Imagen de archivo de la reunión entre Morrás y los vecinos afectados por la zona Acire.

La Asociación de Vecinos de Puig des Molins, en la ciudad de Ibiza, elaborará su propio informe sobre el funcionamiento real del Área de Circulación Restringida, más conocida como zona ACIRE, que entró en vigor en julio de 2022, promovida por la Concejalía de Movilidad, que dirigía Aitor Morrás. Con este informe, la entidad pretende alertar al Ayuntamiento de Eivissa sobre los fallos que se están detectando en la zona y que tienen como consecuencia que siga siendo difícil para los residentes en la misma el poder aparcar cerca de sus casas.

El presidente de la asociación, Francisco Pastor, ha explicado, en declaraciones a Periódico de Ibiza y Formentera, que «los vecinos están contentos» con la implantación de la zona ACIRE. «Era una reivindicación del barrio desde hace años», ha recordado. Sin embargo, consideran que el resultado de sus primeros 12 meses de funcionamiento no es positivo.

La zona ACIRE se basa en la implantación de un sistema de cámaras que registra las matrículas de los vehículos que acceden al barrio. Estas cámaras son gestionadas por una empresa privada que remite los datos a la Concejalía de Movilidad y, de esta, pasan al departamento municipal responsable de las sanciones, que, a su vez, ha de notificar a los sancionados. Según ha explicado Pastor, «el problema es que en la Administración todos los servicios están colapsados». Y esta situación provoca, como mínimo, que las sanciones lleguen a sus destinatarios con, al parecer, un notable retraso. «Y eso si llegan», se lamenta el presidente de la asociación, que también apunta que «muchos de los infractores son turistas    que circulan en vehículos de alquiler y no se ha explicado cuál es la situación en estos casos».

Picaresca de los residentes

No quedan ahí las quejas de los vecinos. La asociación alerta también sobre «la picaresca» de los propios residentes. Según Pastor, «hay gente que se ha ido del barrio, pero su matrícula sigue registrada en el sistema como residente, por lo que siguen aparcando aquí sin problemas, aunque ya no vivan en esta zona». A estos se deben sumar los que, teniendo un garaje privado, optan por alquilarlo y aparcan en el exterior. Y además, añade, trabajadores de oficinas ubicadas en la zona, que aparcan sin ningún control «a diario, a todas horas y con fines de semana incluidos».

Los vecinos de Puig des Molins consideran que buena parte de los fallos de la ACIRE obedecen a la falta de control por parte de Vila. En este sentido, el presidente de la asociación insiste en que están «satisfechos» por la adopción de este control de acceso de vehículos. Pero también subraya que la medida sirve de poco si no se gestiona adecuadamente. Pastor pone como ejemplo el hecho de que haya vehículos que llevan «meses aparcados» en el mismo sitio. «El hecho de que estos coches tengan permiso», añade, «no puede significar que puedas dejar ahí el coche abandonado durante meses. Tendría que intervenir la Policía Local». Y es precisamente la falta de presencia de los agentes del cuerpo municipal la que también preocupa en este barrio.

«Cuando teníamos un policía de barrio, las cosas funcionaban, los problemas se resolvían», ha recordado Francisco Pastor, «si una valla se caía, él se encargaba de hacer la gestión para que vinieran a arreglarlo. Ahora no hay policía y estamos como estamos». La Asociación de Vecinos de Puig des Molins, finalmente, teme lo que pueda suceder durante los meses fuertes de la temporada turística.