Mientras buena parte de la isla de Ibiza vivirá el paso del 2022 al 2023 cenando y tomando las tradicionales uvas en compañía de sus familiares y amigos hay otros muchos que lo harán en el trabajo o que posteriormente saldrán por las calles para que el resto pueda disfrutar. Es el caso de taxistas, sanitarios, agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado o restauradores que lo darán todo para que el resto pueda sonreír y que se convierten en héroes anónimos que en mayor o menor medida proporcionan un importante servicio a la sociedad.

Trabajo intenso en hostelería

Vidal García es dueño junto a su pareja Marina Sandra de Can Germà, un pequeño restaurante situado en el centro del pueblo de Sant Antoni que ofrece servicio de comida para llevar en Nochevieja. Hasta la aparición de la pandemia también ofrecían cena presencial, pero ahora todo eso cambió y ahora ponen a disposición del cliente cuatro alternativas distintas que se pudieron pedir hasta el 29 de diciembre con precios que oscilaban entre los 28, 35, 40 y 45 euros el más caro siempre con bebida aparte.

Vidal García, de Can Germà: «Trabajamos duro para que el público sólo se preocupe de disfrutar la cena».

Por todo ello, la pareja pasará las horas previas al fin de año entre fogones preparando pedidos que, según explica García a Periódico de Ibiza y Formentera, «pretenden seguir manteniendo la calidad que ofrecemos en cada día para que los clientes se sientan cómodos y a gusto sabiendo que no tienen que cocinar en una noche tan especial como esta y que solo se tengan que preocupar de pedirlo, venirlo a recoger o esperar que se lo lleven a casa».

El sector del taxi

Toni Jiménez, tiene 37 años y es taxista desde hace prácticamente una década. Con sede en Sant Josep, este año cubre el turno de Nochevieja porque junto a su jefe se han repartido las vacaciones y no está preocupado en absoluto porque según asegura a Periódico de Ibiza y Formentera con una gran sonrisa «es una noche muy amena en la que se trabaja muy bien». No en vano, para Jiménez el tipo de clientes de la última noche del año son mucho mejores que la media de lo que se puede recoger durante la temporada de verano. «Todo lo que pueda contar se queda corto, pero ahora son residentes todo el año, extranjeros que vienen a pasarlo bien sin malos rollos a las diferentes fiestas que se organizan en Ibiza y/o muchos extranjeros que tienen aquí su segunda residencia y eso se nota mucho en la calidad del servicio».

Toni Jiménez, taxista: «Es una noche muy amena y tranquila».

Además, a su favor juega que se lo toma con mucha filosofía y tranquilidad. Toni se tomará las uvas con su familia, sin probar gota de alcohol, y luego saldrá desde su domicilio a su ritmo cogiendo sus primeros clientes que, por la experiencia de otros años, suelen ser familias que terminan de cenar en familia y desean regresar a sus domicilios. Después, el volumen de trabajo irá subiendo poco a poco «porque a diferencia de Nochebuena hay más jóvenes que buscan llegar o salir de las fiestas» y durante toda la noche se ceñirá a la zona de Sant Josep, considerada como un área de prestación conjunta. Finalmente, concluirá el primer día del año con los últimos que aún quieren disfrutar de las celebraciones del día 1 de enero «con la satisfacción de haber prestado un servicio muy útil a la ciudadanía».

Belén García Sánchez también es taxista. Tiene 41 años, es andaluza de nacimiento pero lleva desde los cuatro años en la isla y desde 2014 trabaja como taxista en la zona de Sant Josep. Un tiempo que le ha permitido vivir ya varias nocheviejas al volante recorriendo las carreteras y las calles de las distintas zonas de la isla de Ibiza. Por ello asegura que es una noche «graciosa y tranquila» que se vive con relativa tranquilidad ya que por lo general los clientes «son residentes de todo el año en la isla que solo buscan que les lleven o les recojan sin malos rollos y sin líos como si suele suceder durante los meses de verano».

Belén García, taxista: «La gente se toma muy en serio no conducir habiendo bebido».

En su caso, Belén cenará y se tomará las uvas con su familia y después esperará a que sus hijas que ya son mayores salgan para comenzar su recorrido en torno a las 12.30 o las 01.00 horas. «Es una noche con mucha demanda y al mismo tiempo bastante relajada porque por mi propia experiencia me he dado cuenta que la gente se toma muy en serio en esta noche el no coger el coche para ir de fiesta y así comenzar el año de la mejor manera posible».

Los bomberos

Ser bombero es una profesión vocacional pero en el caso de José Miguel Tur Oliver este sentimiento se ve aumentado por el hecho de ser uno de los pocos que trabajan en el parque de Sant Rafel que han nacido en la isla de Ibiza. Por ello, debido a que está «enamorado de esta profesión», a sus 49 años tiene muy interiorizado que algún año le tiene que tocar trabajar en Nochevieja como ya le ha pasado en al menos tres ocasiones a lo largo de las cerca de dos décadas que lleva prestando servicio. «Está claro que es un día especial por ser la última noche del año pero al final lo llevas relativamente bien, con una cena entre los compañeros un poco más especial que encargamos a un servicio de catering y tomando las uvas siempre pendiente de que pueda surgir una llamada y tengamos que salir, lo que también le da un punto de emoción».

José Miguel Tur Oliver, cabo de Bomberos: «Tienes muy interiorizado que alguna Nochevieja te toca trabajar seguro».

No en vano, según José Miguel, normalmente siempre hay avisos provocados en su mayoría por accidentes de tráfico o pequeños incendios que se pueden generar por las causas más insospechadas, desde restos de chimeneas o estufas que se depositan en los contenedores pensando que estaban totalmente apagadas o chispas de todo tipo. Afortunadamente, no suele pasar a mayores y el único susto es tener que tomar las uvas después de que suenen las campanadas o, como ya les sucedió en una ocasión, llegar corriendo al parque de Sant Rafel y tenerlas que tomar a toda prisa con los trajes de protección puestos.

Policía Local de Sant Antoni

La joven Alexandra Baleisan vivirá a sus 29 años en este 2022 su primera Nochevieja como agente de la Policía Local de Sant Antoni ya que apenas hace dos semanas que tomó posesión de su cargo. Sin embargo, asegura que no la importa en exceso estar alejada de su familia en un día tan especial porque su «mayor ilusión es velar por la seguridad de los ciudadanos y prevenir los delitos».

Al ser su primera vez, confirma con una gran sonrisa que no sabe lo que se va a encontrar aunque seguro que será todo muy bueno porque en la Policía Local de Sant Antoni se ha encontrado «con una gran familia de magníficos profesionales» que le han acogido con los brazos abiertos y con los que está aprendiendo cada día un poco más. A pesar de ello, parece claro que junto a sus compañeros estarán pendientes de llevar a cabo campañas de prevención de alcohol y drogas y vigilarán para que no se produzcan delitos aunque sus compañeros le han contado que suele ser una noche «relativamente tranquila».

Alexandra Baleisan, policía local de Sant Antoni: «Es una ilusión velar por la seguridad de los ciudadanos».

Para la joven Alexandra, ser policía es una profesión totalmente vocacional que tiene que ver «con la posibilidad de poder ayudar a los demás» y que ha descubierto hace relativamente poco. No en vano, esta joven ibicenca residente en Santa Eulària, estudió para trabajadora social y posteriormente comprobó que quería cambiar porque lo suyo «era intentar hacer todo lo posible para ayudar a los demás».

Enfermería

A sus 43 años, la ibicenca Mercè Iglesias ya lleva más de dos décadas siendo sanitaria y actualmente desempeña su trabajo en el Servicio de Urgencias de Atención Primaria del Centro de Salud de Santa Eulària donde pasa la Nochevieja al tener que cubrir una guardia que se prolonga desde las 20.00 horas hasta las 09.00 horas del 1 de enero.

Normalmente, su trabajo consiste en atender esos pequeños percances que sufren los pacientes en cualquier momento del día, desde pequeños cortes a resfriados, indisposiciones o golpes y por su experiencia sabe que la Nochevieja no será una excepción. «Normalmente atendemos cuando no están los médicos de cabecera porque ya han cubierto su turno, trabajando con muchos niños que vienen acompañados por sus padres pero en este caso suele ser una noche relativamente tranquila sin demasiadas incidencias».

A lo largo de sus años de experiencia ya le ha tocado cubrir en dos ocasiones este turno y por eso sabe que es una noche «que se disfruta de otra manera porque al final todos somos una gran familia que nos ayudamos muchos unos a otros». De hecho, todos los que trabajan suelen llevar los platos que mejor saben preparar y cuando van teniendo huecos se juntan para disfrutar de la cena y luego las uvas se toman normalmente, «aunque siempre con la mente puesta en que pueda surgir un imprevisto y haya que ponerse a trabajar».

Maternidad

Gemma Cabrero es madrileña, tiene 27 años y desde hace poco ejerce ya como matrona en el hospital Can Misses de Ibiza tras enamorarse de una profesión que descubrió durante sus estudios de enfermería. En su caso será la primera Nochevieja que pasará en el hospital tras haberlo en Nochebuena y asegura con una gran sonrisa que la afronta con una gran ilusión porque es un trabajo que le apasiona y porque le han dicho sus compañeras más expertas que suele ser una noche relativamente tranquila. Eso sí, «nunca se sabe porque los partos y los nacimientos no se programan y nunca se sabe cuándo pueden llegar».

Gemma Cabrero, matrona: «Suele ser una noche bastante tranquila».

Entrará, al igual que Mercè, a las 20.00 horas para empezar su guardia junto a un equipo compuesto por tres matronas en paritorio, otra más en la de maternidad, dos auxiliares y un ginecólogo de guardia que intentarán juntarse para cenar con lo que cada una haya podido traer y luego tomarse las uvas con la mente puesta en los pacientes y en lo que pueda suceder.

Algo que no la importa porque asegura que su trabajo es totalmente vocacional después que lo descubriera a su paso por la rotación de maternidad. «Es un trabajo que me encanta realizar, con el que siempre había soñado, y más aún que desde que terminé la residencia en septiembre de 2022 nos dejan volar un poco más solas y con algo más de responsabilidad», concluye.