Bernat coloca una de las tomateras que espera que rinda hasta noviembre. | Daniel Espinosa

La superficie dedicada a la agricultura ecológica en Ibiza dio un salto en 2021. Un incremento inusual del 29% cuando lo habitual en los últimos años era que la superficie dedicada a este tipo de actividad agrícola aumentara menos del 10%. La isla pasó de 792 a 1.023 hectáreas en ecológico.

A pesar de los signos de buena salud del sector, Ibiza todavía está lejos de los objetivos europeos. La estrategia europea De la granja a la mesa busca alcanzar el 25% de producción ecológica en los distintos territorios del Continente con el objeto de mejorar la salud de los europeos y la biodiversidad en la naturaleza. En Ibiza la Superficie Agraria Útil (SAU) en ecológico apenas llega al 9%.

El camino hacia una isla más ecológica lo lideran una hornada de agricultores jóvenes que van recuperando la actividad que, en muchos casos, desarrollaban sus abuelos y dejaron sus padres. Una de las particularidades de la actividad agraria ecológica en Ibiza es precisamente la juventud del sector. Según el Diagnóstico de la agricultura ecológica en las Islas Baleares de 2021 la media de edad de los agricultores ibicencos es de 45 años, frente a los 51 de la media balear.
Tres de estos jóvenes cuentan su experiencia en el Día de la Agricultura Ecológica.

Bernat

En la ladera de una montaña junto al camí vell de Sant Mateu, unas feixes le ganan terreno al bosque de pinos. Naranjos, limoneros, aguacates y un granado amplían la biodiversidad de este espacio de alrededor de una hectárea. Subiendo y bajando el desnivel se encarga de cultivar este huerto Bernat Ramon, de 37 años, al que se puede encontrar los viernes y los sábados en el mercado de Sa Cooperativa de Sant Antoni y en el mercado de Sant Josep. A partir de este mes se le podrá ver los sábados en Forada.

Los terrenos que cultiva forman parte de la finca de Can Tià, que se repartió entre la madre de Bernat y sus hermanas. Su padre decidió cultivar viña en este terreno. Aparte de su trabajo cuidaba la vid y vendía el vino. Pero la viña en pleno bosque era un reclamo para las palomas torcaces, que cada año daban buena cuenta de los racimos.

Bernat decidió tomar el relevo en 2018, pero veía que la viña daba más quebraderos de cabeza que beneficios, por lo que decidió cambiar a la huerta de regadío. Obtuvieron permiso para hacer un pozo y poco a poco fue cambiando las parras por todo tipo de cultivos de huerto. «Principalmente hacemos producto de temporada, aunque tenemos un pequeño invernadero para adelantar algunos productos».
Primero compaginó su actividad como jefe de recepción de un hotel con la agricultura, pero a partir de la pandemia se lanzó al 100%. «Ganaba más dinero, pero eran muchos dolores de cabeza. Hacía muchos años que tenía la ilusión de hacer algo aquí y mi objetivo es poder tener una casa junto al huerto y vivir tranquilo».

Por ahora entre mercados, hoteles y algunas tiendas, sale adelante. «No es para hacerse rico, pero quitando gastos queda para vivir una vida sencilla».

¿Por qué en ecológico? «La tierra hay que cuidarla para poner tener una buena biodiversidad y fauna auxiliar. En la agricultura convencional se trabaja rápido con la ayuda de productos, pero eso es pan para hoy y hambre para mañana. Agotas la tierra. Para un terreno pequeño como este no veía otro modo de trabajar. Es mi casa y quiero cuidar mi casa».

María

Se crió en Vila, pero los fines de semana siempre subía a ver a sus abuelos, donde veía como su abuela cultivaba el campo y cuidaba algunos animales. A María Cardona de 35 años le tiraba el campo, tanto que hace una década trasladó allí su vivienda. La maternidad supuso que empezara a plantearse la posibilidad de no sólo vivir, sino también trabajar. Vivir en el campo y mantener un trabajo de oficina en la ciudad era complicado para conciliar la vida familiar.

Había que darle uso a un terreno heredado por su madre y ella vio una oportunidad. Pidió la ayuda para jóvenes agricultores a través del Consell d’Eivissa y se puso manos a la obra. Eso fue en 2020, ese año empezó a formarse en Can Marines y este es su primer año como profesional, con la ayuda de su marido.

Unas feixes abandonadas pasaron poco a poco a tomar forma y hoy tiene 1,3 hectáreas de cultivos que comercializa a través de la Cooperativa Ecofeixes. No es fácil. La instalación de placas solares con la que cuenta para obtener agua del pozo no ha funcionado del todo bien y eso ha hecho que el campo haya rendido la mitad de lo que debía. A pesar de todo asegura que este trabajo le reporta suficiente satisfacción como para compensar las dificultades. «Siempre he oído que hasta el quinto año no ves realmente las ganancias y voy viendo que será así. El primer año es ensayo error».

Trabajar con Ecofeixes le ha facilitado mucho un año complicado. «Es una salvación porque es todo más fácil. No tengo que buscar clientes y ellos también te guían». La planificación de cultivos es conjunta, por lo que le llegan los planteles de aquello que tiene que sembrar, que la cooperativa se encarga de vender. Todo lo que produce lo cobra.

¿Por qué en ecológico? «La tendencia ahora es ir hacia lo ecológico. Primero por que se producen frutas y hortalizas más saludables y segundo porque es una actividad respetuosa con el medioambiente y los acuíferos. Todo suma».

Su madre, Antonia, le echa una mano la mañana de la visita sembrando los planteles para el invierno: hinojo, espinacas, acelgas… Es su primer día de vacaciones.

Si bien reconoce que se preocupó por las dificultades que implicaba la decisión de su hija, ahora está contenta. «Su abuela estaría muy orgullosa».

Esidro

No sólo de agricultura se integra el sector primario ecológico. La ganadería juega un papel fundamental en la actividad agraria y en Ibiza hay un enorme déficit de ganado. Tanto con métodos ecológicos como convencionales.

Esidro Ramis (1977), de Can Esidro, lleva desde 2017 trabajando para desarrollar la actividad ganadera. Forma parte de la Cooperativa Ramadera Eivissenca, que abrió este año su puesto en el Mercat Nou. El 5 de noviembre harán sobrasada de cara al público con actividades para todos los públicos.

Antes de lanzarse al campo, Esidro fue chófer de autobús 15 años. Pidió una excedencia para cuidar de sus hijos y vió que necesitaba un trabajo que le permitiese conciliar. Fue el momento de tirarse a la piscina, aunque llevaba años preparando el salto.

Empezó dándose de alta como agricultor a tiempo parcial. Al querer dedicarse a la ganadería cuenta con un terreno amplio, nueve hectáreas, pero antes de tener el ganado en ecológico debe esperar tres años a que las tierras estén reconocidas como ecológicas.

Luego tiene varios terrenos en los que ha solicitado ir a pastar. Para cuando pueda empezar ya tiene apalabradas 50 ovejas con las que ya trabaja.

Lo complicado, explica, es conseguir alimentación ecológica. «Eso es lo difícil, todos los elementos de la cadena tienen que ser ecológicos, desde lo que comen hasta los métodos del matadero. Así que de momento voy a por ello, pero ya veremos».

¿Por qué en ecológico? A través de la presidenta de Apaeef, Maribel Juan, conoció un proyecto de agricultura regenerativa para el que faltaba un ganadero. Le gustó el proyecto y se sumó. Ve claro que la agricultura necesita a la ganadería, para cuidar la tierra y por el abono. «No concibo un huerto sin un buen montón de estiércol».

En cuanto a la situación de la agricultura ecológica en la isla, considera que falta conciencia social para acabar de darle impulso. «La gente debe saber que el producto es más caro porque es de calidad máxima y no tiene ningún químico. Todavía no sabemos el impacto que tiene la acumulación en el cuerpo de estos productos que nos comemos».