La Esquadra de Caramelles de Sa Colla des Puig de Missa ha llevado este canto tradicional ha muchos lugares.

En diciembre de 2013 un grupo de jóvenes que no llegaban a los 30 años y que aún no se habían matriculado en la universidad decidieron unirse para evitar que se perdieran las tradicionales caramelles ibicencas. Tenían entre 24 y 27 años, crearon la Esquadra de Caramelles de Sa Colla de Puig de Missa y hoy, casi una década después, han conseguido, junto a otros grupos de las Pitiusas, que este canto ancestral haya vuelto a resurgir cada Navidad en distintas iglesias de Ibiza y Formentera.

El presidente de esta formación afincada en el pueblo de Santa Eulària es Marc Marí y junto a él están Miquel Palerm, David Monje, Marc Tur, Carles Juan, Aitor Cuenca, Aléxis Cuenca, Pau Castillo, Vicent Torres y Salvador Roig. Precisamente este es el más mayor del grupo y el único que ya tenía experiencia previa en el mundo de las caramelles, tal y como explicó ayer por la mañana a Periódico de Ibiza y Formentera el propio Marí: «Somos un grupo de amigos de Ibiza, enamorados de nuestra historia y de las tradiciones de la isla, que ya habíamos estado en algunas collas de la isla como cantadors, sonadors o balladors y que un día decidimos dar un paso adelante para evitar que se perdiera algo tan especial como es este canto único de nuestras islas y cuyo origen se remonta a la lejana Edad Media».

No es sencillo
A pesar la ilusión de todos los miembros del grupo, el trabajo no resulta sencillo ya que las caramelles se transmiten de forma oral de generación en generación, lo que provoca que apenas haya documentos escritos. «Nosotros hemos ido aprendiendo sobre la marcha, con los miembros de la esquadra que estaba antes que nosotros y eso es muy bueno, pero también se echa en falta que haya más documentos donde inspirarnos porque, nosotros por ejemplo, los más antiguos que conservamos son de la década de los cuarenta del pasado siglo».

Además, el grupo de Santa Eulària ha decidido dar una vuelta de tuerca a la tradición. Las caramelles suelen interpretarse en ibicenco antiguo, pero ellos adaptan «algunas palabras al lenguaje actual» y tal y como aseguró Marí, a pesar de que el repertorio suele ser muy parecido en cada actuación, ellos incluyen piezas que no son del todo habituales como el Saltarem, correrem, «donde se anima a celebrar que ha llegado Dios y que se asemeja bastante a un villancico tradicional».

Además, interpretarlas requiere de una experiencia y habilidad que se aprende con el paso de los años a base de ir practicando. «Hay que saberse las letras, aprender a cantar y entonar tonadas complicadas como el cant redoblat y al mismo tiempo tocar instrumentos tradicionales de nuestro folklore como el tambor, la flaüta, les castanyoles o el espasí, un instrumento de metal similar a una espada».

Éxito en Barcelona
Recientemente, siete miembros de este grupo han llevado con gran éxito las caramelles a Barcelona. El sábado 18 de diciembre a las 19.15 horas estuvieron en la Catedral de Barcelona y el domingo 19 por la mañana en la Abadía de Montserrat, siendo la primera vez que se escuchaban en la ciudad condal el Sant Goig, les Gotxos de Nadal o la pieza Saltarem, correrem. En ambos lugares las escucharon más de 100 personas e, incluso, tuvieron el privilegio de cantar una llarga frente a la cripta gótica de Santa Eulària inaugurada en 1339.

De hecho, la intención de esta Esquadra de Caramelles es que estas actuaciones se repitan al menos una vez al año en otros lugares de España y poder llegar hasta el Vaticano para que suenen delante del Papa de Roma. De momento ya han estado en Ciutadela y en la montaña más alta de Menorca, Monte Toro.