Imagen de la transitada calle Extremadura. | Toni Planells

Una de las calles más céntricas y concurridas de la ciudad de Ibiza es la calle Extremadura, que recorre más de 360 metros. Partiendo de la avenida España desemboca en el bulevar Abel Matutes, albergando multitud de diferentes negocios de comercio local, así como una de las caras del Mercat Nou. Hecho que convierte a esta pequeña calle en una de las más concurridas de la ciudad.

Juan Carlos es uno de los más veteranos de la calle, lleva en ella con su negocio desde 1969 y, sin pelos en la lengua, su primera reacción al ser cuestionado por el estado de su calle es un contundente e irónico «la calle no está sucia, lo siguiente.

«Es que no limpian ni cuando llegan las elecciones. Hará meses que no vienen a limpiar con agua a presión. Además, las aceras están hechas un desastre», señala. En su discurso no faltan reproches a la ciudadanía. «Si es que lo dejan todo lleno de meadas. No es que los perros sean unos guarros, los guarros son las personas», apunta. Tasio también es vecino de la zona, vive en Abad y Lasierra, y en la misma línea que Juan Carlos opina que esta vía «deberían limpiarla más a fondo y tenerla igual de cuidada que en Santa Eulària». «Sucia». Así, con una sola palabra, resume el vecino José la calle Extremadura. «Lo peor es eso de allí delante», concreta José mientras apunta a unos contenedores de basura.

«No entiendo que los hayan movido allí y que no los hagan subterráneos. Allí solo molestan, quitan aparcamiento y amargan la vida al negocio que hay justo delante. Además, lo peor es todo lo que dejan alrededor», explica. El negocio al que se refiere José es el que regenta Ferrer. Este hombre ha conseguido reunir 300 firmas entre sus vecinos para que retiren los contenedores de ese punto. «La acera está estropeada, es estrecha y está sucia. La limpio yo mismo. La iluminación es un asco: sólo hay dos farolas y a una la tapa un árbol. No hay una sola papelera y, además, han puesto aquí delante estos contenedores», enumera Ferrer, que asegura que «los contenedores ya están atrayendo a las ratas».

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«Las vemos todos los días, por las noches campan a sus anchas. Sin hablar de los olores, mira», se queja Ferrer mientras señala las dos barras de incienso que tiene en la entrada de su tienda para amortiguar el olor.

Gustavo también es uno de los comerciantes veteranos de la calle con su negocio de electrodomésticos y electrónica. «Está sucia, sí, pero como lo está toda la ciudad. Apenas limpian con agua a presión y, además, cuando lo hacen, es solo en la esquina», opina el comerciante que también pone el foco en los locales cerrados de su calle.

«Rafa mató esta calle con la puñetera obra. Igual que en Macabich, ha fastidiado a muchos negocios de esta vía. Es una de las calles adyacentes al Mercat Nou y tiene una vida peatonal muy activa durante toda la mañana. Es una calle que hay que reivindicar, no es normal que haya tantos locales cerrados», indica.

Malena también es vecina de la calle desde hace pocos meses. «Vengo de haber vivido en Sant Carles y me parece un lugar relativamente tranquilo. Al menos, yo no escucho nada», opina Malena mientras sigue mirando esta calle desde un punto de vista más positivo que sus nuevos vecinos.