Rafa Ruiz, el día de la inauguración del carril bici. | Marcelo Sastre

Pocos dudan ya en la ciudad de Ibiza de que el alcalde, Rafa Ruiz, está en modo campaña electoral. Los ibicencos tienen cita con las urnas en mayo de 2023, pero todo indica que el socialista ha comenzado ya la tarea de autopromoción de su candidatura desde la Alcaldía.

De este modo, Ruiz ha desplegado desde enero una inusitada actividad que parece tener como único objetivo que los votantes tengan claro quién es y a qué se dedica. Todo ello a la espera de poder inaugurar el que será el único gran proyecto de su mandato, la modernización de la avenida de Isidor Macabich.

Un repaso al muro de Facebook del primer edil permite observar cómo desde enero Ruiz se prodiga en todo tipo de actos y eventos. Eso sí, no hay ni una sola publicación en la que el alcalde muestre alguna preocupación por los graves problemas que acucian a Vila. Es decir, el casi imposible acceso a una vivienda digna a precios razonables, los cada vez más habituales vertidos de la depuradora al torrente de sa Llavanera o las ya tradicionales inundaciones en cuanto llueve.

El primer edil parece estar más pendiente de asuntos que, en lo que a imagen se refiere, le deben dar mejores réditos. Lo cierto es que, entre enero y abril de este año, Ruiz no ha parado. Y buena parte de las reuniones que le interesa dar a conocer se refieren a cuestiones de su partido, el PSOE, y no a los problemas que afectan a los residentes de la capital ibicenca.

El alcalde, que solo va a los partidos de la UD Ibiza, ha tenido en lo que llevamos de abril una agenda variopinta. En menos de dos semanas, ha sido elegido secretario general del PSOE de Vila, ha asistido a la presentación del festival Ibicine, ha participado en la entrega de los Premis de l’Esport, ha casado a sus amigos Marina y Mario, ha dado una rueda de prensa con su compañero Josep Marí Ribas y con Aitor Morrás y se ha permitido el lujo de presumir de las «mejoras» del servicio de limpieza viaria en la ciudad.

En marzo, mientras las inundaciones eran una constante, los vertidos de sa Llavanera no paraban e Ignasi Wallis permanecía atascada a diario, Rafa Ruiz acudió a un encuentro del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad, ha presentado por enésima vez las viviendas de protección oficial de sa Penya, ha asistido al Canto por la Paz celebrado en el parque Reina Sofía y ha presentado un par de fuentes de agua potable en Figueretes. Además, ha acudido a la inauguración de Carn&Coop, ha homenajeado a los empleados jubilados del Consistorio, ha recibido a los alumnos de primaria de un colegio, ha presentado el Espai per a la Gent Gran y ha asistido a inauguraciones varias ajenas al Consistorio, como la de la nueva sede de Apfem.

En el mismo mes, el primer edil inauguró el carril-bici de Bartomeu Roselló, que tres días más tarde perdía color y se llenaba de grietas, a pesar de que ha costado 80.000 euros. Como era de esperar, participó en el manifestación del 8-M, presentó la nueva iluminación de la Catedral y el FabLab y disfrutó de las fiestas de Carnaval. Anunció, eso sí, el inicio de las obras de can Murtera y la remodelación de Isidor Macabich.

Búsqueda de soluciones

La agenda de Ruiz en febrero tampoco parece que contemplara la búsqueda de soluciones a los problemas de la ciudad. Participó en los actos del Día de Baleares, se manifestó en favor de Ucrania, presentó la colocación de dos cuadros de Vicent Calbet en el salón de plenos municipal y dio a conocer el nuevo proyecto de movilidad urbana consistente en que cuatro líneas de autobús se integrarán en el sistema de transporte del Consell. Ruiz, junto con Marí Ribas (uno aspira a repetir como alcalde de Vila y el otro quiere ser el nuevo presidente del Consell), presentó el nuevo proyecto de viviendas de protección oficial de Isidor Macabich. Viviendas que en abril ninguno de los dos recordó a la hora de repasar las promociones puestas en marcha en esta legislatura.

El alcalde anunció en febrero, como si de un gran logro se tratara, el visto bueno de Recursos Hídricos a la construcción del centro de baja exigencia de es Gorg. Olvidó indicar que es un trámite administrativo de obligado cumplimiento. En el mismo mes, entregó algunos premios, participó en cumpleaños, no dejó de ir a ver a la UD Ibiza, defendió la controvertida Ley de Turismo y firmó un protocolo con la Escola d’Arts i Oficis para entregar a esta entidad diversos equipos para diseño en 3D.

El día 10 de febrero visitó can Casals junto al representante de la Comisión Europea en Cataluña y Baleares, Manuel Szapiro. Sorprendentemente, tuvo también tiempo para acercarse al Museo Diocesano, acompañado del obispo Vicent Ribas. En ese mes, presumió de las ayudas otorgadas por Vila a empresarios y autónomos gracias al Govern y al «Gobierno de España».

Ya en enero, entregó un cheque de 5.280 euros a la Plataforma Sociosanitaria, recaudados en la pista de hielo instalada en Navidades en la ciudad. Junto a Francina Armengol, visitó la sede de Apfem y el MACE. Logró aprobar, con retraso, el Plan de Movilidad Urbana Sostenible. No se olvidó tampoco de la UD Ibiza y presentó en Fitur el nuevo vídeo de promoción de la ciudad que preside. En el primer mes del año, se contagió de COVID-19, aunque eso no el impidió participar telemáticamente en una reunión del partido. Y eso que días antes había presumido de que Vila era la ciudad de la isla con un mayor índice de vacunación.

Visto lo visto, o el alcalde de Ibiza considera que su día a día como edil no interesa a los ciudadanos o su cotidianeidad tiene poco que ver con aquello para lo que fue elegido.