El mundo de la cultura se ha sobresaltado este viernes con la triste noticia del fallecimiento del pintor e interiorista alemán Erwin Bechtold (Colonia, 1925).

Considerado como uno de los grandes referentes de la pintura de vanguardia, descubrió la isla en 1954 cuando tras obtener en su ciudad el diploma de maestro cajista e impresor, empezaba a realizar sus primeras exposiciones tras vivir en Paris y Barcelona donde había conocido a los miembros del grupo Dau al Set y los del madrileño El Paso.

Tras instalarse en 1958 en Ibiza, Bechtold encontró en la isla su lugar en el mundo y decidió instalar para siempre su estudio desde donde creó obras que han llenado colecciones y museos de medio mundo, incluyendo por supuesto el Museu d’Art Contemporani d’Eivissa quien decidió dedicarle una de sus últimas exposiciones en 2017 y 2018 bajo el nombre de Erwin Berchtold. Razones para un catálogo.

Se trató de una retrospectiva comisariada por Elena Ruiz Sastre en la que a través de 42 obras divididas en las series Monoserie, Discordia, Notas musicales, Widersprechung y Umspielung, y la instalación Hommage, se hizo un repaso de la obra de un artista que no paró de trabajar ni un segundo, repleto de energía, creatividad, ilusión y entusiasmo.

Además, aquella muestra incluyó dos volúmenes de grandísima calidad editados por Walter Köning, escritos por la doctora Kirsten Maria Limberg, y en los que se incluían la monografía del artista alemán y el catálogo de toda la obra que creó durante sus años en activo, recogido de forma cronológica, desde que comenzó en el mítico Grupo Ibiza 59 a los últimos que había pintado ese mismo verano para el Festival de Piano de Sant Carles con el que siempre colaboraba desinteresadamente.

«Recorrió un largo camino»

Siguiendo la tradición familiar, Bechtold realizó estudios de composición tipográfica e impresión.
En 1947 inicia su trabajo artístico con cuadros de construcción rígida y grabados en madera pero tres años después viaja a París, donde permanece durante un tiempo como alumno invitado del artista Fernand Léger, hasta que en 1951 decide instalarse en Barcelona entablando contacto con el grupo Dau al set, compuesto por, entre otros, Juan Eduardo Cirlot, Antoni Tàpies o Joan Ponç.

En 1956, por iniciativa del Club 59, que entonces era clandestino, realiza su primera exposición individual en la Sala Gaspar de Barcelona mientras trabaja en el interiorismo de la librería Áncora y Delfín. Tras exponer en la galería Buchholz de Madrid en 1957 vuelve a Alemania, donde participa en Eine neue Richtung in der Malerei (Una nueva dirección en la pintura) en la Kunsthalle de Manheim y en 1958 se instala definitivamente en una casa payesa de Sant Carles, desde donde crea y mantiene relaciones con Barcelona y otros centros artísticos de Europa.

En 1959 crea junto a Erwin Broner, Hans LAAB, Katya Meirowsky, Bob Mumford, Egon Neubauer, Antonio Ruiz, Bertil Sjöberg y Heinz Troka, el movimiento Ibiza 59, cuya principal finalidad era expositiva comprometiéndose a realizar exposiciones individuales y colectivas en la galería El Corsario.
Dos años después, comienza a colaborar junto a Bernd Berner, Rolf-Gunter Dienst, Klaus Jürgen-Fischer y Eduard Micus en el grupo Syn partiendo de un ideario basado «en el retorno al arte autónomo en contraposición al arte de consumo o denotativo».

En 1964 se disuelve Ibiza 59 y 15 años después, en 1979 realiza Monosèrie, una instalación de pintura y sonido que se presentó en la Fundación Miró de Barcelona y, en 1980 en el Wilhelm-Hack-Museum de Ludwigshafen mientras realizaba el proyecto de las fachadas del Museo Reiss de Manheim.

Varias etapas creativas

La trayectoria profesional de Erwin Bechtold recorrió un largo camino por el arte contemporáneo, desde el informalismo hasta la austeridad de las variaciones del ángulo encima de una superficie plana.
No en vano, según los expertos, se dividió en varias etapas creativas en las que «fue capaz de ir variando su trazo desde las formas sensuales sobre grandes superficies blancas de sus inicios hasta las figuras geométricas, que empiezan a aparecer en sus pinturas a mediados de los años 60».

Según escribe Rosa Rodríguez Branchat para l’Enciclòpedia d’Eivissa i Formentera, entre 1955 y 1963 tuvo su etapa informalista «basada en la expresividad de la materia». Durante estos años, al principio hizo obras que se caracterizaban por el uso del grattage y de las manchas como elementos esenciales en las composiciones sin que hubiera esquemas compositivos geométricos regulares y empleando colores claros en contraste con grises oscuros mientras que después se decantó por una serie de cuadros «en los que se observa la intención de conjugar elementos anatómicos muy depurados entre sí».

Tras ello, el pintor alemán se adentró en el geometrismo en una etapa que se prolongó desde 1964 y 1971. Este nuevo período se caracteriza por pinturas donde predominan los fondos blancos con cintas de colores luminosos que recorren los márgenes de la tela incluyendo su conocida serie Fingerdinger, compuesta por obras realizadas sobre una retícula simétrica donde se ubican las formas orgánicas.

A partir de 1972 y hasta 1978, sus series giran en torno al margen y al centro, realizando un trabajo sistemático y con cuadros que tienen su origen en esbozos. En estas obras se encuentra lo que Daniel Giralt-Miracle denomina «principio de la perturbación o un impulso generador de todas las formas creativas» ya que son composiciones con una importante restricción cromática bajo la premisa de que «lo mismo no es lo mismo».

Finalmente, entre 1979 y 1985, la temática de sus obras giran hacia la angulación del círculo, como se puede observar en la serie Ángulo/superficie/espacio caracterizada por pinturas de grandes dimensiones.

Numerosos premios

Entre los premios y reconocimientos que Bechtold recibió a lo largo está el Premio del Salón Sitges en 1959, el Premio Joan Miró en 1973 y el Premio de la VI Bienal de Ibiza.

Por su labor gráfica fue galardonado con el Premio Filograf en 1955 y la Distinción del Instituto del Libro en 1956, y por su labor como interiorista con el Premio FAD en 1961. Incluso, al año siguiente fue elegido miembro del Deustch Künstlerbund y, en 1983, miembro de la Akademie der Künste de Manheim.

En 1990 le otorgaron el título honorífico de Profesor del Land Baden-Württemberg y ya en el siglo XXI, en 2006 el premio Ramon Llull de las Artes, en 2010 la medalla FAD de Fomento de las Artes y del Diseño y en 2018 la Medalla de Honor de las Bellas Artes de las Islas Baleares.