la algarroba, y es un espesante natural que parece que tiene un mercado creciente a largo plazo. También es verdad que el algarrobo no es un naranjo o un olivo que al tercer o cuarto año da una buena producción. El algarrobo tarda bastante más. Es por ello que la tendencia es probable que se mantenga aunque siempre lo digo con prudencia porque tenemos un mercado globalizado y habrá que verlo.