Ben Clark regresa a Ibiza durante dos días desde Salamanca donde imparte un máster.

Al escritor y poeta Ben Clark (Ibiza, 1984) últimamente se le acumulan los proyectos y las buenas noticias. Tanto que se le nota tremendamente feliz al otro lado del teléfono desde Salamanca, ciudad en la que actualmente imparte un Máster de Escritura Creativa en la universidad de la capital charra mientras no para de hacer cosas. A lo largo de la conversación detalla con su permanente sonrisa como es su vida entre esta ciudad y Mérida, resume con pasión como dentro de unos días arranca su primer curso en Domestika bajo el nombre de Escritura creativa: literatura digital y viral y como este viernes y sábado regresará a Ibiza para impartir en la biblioteca pública de Eivissa un taller de escritura creativa. Incluso, hay tiempo para analizar el pasado, futuro y presente del mundo editorial.

* Enhorabuena. No para de anunciar buenas noticias. La última un curso en Domestika.
—Muchísimas gracias. Lo cierto es que estoy muy ilusionado porque es un terreno muy desconocido para mí al ser un curso online que se grabó hace unos meses.

* ¿Qué hace diferente a este curso?
—Sobre todo su gran proyección al estar enfocado a usuarios de todo el mundo. Es cierto que también tiene una interacción diferente a las clases que doy en Salamanca, pero es algo a lo que tendremos que acostumbrarnos porque es un método que tras la pandemia ha llegado para quedarse.

* Lo cierto es que su audiencia puede ser tremenda...
—Completamente. Hay cursos en Domestika como el que ha impartido el escritor mexicano Alberto Chimal que han llegado a 30.000 alumnos. Una locura.

* ¿Esto habla del interés que ha despertado la escritura en España durante la pandemia?
—Más que por la escritura yo diría que se ha despertado gran interés por todo lo creativo o con todo lo que supone hacer cosas con las manos y en este sentido la escritura es relativamente sencilla porque no se necesita mucho.

* ¿Eso se reflejará en su taller del viernes y el sábado? Me han dicho que las inscripciones van a muy buen ritmo.
—Ojalá. Es un curso que llega desgraciadamente con dos años de retraso así que imagínate las ganas que tengo. Estaba previsto para abril del 2020, luego con la pandemia se barajaron varias fechas del 2021 sin encontrar ninguna que fuera bien por las restricciones y ahora por fin se impartirá. Por ello mi agradecimiento al Consell d’Eivissa por mantener mantenido el interés y seguir apostando por él.

* Además, supone su regreso a Ibiza al menos por unos días.
—Sí y es genial. Volver a la isla donde nací, donde he vivido tantas cosas y poder dar un curso donde conocer tanta gente del ámbito de la escritura será muy especial y emotivo.

* ¿Cómo tiene pensado estructurar el taller?
—Fundamentalmente como un punto de encuentro que despierte inquietud por el relato o la poesía. Por un espacio en el que al menos durante unas horas se pueda indagar en la lectura de estos dos estilos, aprendiendo a disfrutarlos de otra manera.

* Pero a priori poesía y relato son muy distintos...
—Es cierto pero también tienen en común su parte estética y su propuesta creativa. En este sentido el microrelato hace de puente entre ambos ya que está en una frontera sin que muchas veces sepas donde comienza y acaba uno u otro.

* Con su experiencia, ¿cómo ve el boom actual en España?
—Positivo. Se edita mucho en general, tanto con grandes como pequeñas editoriales o por cuenta propia y eso siempre es bueno. Ahora la clave está en saber como podrá aguantar eso a la próxima crisis que está por venir y que según todos los indicadores tendrá que ver con el papel.

* ¿Es tan grave el problema?
—Pienso que sí. No podemos obviar que hay un problema con el abastecimiento y, por supuesto, también de recursos naturales. Llegará un momento que ya no podremos seguir produciendo más y haya que parar.

* En España estamos considerados un referente editorial.
—Lo de nuestro país es un fenómeno extraño y a estudiar. Se editan muchos ejemplares, tal vez demasiados. Según un estudio en 2020 se editaron 180 millones de ejemplares de los que se vendieron 160 millones. Una cifra brutal que supone un exceso por más que abarque todo tipo de publicaciones.

* ¿Esto no beneficia a quien empieza?
—En parte sí porque hay más opciones donde publicar. Y en este sentido Ibiza es un ejemplo de ello. Siendo un sitio muy pequeño tiene bastantes editoriales que trabajan muy bien, cada una en su campo, y que suponen grandes oportunidades.

* ¿Qué les diría Ben Clark a los autores que empiezan?
—Que indaguen y se acerquen a otras editoriales. Que vean como trabajan, como son sus presentaciones, que sepan como es su estilo. Para esto no hace falta irse muy lejos sino viajar de vez en cuando a Mallorca, a Madrid o Barcelona y así poder mejorar.

* ¿Y a los que quieren empezar a escribir y no saben muy bien como hacerlo?
—A esos les diría que lo primero es tener bien claro que quieres hacer, si un relato, un cuento o un libro de poemas. Todos son muy distintos entre sí y tienen sus mecanismos particulares. Luego también que no hablen en sus historias de lo que no conocen y que se centren en lo que tienen cerca y manejan o sobre lo que documentarse más fácilmente. Que si escriben en Ibiza no ambienten su novela en un pequeño pueblo de Wisconsin creando una trama de tráfico de anfetaminas sino que cuenten una historia sobre, por ejemplo, las aventuras o desventuras del verano en Ibiza.

* Sé que no para ni un minuto pero, ¿qué tiene entre manos ahora Ben Clark?
—Varias cosas que están aún por anunciarse. Entre ellas terminar un nuevo libro de poemas con el que llevo bastante tiempo.

* ¿Usted es de los que ve una historia o un poema en todo lo que nos rodea?
—Pienso que es fantástico observar el mundo a través de una mirada poética o literaria. Cada cosa con la que nos encontramos en nuestro día a día puede ser fruto de una reflexión que se puede trasladar a unos poemas, unos versos o una historia.

* ¿Se animaría algún día a componer una canción?
—(Risas) Que va. Ya he hecho alguna colaboración con grupos como Projecte Mut pero componer una canción es algo más serio porque hace falta sentido musical y de eso no tengo mucho.