De izquierda a derecha, Gustavo Gómez, coordinador de Cáritas; el obispo de las Pitiusas, Vicent Ribas, y el director de Cáritas, Juan Torres. | Daniel Espinosa

Aunque 2022 fue un año histórico en cuanto a la llegada de turistas e Ibiza volvió a colarse entre los destinos con un mercado del lujo en pleno auge, lo cierto es que 800 personas se vieron obligadas a acudir a Cáritas por primera vez. Así se desprende de la memoria de actividad de la ONG presentada este viernes.

El coordinador Gustavo Gómez reiteró sus palabras de hace una semana: quien durante la pandemia lo pasó mal, todavía se está recuperando de esa situación. De hecho, Cáritas Ibiza atendió el pasado año a 2.751 personas, un 10% menos en comparación con 2021, aunque todavía un 24% más si se comparan los datos con un año prepandemia como 2019. «Yo no creo que volvamos nunca más a esos números de antes. Las necesidades van aumentando y muchas personas que vienen a buscar alimentos no llegan a final de mes y no tiene pinta de que esto cambie», lamentó el director, Juan Torres.

También destacó que a lo largo del año repartieron alimentos a unas 120 familias a la semana, entregando ayudas económicas por valor de 57.000 euros.

Entre otros datos, Gómez explicó que el pasado año asistieron a unas 1.900 familias. Entre los demandantes de ayuda, un 52% eran mujeres, una circunstancia que no se da en otras Cáritas españolas, donde la mayoría de usuarios son varones.

Además, un 56% de los usuarios asistidos eran inmigrantes no comunitarios, siendo los paraguayos y los colombianos quienes más acudieron a la entidad. Un 20% de las personas atendidas eran españoles y, algunos de ellos, ibicencos.

La mayoría de estos usuarios tenían entre 36 y 65 años y un elevado porcentaje, entre 18 y 35 años de edad.

El coordinador destacó además que en su programa de acogida ayudaron a 2.094 personas, muchas de las cuales sufrieron vulneraciones de derechos fundamentales y, una vez más, la emergencia habitacional estuvo detrás de numerosos casos. En este sentido, Gómez reconoció las graves dificultades que vienen arrastrando con el padrón: «Hemos tenido contactos a todos los niveles y es un asunto que nos preocupa porque es la puerta de entrada a temas de educación o sanidad. No podemos aceptar que por interpretaciones administrativas de una ley, haya gente que se quede sin una tarjeta sanitaria».

«Hay personas que nos dicen que en los alquileres les están cobrando 50 euros más al mes por empadronarlos en sus viviendas», insistió Gómez.

Otra triste conclusión extraída de los datos de Cáritas Ibiza es que aumentó el número de familias obligadas a aplicar «privaciones de calado para seguir subsistiendo», tales como no poder consumir carne o pescado dos veces a la semana o no poder utilizar la calefacción en épocas de frío.

Entre todos los datos aportados en la memoria de actividad de 2022, Gómez explicó que aquel año se recogieron 350.000 kilos de ropa usada en los contenedores que la ONG tiene repartidos por las Pitiusas. Son 50.000 kilos menos en comparación con 2021, un dato llamativo que puede deberse a factores como la crisis económica.

En el reparto de alimentos, los usuarios recibieron 150.000 kilos de productos valorados en 215.000 euros. En el programa integral para personas sin hogar, en 2022 fueron atendidos 293 usuarios y, aunque históricamente eran varones, desde la ONG destacaron el incremento paulatino de mujeres en este programa, hasta un 30% durante el año anterior. La conclusión, según Gómez, es que recursos como el centro de Sa Joveria son insuficientes para ayudar a personas en exclusión severa. «800 usuarios no han podido homologar sus titulaciones. Es un tema complicado que deja a muchos con dificultades», señaló también Gómez al referirse a la situación de ciudadanos que acuden a Cáritas. En este sentido, el coordinador manifestó que la reforma laboral ha provocado más contratos parciales, perjudicando a los trabajadores.

«Los sueldos y el coste de la vida en Ibiza imposibilitan que muchas familias, incluso trabajando jornadas completas, puedan acceder a recursos básicos como la alimentación», lamentaron desde Cáritas.