Xico Rocha trabajando en su estudio con sus herramientas.

El joven artesano Xicu Rocha Colomar sigue dando pasos a sus 22 años para difundir y mantener viva la tradición de elaborar cuchillos ibicencos como se hacían antiguamente. El próximo será tener un puesto en la feria Eivissa Medieval que comienza hoy, mostrando sus creaciones y atendiendo personalmente las preguntas de todo el que se acerque hasta allí.

Algo que, según explicó este miércoles a la Televisió d’Eivissa i Formentera con una gran sonrisa este antiguo alumno de l’Escola d’Arts d’Eivissa, le hace especial ilusión. «Cuando era bien pequeño subía con mi madre a Dalt Vila a corretear por sus calles y la feria Eivissa Medieval siempre me encantó con tantos puestos y artesanos con los que disfrutar y aprender, y ahora ser uno de ellos supone algo muy especial para mí y por eso reconozco que también durante estos días ando un poco nervioso».

Algo que se le pasa rápidamente. En cuanto explica su pasión por los cuchillos y cómo es su trabajo diario, la serenidad y la tranquilidad vuelven a su rostro. No en vano, a pesar de ser muy joven, Rocha ya es todo un experto en la materia, siendo actualmente junto a Joan Bonet los dos únicos artesanos que hacen cuchillos en la isla de Ibiza manteniendo vivo un oficio que corre el riesgo de desaparecer.   

Sin embargo, él llego a este mundo un poco por casualidad. «Yo siempre fui un niño muy inquieto, que siempre andaba haciendo cosas con las manos y al que le encantaban todo tipo de inventos, pero nunca había pensado en dedicarme a esto hasta que en 3º de ESO mi tutor en el IES Quartó de Portmany, Paco Romero, me descubrió este mundo y me animó a matricularme en l’Escola d’Arts en el Grado Medio de Forja y Herrería y donde al tener a Nadal March como profesor ya me di cuenta que me quería dedicar a ello».

Uno de los cuchillos de Xico Rocha.

Por ello, tras terminar y presentar un proyecto con el que obtuvo matrícula de honor, Rocha decidió dar un paso más y dejó Ibiza para marcharse a Toledo y seguir estudiando en la Escuela de Herreros Ramón Recuerdo. «Fueron momentos muy buenos porque hice muchos cursos de todo tipo de forja y de cuchillería, aprendí muchísimo sobre tratamientos térmicos que me han servido para mi trabajo actual y porque, sobre todo, regresé a la isla con el título de Maestro Cuchillero y de Futuros Maestros de la Forja Artística».

Taller en su casa

Desde entonces no ha parado de trabajar en un pequeño taller que tiene en su propia casa y que comenzó a montar gracias a unos pequeños ahorros que tenía y siempre con el asesoramiento de Joan Bonet, y para el que siempre tiene palabras de agradecimiento. «Él ha sido fundamental en todo esto porque me ha ayudado muchísimo en todo momento, me prestó herramientas cuando no las tenía, y me ha ayudado a mejorar mucho desde que hice mi primer cuchillo con 14 años con piezas que tenía por casa y que aunque es bastante feo lo sigo teniendo colgado en un lugar especial de mi taller como recuerdo».

En este sentido, el joven cuchillero confiesa que es un profesión de la que se van aprendiendo de los fallos para ir mejorando. Algo que le ha permitido convertirse en un virtuoso que actualmente puede tardar entre 5 y 12 horas en crear un cuchillo, dependiendo del modelo y la técnica que se emplee, creando verdaderas obras de arte con una serie de elementos comunes que los hace distintos a cualquier otro de España y que actualmente son muy valorados por cocineros, coleccionistas o quien busca un regalo especial y único. «Creo que les cutxilles pageses son distintas a cualquiera porque son de distinto tamaño al resto, porque suelen tener una decoración floral en la hoja que no tienen otros y porque en mi caso, además de acero al carbono C70 y el acero inoxidable 440C, siempre empleo materiales ibicencos como ballestas de camión o de coche para la hoja o maderas de ginebra, sabina o almendro para las empuñaduras».

Así, Rocha construye distintos modelos de cuchillos tradicionales pitiusos. Los más demandados son los son más llamativos y grandes como los que se usaban en les matances, pero también hay de tamaño intermedio que se emplean para deshuesar la pieza o trabajos de mayor precisión y los pequeños, conocidos como punyalet o forquet, y que llevaban los hombres ibicencos antiguamente en su cinturón.