Un momento de la sesión práctica que se desarrolló este martes por la tarde. | Daniel Espinosa

El Departamento de Transportes del Consell d’Eivissa, dirigido por el conseller Javier Torres, ha puesto en marcha un curso para la prevención de agresiones en el transporte público dirigido a taxistas. Se trata de dos jornadas en las que profesionales de Emergency Staff explicarán a los taxistas de Ibiza cómo afrontar situaciones agresivas en el interior de los vehículos. Los profesores del curso son dos policías locales de Madrid, Ricardo Ibáñez, experto en lenguaje no corporal, y Marcos Bellver, criminólogo.

Fuentes de Emergency Staff explicaron ayer a Periódico de Ibiza y Formentera que el objetivo de este curso es que los taxistas puedan gestionar situaciones en las que el cliente se muestra «agitado o agresivo» mediante la aplicación del llamado Protocolo ACIS, que se basa en técnicas relacionadas con la autoprotección, el control y la inmovilización. «Se pretende controlar la situación antes de que pase a convertirse en hostilidad o violencia», han señalado, «y se basa sobre todo en el control verbal».

En el caso de la isla de Ibiza, las agresiones más habituales contra los taxistas son las de índole verbal. Y, sobre todo, por parte de «gente que suele ir ebria tras haber estado de fiesta». «Si la agresión se detecta precozmente», añadieron, «se puede salir mejor de la situación».

El conseller de Transportes, Javier Torres, recordó que este es el segundo año que se organiza el curso. En un comunicado, Torres indicó que «el objetivo es ofrecer herramientas para dar soluciones a diferentes problemas que viven los trabajadores del transporte público». Para ello, el curso presenta sobre todo ejercicios de juego de rol en los que se escenifican «situaciones reales de estrés». Se trata, añadió Torres, de «experiencias diseñadas con un alto grado de realismo con la finalidad de ayudar al alumnado a integrar correctamente la información y a actuar bajo s instinto de manera eficaz».

Para el presidente de la Federación del Taxi de Ibiza, Antoni Riera, cursos como este son de utilidad para unos profesionales que afrontan situaciones de agresividad sobre todo con «una clientela que está de fiesta 24 horas». A esto se suman, en ocasiones, «malentendidos por el idioma». En su opinión, esta formación es «positiva» aunque buena parte de la gestión de estas situaciones dependa de la experiencia.

De un modo similar se pronunció el presidente de la Asociación de Taxistas Autónomos de Vila, Alejandro Cardell, quien consideró que en este tipo de situaciones «hay que tener un poco de psicología, controlar el tono de voz y saber terminar el viaje». Sobre todo cuando los clientes que generan problemas suelen ser «personas que están de fiesta o que te dicen eso de ‘tú no sabes quién soy yo’, por no hablar de los súper VIP». «Es todo muy relativo», según precisó Cardell, «pero en Ibiza hay un cliente nocturno que es un festival. Por el día la cosa es más llevadera».

El presidente de la asociación de profesionales del taxi El Arca, Julián Povedano, explicó, por su parte, que no considera que estos cursos sean de gran utilidad para el sector. En su opinión, la solución a estas situaciones viene dada por «la experiencia». «Hay mucho cliente enfadado», según recordó, «que la paga contigo por cosas que no tienen que ver con el taxi. Por ejemplo, hace dos días yo he tenido una clienta que estaba enfadada porque no había autobús a Jesús y me llamaba a mí ‘sinvergüenza’ cuando yo no tengo nada que ver con eso». Povedano considera que «si tienes que discutir con un cliente, lo mejor es darle la razón y no cobrar el viaje porque echar más leña al fuego no sirve de nada». En su opinión, «dentro de un taxi, no hay autodefensa posible». Y por ello, recordó , se reclama desde hace tiempo la instalación en estos vehículos de «un botón del pánico que tenga una respuesta efectiva». «Otra cosa es», según concluyó, «que los taxistas nos hemos convertido en los nuevos confesionarios. Si yo veo que un cliente viene con dolor de muelas o de mal humor, intento, a través del diálogo, buscar el entendimiento. Un taxi es algo más que llevar a personas y mi obligación es intentar que mis clientes se encuentren a gusto. Por eso creo que es mucho más útil un curso de inglés o, incluso, uno de mecánica básica».