Una zona del paraje natural de San Fontassa. | Irene Arango

El Consell d’Eivissa ha iniciado la incoación del expediente para declarar el paraje natural de Sa Fontassa y su entorno, en Santa Gertrudis, como Bien de Interés Cultural (BIC) en la tipología de lugar de interés etnológico. La institución ha ordenado ya que se aplique el nivel de protección de BIC a la zona y la infraestructura de riego que integra acequias, puentes, norias y varios depósitos de agua para regular el caudal.

Tras las labores de desbroce del Ayuntamiento de Santa Eulària se pudo comprobar que el complejo no se encontraba tan deteriorado como se pensaba en un inicio. El expediente plantea la necesidad de restaurar diversos elementos, como las norias o algunos muros y acequias

Un sistema peculiar

Todo el perímetro de los huertos está rodeado de pared de piedra, ligada con argamasa en el oeste y seca en la orilla este del canal. Para poder distribuir el agua entre los huertos existían varios depósitos para acumular agua, norias para subirla a las zonas que se regaban y puentes para pasar sobre el torrente entre las diferentes parcelas.

El agua brotaba, y brota todavía en caso de lluvias generosas, en el interior de una estructura subterránea rodeada de pared de piedra seca. De ahí pasaba a una acequia con un repartidor que permitía enviar el agua a la zona del este o del oeste. La existencia de acequias a diferentes niveles hace pensar que en algún momento hubo una comunidad de regantes en la zona que utilizaba este agua para regar sus parcelas.

Técnicamente, se trata de un sistema de los llamados de fuente de valle, donde el agua brota del fondo del valle como es el caso de Broll de Buscastell. Esta fuente fue fundamental para toda la zona de Santa Gertrudis, al alimentar el torrente de Fruitera del que se regaban muchos terrenos de cultivo de la zona.

Como peculiaridad, las acequias que canalizan el agua de la fuente son más hondas que la cota de superficie de los huertos, cosa que representa una anomalía que forzaba a hacer pequeñas presas para elevar el agua y regar con esta. Probablemente se aportó tierra, elevando el niveles de los huertos preexistentes, y esto obligó a remodelar el sistema de acequias.

El sistema de riego de Sa Fontassa data de época andalusí, conforme a un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona sobre los sistemas de regadío de Ibiza que se llevó a cabo en los años 90. En el entorno se encontraron restos cerámicos de este periodo histórico que actualmente están en el Museo Arqueológico de Eivissa y Formentera.

La documentación del Consell indica que sa Fontassa debió pertenecer a la «alquería de en Fruitera», en referencia a Bernat de Fruitera, documentado en 1291. El obispo Manuel Abad y Lasierra la mencionó en el decreto episcopal de creación de las parroquias de Ibiza y Formentera al referirse a la de Santa Gertrudis, justificando su creación por la existencia de esta fuente que permitía regar la zona. En el documento de justificación de este proyecto se valora que Santa Gertrudis pudo llamarse de Sa Fontassa por la importancia de este enclave, pero finalmente se le puso el indicativo de Fruitera.

El enclave sufrió algunas reformas en el siglo XVIII promovidas por el conde de Croix, dada la importancia que tenía el torrente para la producción agrícola de la isla y por la aportación de agua al torrente de sa Llavanera. Estos trabajos podrían haberse desarrollado incluso en el siglo XIX. La actividad agrícola está documentada hasta mediados del siglo XX.