El director del centro educativo, Óscar Prat, muestra una de las aulas donde tienen problemas. | Daniel Espinosa

La Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (FAPA) expresó ayer su «apoyo absoluto» a las familias de los alumnos y a la comunidad educativa del CEIP Can Raspalls, donde en las últimas jornadas han vuelto a vivirse situaciones de riesgo tras la caída de ventanales, lo que ha obligado de nuevo a cerrar algunas aulas.

La presidenta, Pepita Costa, reconoció que en la federación están al día de la situación del CEIP Can Raspalls y recordó las explicaciones técnicas que desde Educación le ofrecieron en su día, asegurando que el gran tamaño de las ventanas de aluminio era lo que provocaba estas incidencias.

«Sea un problema técnico o sea del tipo que sea, hay que buscar una solución. Lo prioritario es garantizar la seguridad de las instalaciones donde hay alumnos» afirmó la presidenta.

Costa, en este sentido, exigió «garantías de seguridad» para evitar problemas mayores en un colegio como el de Can Raspalls. «Ya tendría que estar solucionado», añadió también la presidenta de la Fapa.
Sobre las deficiencias estructurales de numerosos colegios de las Pitiusas, Costa lamentó que, unos por otros, muchos de los trabajos pendientes no se llevan a cabo y «nosotros, lo que exigimos, es que se arreglen estos problemas teniendo en cuenta que la base indiscutible es garantizar la seguridad del alumnado».

La presidenta de la FAPA también aprovechó para recordar que durante estos días en las aulas de Ibiza y Formentera siguen registrándose elevadas temperaturas, por lo que incidió en la importancia de actuar a largo plazo ante un cambio climático más que evidente y que está provocando que en las Pitiusas las temperaturas rocen los 30 grados en pleno mes de octubre.

«No esperábamos una solución porque es un problema estructural. A comienzos de curso hicimos llegar una carta a los ayuntamientos porque consideramos que son quienes podrían implantar soluciones transitorias al problema del calor, como es la instalación de ventiladores en los techos», concluyó.

Por su parte, desde la Conselleria de Educación, en relación a Can Raspalls, manifestaron ayer que el Ayuntamiento de Sant Josep ya fijó las cristaleras para que no supusieran un peligro y aseguraron que las aulas se pueden usar. Desde la dirección del centro, el pasado lunes informaron a Periódico de Ibiza y Formentera que dos aulas habían tenido que cerrarse en la última semana después de que dos grandes ventanales se salieron de sus respectivos rieles.

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Educación también explicó que el Instituto Balear de Infraestructuras y Servicios Educativos (Ibisec) está elaborando un estudio sobre las cristaleras de este colegio para evaluar su estado y, en caso necesario, redactar un proyecto de sustitución.

Denuncia

El pasado lunes, la comunidad educativa del CEIP Can Raspalls, en Sant Jordi, denunció la situación de la carpintería de aluminio en el colegio, destacando la directiva que las administraciones implicadas intentan encontrar una solución efectiva a las deficiencias detectadas tiempo atrás.

Ya en octubre de 2021, desde el CEIP denunciaron el riesgo que suponía el estado de un gran ventanal que se salía del riel cada dos por tres, cayendo al suelo y provocando grandes sustos a los usuarios del colegio. El pasado mes de agosto este ventanal fue sustituido, aunque los problemas no terminaron aquí y la clase de psicomotricidad tuvo que volver a cerrarse el pasado 10 de octubre ante el inminente riesgo de caída de otra gran ventana.

El 11 de octubre, mientras el personal de limpieza realizaba sus funciones, otra ventana de la clase de 3o de Primaria se salió de la guía, quedando totalmente inutilizada y suponiendo un evidente peligro para los usuarios del aula. Los alumnos de este curso están ahora ubicados en la clase donde se imparte Religión.

De manera inmediata, desde el centro informaron de lo sucedido al Ayuntamiento de Sant Josep reclamándole algún tipo de solución urgente.

Según explicó el lunes el director Òscar Prat, el Ayuntamiento actuó rápidamente fijando las ventanas para evitar que puedan manipularse. Al mismo tiempo, desde el CEIP reclamaron un informe técnico que confirme que los alumnos y profesores pueden volver a las aulas de manera segura.

Prat añadió que, tras recientes conversaciones mantenidas con responsables de Educación, éstos han manifestado su firme voluntad de solventar todas estas incidencias. De hecho, este lunes una arquitecta técnica del Instituto Balear de Infraestructuras y Servicios Educativos (Ibisec) se desplazó hasta el colegio para recabar información sobre las instalaciones de aluminio.

Desde la Asociación de madres y padres del CEIP Can Raspalls anunciaron que, para exigir una solución efectiva y denunciar la situación, el próximo viernes mandarán a clase a sus pequeños con casco.