Pepe Roselló.

El gran cineasta Ingmar Bergman dijo una vez que «envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena». Para mí, además, significa la oportunidad de cerrar círculos, de redondear ciertos aspectos de la vida que así lo requerían y retomar algunos de esos caminos que, en algún momento, por la razón que fuera, habíamos esquivado.

Este sábado, 30 de julio a la puesta de sol, tras meses trabajando intensamente para reinventar un espacio y definir las sensaciones y emociones que queremos provocar en él, me siento feliz de anunciar que Space abre un nuevo lugar en la costa de ses Variades, uno de los enclaves más subyugantes, asombrosos y mágicos de Ibiza. Lo hemos bautizado Space Eat & Dance y, desde el instante en que abra sus puertas, algo que haremos progresivamente, con paso firme pero sereno, se convertirá en la casa de todos los ibicencos y amigos del mundo que quieran venir a conocerla.

Mi infancia, juventud y madurez transcurrieron en Sant Antoni, donde puse en marcha numerosos negocios con los que pude vivir en primera persona la gran transformación que ha experimentado la bahía en los últimos sesenta años.

Primero con restaurantes como S’Olivar, Rincón de Pepe y El Refugio; y luego con salas de fiestas como Capri-Playboy y Playboy 2. En 1989, tras casi treinta años trabajando en Sant Antoni, emigré a Platja d’en Bossa para crear una nueva discoteca, Space, con un concepto lo suficientemente emotivo e innovador como para llevarnos, en sus 27 años de historia, a conquistar en trece ocasiones el premio a la mejor discoteca del mundo. Permítanme la inmodestia, pero hasta la fecha ningún otro club lo ha logrado y debo suponer que eso significa que algo hicimos bien.

Sin embargo, durante aquella etapa fuera de mi pueblo, a pesar de todos los éxitos y alegrías, siempre sentí una espinita clavada que me empujaba a regresar al hogar, la familia, los amigos, la gente... Recorriendo las calles de Sant Antoni, escucho continuamente como reverberan en las esquinas los ecos del pasado. Y siempre son ecos de felicidad.

En 2016, cuando el sueño de Space quedó en pausa, volví a establecer aquí mi casa y ahora, por fin, tras reformas, ensayos y muchas pruebas, comienzan a girar las ruedas de un nuevo medio de vida. Y al hablar de «medio de vida», permítanme poner el acento en la palabra «vida». Space Eat & Dance, marca que tenemos registrada en clase 43, nace para ser el lugar donde reencontrarnos todos: los antiguos seguidores de Space, la gente de Sant Antoni de tantas y tantas generaciones y los nuevos amigos que, sin duda, iremos haciendo por este camino que ahora empieza.

Hace poco más de un año, Space adquirió los derechos de un antiguo restaurante ubicado frente a los escollos de ses Variades, al final de la calle Balanzat y en pleno paseo marítimo. La parcela que ocupa la adquirieron, en los años 50, dos queridos amigos: María Palou y Klaus Silverstein, también fundadores del bar El Quijote, que ejercía como epicentro de la ‘dolce vita’ que conformaba Sant Antoni en los sesenta y setenta. Durante las reformas y preparativos para esta nueva aventura, mientras el sol ha ido cayendo cada día al lado de sa Conillera y el cielo se ha encendido de fuego, he recordado aquellas jornadas felices de condesas, duques, payeses, pescadores, aventureros, industriales, bailaores, cineastas, literatos y tantos personajes fascinantes e indescriptibles, conviviendo todos felices y en armonía, en aquella utopía que entonces era Sant Antoni. Y he pensado que, de alguna forma, debemos tratar de regresar a ella. Space Eat & Dance trabajará para que así sea; para que, de alguna manera, ejerza como un túnel del tiempo que nos devuelva a esas mismas sensaciones.

Aquel arco elegante, con su reja restaurada frente al crepúsculo, que María y Klaus construyeron, también enmarca nuestro sueño en el presente. Y, como siempre hemos hecho, la gente de Sant Antoni y todos los ibicencos son especialmente bienvenidos, porque forman parte de él.

A la hora del almuerzo, la costa de ses Variades es un prodigio de apacibilidad. Los únicos sonidos los provoca el vaivén de la corriente, el graznido de las gaviotas y los golpes de las drizas sobre las velas de las embarcaciones que entran y salen del puerto. Es en ese instante cuando más nos gustará recibir a las familiasde la isla y será entonces cuando en nuestra cocina se produzcan los mejores y más variados manjares.

Al atardecer, una vez que ses Variades se transforma en un mirador multitudinario del ocaso, Space Eat & Dance irá progresivamente mimetizándosecon esa atmósfera festiva, conservando su carácter de establecimiento gastronómico donde las horas transcurren envueltas en un intenso aroma a salitre e innumerables guiños a la historia y el arte de Space.

Nuestro compromiso con todos vosotros es de sinceridad, calidad y comodidad, en la suavidad que exige el momento de comer en familia con niños y mayores, para recuperar tiempos lejanos. Un enclave para gozar de «un dinar vora mar», como decíamos entonces, con sabores diversos y cuidados en los que apostamos por producto local, precios cómodos, bohemia artística y novedad constante.

Como todo inicio, no estaremos exentos de dificultades, pero las afrontaremos y superaremos, porque, como decía Bergman, nuestra mirada ahora es más libre y la vista más amplia y serena. Bienvenidos a Space Eat & Dance. Os esperamos con la mayor de las ilusiones.