Con el entonces príncipe de Gales en una cena de gala benéfica, en Buckingham Palace. | Picasa

El rey Carlos III se ha convertido en el blanco de las críticas de medio mundo, tras ascender al trono.
Una persona tiene todo el derecho de ser republicano. Pero burlarse del físico de un monarca para machacar su imagen, a la media hora de heredar la corona, no me parece correcto.

El vídeo que muestra la actitud de enfado de Carlos III, debido a haberse manchado con la tinta de una estilográfica, ha dado la vuelta al mundo. Y es razón de mofa de muchos internautas.

No entiendo por qué no usan bolígrafos que no manchan, en vez de plumas estilográficas, cargadas con la tinta de unos tinteros.

En el momento en que falleció su madre, la tan querida Reina Isabel II, empezaron las burlas, chistes y críticas al nuevo rey. Es el final de una era.

En televisión escuché insultos como: «Es infantil. Es un cascarrabias con muy mala leche. Es el berrinches. Un pataletas que muestra su mal carácter. No tiene tolerancia».

Y a mi email, Instagram, Facebook, y Twitter llegan un montón de fotos y vídeos, en los que, con Photoshop, le han puesto a Carlos III los coloridos sombreros y la ropa de su madre.
En otro vídeo, han convertido a Carlos III en un DJ manipulando la mesa de mezclas de una discoteca. Esa mesa en la que tuvo el problema con la tinta.

Y hay muchas fotos en las que se burlan de las manos del nuevo monarca. Dicen que sus dedos parecen unas horrendas salchichas rojas. Y en una foto se anuncia la venta de «Salchichas King Charles. Stock limitado».

Se burlan también de sus grandes orejas y de la piel muy roja de su cara.
Cuando fui presentado al entonces príncipe de Gales, en una cena de gala benéfica, en Buckingham Palace, Charles me pareció una persona muy bien educada, simpática y con mucho sentido del humor.
Le conté la graciosa anécdota de cuando fui presentado, en Londres, a su tía la princesa Margarita, y se rio mucho.

En aquella cena de gala me impresionó el color rojizo de su cara. Y me he dado cuenta de que, actualmente, lo maquillan muy bien cuando asiste a eventos ante cámaras de fotos y televisiones. Y su aspecto mejora mucho.

Charles fue nombrado príncipe de Gales en 1958. Y fue coronado por su madre en 1969.
Creó la Fundación The Prince’s Charities. Es patrono de numerosas organizaciones y campañas sociales. Le preocupa mucho el medio ambiente y la agricultura ecológica. Es portavoz de la arquitectura social y de la preservación de los edificios históricos.

Imagino la tremenda tensión que está soportando este hombre de setenta y tres años, tras heredar la corona en el momento de fallecer su mundialmente adorada madre, y con los líos que tiene con varios miembros de su familia. A este nuevo monarca le espera un no muy largo pero muy difícil reinado.
En Radio Onda Cero dije que yo no me cambiaría por él. Prefiero mi total libertad a sus palacios, castillos y grandes lujos. Yo odiaría estar controlado y vigilado todos los días de una vida cargada de tremendas responsabilidades.

La reina Isabel vivió en otro mundo. Lo hizo muy bien. Pero no estuvo sometida a las burlas y críticas de una generación de youtubers, instagramers e influencers.

Si tanto veneran a la reina Isabel II, por respeto a su memoria, deberían dejar de mofarse de su hijo. Porque si la Reina levantase la cabeza y viera cómo están masacrando a su hijo Carlos III, le daría un infarto y volvería a encerrarse en ese regio ataúd, que ha sido visto por cuatro billones doscientas mil personas.