El sector de la construcción, con su ropa y calzado de protección, sufre mucho el calor. | Irene Arango

Este pasado miércoles dio comienzo el verano y los expertos vaticinan que puede convertirse en uno de los más calurosos desde que hay registros. Estas condiciones extremas que se mezclan con la enorme cantidad de humedad de las Pitiusas no impiden que algunos oficios detengan su labor. ¿Qué ocurre, entonces, con los trabajadores que se mantienen horas y horas currando bajo el sol? ¿Qué pueden hacer para minimizar su impacto?

Ca n’Escandell es un barrio a las afueras de Vila donde se pueden encontrar varios proyectos de construcción en la actualidad. En la intersección de la calle des Fornàs (repleta de obras) con la calle Peralta llevan unas semanas trabajando en mejorar la calzada y las aceras. Uno de los trabajadores de la obra barre el suelo para quitar la tierra que hay mientras lleva un sombrero payés para protegerse del sol. «¿Que qué hacemos en verano para combatir el calor? Ajustamos los horarios, que ahora son desde las siete de la mañana hasta las tres de la tarde», explica un encargado.

En la temporada alta del sector de la construcción, que se da en invierno en un lugar como Ibiza que pretende haber terminado todas estas faenas antes de los meses de verano, los obreros suelen trabajar por la mañana y también por la tarde. Ahora, «se les permite descansar por las tardes» cuando el calor ataca con más fuerza. El encargado indica, en este aspecto, que ahora se trabaja con menos presión que en las demás estaciones del año, lo cual puede ayudarles a mitigar en cierto modo los efectos de las altas temperaturas.

Dos calles más abajo hay un edificio en construcción donde se ve a muchos más hombres trabajando, entre los que destaca Alfredo López por su ingenioso método para combatir el sol. «Ya ves, aquí estamos trabajando. Cuando se puede, así, y si se puede, también adentro», se ríe el de la constructora. Está enladrillando el muro exterior del solar bajo la sombra de una sombrilla de playa que ha colocado estratégicamente a su lado para poder laborar en mejores condiciones. Expresa que, al igual que lo que comenta el encargado de antes, ahora les tendrán que cambiar el horario para estar solo de mañanas porque «ya aprieta» el calor.

López aclara que lleva manga corta en el trabajo para aguantar el calor: «Me puedo quemar pero a veces es necesario». Tanto él como sus compañeros deben utilizar botas de protección, pantalones largos y casco, y suelen hacer uso de la crema solar para la cara y los brazos que se quedan desprotegidos. «Los encargados ven esto y nos van alternando las tareas, un rato dentro y otro rato fuera. Si estoy una hora aquí siempre me meto un poco después adentro», agradece.

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En ambos espacios de obra advierten el peligro de los dolores de cabeza en verano, un problema ocasionado por el trabajo físico y las altas temperaturas que les ocurre a algunos de sus compañeros. Es una amenaza de la que habla Ibrahim, un técnico de limpieza de las calles, mientras recoge residuos en el barrio. «Yo había estado en otras partes de España. En Sevilla, en Andalucía, con la vendimia y más campañas de recolección, en verano. En ningún sitio hace tanto calor como aquí», confiesa levantándose un poco los pantalones para dejar ver el sudor, chorreante, de sus piernas.

Ibrahim va envuelto en varias capas: botas y pantalones largos, como Alfredo López, pero también una camiseta de manga larga y unos gruesos guantes. En su cabeza llevaba encajada una gorra para mitigar, aunque sea de manera mínima, el calor solar. «Yo ahora estoy de mañanas, empiezo pronto y no soporto tanto el calor, pero nos vamos turnando los horarios entre mañana, tarde y noche. Los de la tarde sí que sufren más estos golpes de calor. A veces hay que acostumbrarse», explica.

Por su parte, Nelu es un empleado de mantenimiento en un edificio de apartamentos turísticos en Santa Eulària que cambia su rutina de trabajo en verano para combatir el calor: «Tan solo trabajo dos o tres horas al sol porque realizo primero las labores al aire libre, entre las siete y las nueve o diez de la mañana». Nelu se encarga de tareas como el mantenimiento de la piscina o el jardín a primera hora para hacer el trabajo de habitaciones en los momentos de mayores temperaturas. Aun así, el empleado afirma que sufre de dolores de cabeza y mareos ocasionales durante la temporada de verano.

La Aemet anunció este pasado miércoles la llegada de un episodio de altas temperaturas en Península y Baleares generado por la estabilidad generalizada. Esto provocará una grave insolación que alcanzará su punto álgido el próximo fin de semana, donde se podrían superar los 35ºC en el interior de Mallorca y sobrepasar los 30ºC en el resto del archipiélago. Es por ello por lo que los expertos recomiendan relajar las actividades físicas y prepararse para la primera ola de calor del verano, que tan solo ha esperado un día para instalarse en el territorio.

Asimismo, desde la agencia meteorológica ya advirtieron la semana pasada de que esta temporada de verano sería atípica, con temperaturas que continúan aumentando con respecto a los registros anteriores y un alto índice de precipitaciones. La mayoría de las precauciones que recomiendan los expertos, como vestir con ropa ligera y fresca o no realizar ejercicio físico en las horas centrales del día, no corresponden con la realidad de unos trabajadores abocados a tener que «acostumbrarse» a sudar bajo el sol.