Una de las personas que disfrutó en la noche del sábado de la iniciativa de Cáritas. | ARGUI ESCANDON

Juan espera en la calle el menú de Navidad que le va a entregar en unos minutos Cáritas Ibiza. Otras personas como Hannah lo van a degustar en el comedor de la entidad social. Es Nochebuena y los trabajadores y voluntarios de la ONG van a hacer posible que cerca de 230 usuarios disfruten también de una suculenta cena.

Minutos antes de las 19 horas más de diez personas esperan fuera del local de Cáritas. En el interior, tres trabajadores y dos voluntarios ultiman a toda prisa las bolsas con los tres platos que componen la cena navideña: una sopa con galets de Nadal, sofrit pagés y greixonera. Platos muy ibicencos, aunque con un toque halal en algunos casos.

Juan está solo y reconoce que estos platos que le van a entregar en Cáritas son importantes para él. Daisy trabaja por horas y, aunque cuenta con una habitación para dormir, asegura que es complicado poder afrontar todos los gastos.

12 menús

Al mismo tiempo, en la cola aguardan voluntarios de Cruz Roja que van a recoger 12 menús para los usuarios del albergue municipal de Sa Bodega.

Gustavo Gómez, coordinador de Cáritas Ibiza, advierte a sus compañeros: para la cena de Nochevieja necesitarán más voluntarios.

En principio, en la noche del 24 van a repartir 228 menús para llevar y otras 14 cenas en el comedor de la entidad solidaria.

La comida ha sido encargada por el Consell de Ibiza a una empresa de catering de la isla. Previamente, los usuarios interesados debían inscribirse en un listado y recoger en Cruz Roja el ticket para recoger el menú.

Gómez recuerda que, habitualmente, cerca de 40 personas acuden a diario al comedor social de Cáritas donde se les ofrece desayuno y almuerzo.

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Muchos usuarios, cuando recogen el menú, aprovechan y felicitan las fiestas a los trabajadores de Cáritas. Otros, por distintos motivos como no hablar castellano, se limitan a recoger los packs y se van.

Tras un corto espacio de tiempo, prácticamente todos los menús para llevar han sido ya entregados.
Leopold es voluntario desde hace dos años y reconoce que, en esta etapa, «he aprendido muchísimo». El anterior director de la entidad fue quien animó a este maestro a colaborar con Cáritas Ibiza.

Entre los primeros en subir al comedor se encuentra Miguel, un ibicenco de 37 años que trata de afrontar con ánimo esta Nochebuena. Según dice, tiene trabajo, aunque se ve obligado a dormir en la calle por las dificultades para acceder a una vivienda.
Miguel afirma que no quiere mirar atrás, sino afrontar con ánimo lo que la vida le depare.

En el comedor algunos usuarios declinan hablar. No es el caso de Hannah, quien lleva doce años siendo asistida por Cáritas Ibiza: «Para mí ellos son como una pequeña familia. Somos de la calle todos, no tenemos nada y somos pobres».

Esta mujer, nacida en Bosnia, destaca que «lo único que tengo» es la ayuda y el trato que recibe en Cáritas. Hannah descansa entre plato y plato porque, según explica, no está acostumbrada a comer tanto.

David disfruta de la cena, aunque manifiesta que siempre es mejor pasar la Nochebuena con la familia.
Esmeralda, la trabajadora social que los acompaña, considera que, no por ser Navidad, la cena del 24 de diciembre es más especial. Para ella, es importante ayudar a estas personas a diario y lamenta que sus dramáticas historias siguen ahí a pesar de estar en Nochebuena.

«Como los conozco a todos, es como algo familiar. El primer año me impactó más, pero es que somos como una familia», relata.

Lo cierto es que los usuarios del comedor permanecen el tiempo justo para acabar su cena. Rápidamente, recogen sus pocas pertenencias y se van. Alguno de ellos, maleta en ristre, se marcha también para pasar la noche en la calle.