Imagen de archivo de un tramo del primer cinturón de ronda de Ibiza.

El arquitecto Pep Toni Roig no duda en exponer en una carta abierta, que se puede leer íntegra en la página 21 de la edición de hoy, sus consideraciones sobre el proyecto de reconversión de la E-10, rechazando la propuesta planteada desde el Ayuntamiento de Ibiza con la que se crearía un gran parking subterráneo y en la que se invertirían centenares de miles de euros. Para el arquitecto, la construcción del aparcamiento bajo tierra es el «mayor error» que se contempla en este importante proyecto, principalmente, por las implicaciones que puede conllevar durante años y que pueden entorpecer enormemente la fluidez del tráfico en Vila. «No sé si son conscientes. Creo que es una idea más política que técnica», asegura Roig.

Según reconoce también, es evidente que son necesarios más aparcamientos en la ciudad y que los disuasorios deben mejorar su estado. También lamenta que «en Ibiza hay muchos más coches que en otras ciudades» pero el lugar elegido para crear nuevas plazas, en relación al aparcamiento subterráneo, no es el adecuado. Para el profesional, tampoco es de recibo que se descarte un proyecto encargado hace años por el Consell, con un importante coste económico, «y que ahora se crea que ya no vale porque se quiere hacer el aparcamiento subterráneo. Creo que es una barbaridad muy grande».

Roig considera además que el actual cinturón de ronda «es una barrera para peatones y un desperdicio de aparcamientos». «Lo que veo es que, al final, se podrían haber sembrado árboles», insiste. De hecho, en la carta explica algunas propuestas de mejora para este cinturón de ronda y para la creación de plazas de estacionamiento. Meses atrás, este arquitecto saltó a la palestra cuando denunció las intenciones de la gestora de grandes esloras en el puerto de Ibiza para reformar el muelle de Levante de Ibiza, entre el muro y es Martell, sustituyendo el empedrado histórico que cubre la zona por un moderno pavimento de hormigón y baldosa de gres porcelánico en el cantil del puerto. Este empedrado del puerto está protegido por el Plan especial de protección y reforma interior (PEPRI) de la Marina, sa Penya y el ensanche de Vara de Rey, tal como recordó Roig.

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La carta

Ahora, en una carta que puede leerse en Periódico de Ibiza y Formentera, Pep Toni Roig considera que, a finales de los años 70, Vila «no tenía cinturón, ni falta que le hacía». Según dice, hace más de 20 años que se habla de convertir el primer cinturón en una avenida integrada en la ciudad y recuerda que hace pocos meses el Ayuntamiento propuso crear 1.500 plazas de aparcamiento bajo el cinturón de ronda, un proyecto con un gran presupuesto que supondría, además, cerrar al tráfico este tramo durante un largo tiempo, mientras duren las obras.

«O hay aparcamiento subterráneo o hay árboles en el paseo. Las dos cosas a la vez, complicado, pero se puede. Solo hay que añadir 1 metro o más de tierra (mejor dos metros) sobre el aparcamiento», sugiere en su carta el arquitecto, quien siempre ha defendido que en estas zonas se siembren árboles para crear espacios de sombra. Este profesional baraja otra opción: construir un gran estacionamiento en otro lado, recordando que junto a los Multicines hay un aparcamiento público de casi 400 plazas.
En este lugar, si se excavara una planta, se podría contar con 700 plazas y, si se construyeran pisos en forma de pirámide, podrían crearse centenares de plazas de aparcamiento más. En total, unas 1.350.

Con un proyecto así, la movilidad en la vía de cintura no resultaría afectada, asegura el arquitecto.
Para Roig, la solución al primer cinturón de ronda pasaría por sembrar árboles a cada lado y en la mediana de la carretera e incluso podrían habilitarse aparcamientos en batería desde la rotonda de Motosud a la de Joan XXIII, llegando a añadir 1.200 plazas más. También en la estación de autobuses del Cetis, habilitándose un aparcamiento público de dos plantas, podrían crearse otras 200 plazas.