Los 80 años muy bien llevados de Can Tixedó. | Irene Arango

Si Vicent Riera viera hoy en lo que se ha convertido Can Tixedó, sin duda, estaría orgulloso del trabajo que han realizado sus sucesores. En 1943, este emprendedor de la época decidió abrir uno de aquellos colmados en los que los vecinos de la zona podían encontrar prácticamente de todo. Cabe destacar la importancia de estos negocios puesto que la sociedad rural de aquellos tiempos no acostumbraba a bajar a Vila más que en casos muy puntuales y precisos. Por tanto, era de agradecer poder encargar y disponer de todo lo que se pudiera ir necesitando en el día a día.

Al mismo tiempo, los vecinos de Buscastell encontraron en Can Tixedó el lugar perfecto para socializar. Desde comprar o vender algarrobas a beber en compañía un buen vaso de vino, en aquella época todo era posible en Can Tixedó.

Joan Colomar, actual responsable del negocio, rememora cómo el fundador era su tío abuelo, padrino a la vez de su padre. Al no tener descendencia, su padre fue enviado junto a Riera para que ayudara en las labores del colmado. Una vez el fundador se jubiló, los padres de Colomar se encargaron del negocio hasta que el actual propietario tomó las riendas del lugar, hace ya más de tres décadas.

Entre sus primeras decisiones, Joan Colomar puso en marcha las conocidas exposiciones de arte de Can Tixedó. Con el tiempo, también decidió dar un giro radical a su estilo gastronómico. «Al principio, todos los cambios asustan un poco. Cuando comencé a contratar camareros y más personal, me decían que dónde iba y que cómo iba a pagarlos. También causó sorpresa lo del tema de las exposiciones, aunque rápidamente me apoyó gente muy conocida como Kinoto o Antonio Hormigo», destaca.

Parte del equipo de Can Tixedó este fin de semana.
Fotos: Irene Arango.

El actual responsable conoció al fundador y recuerda cómo éste y su mujer acudían varias veces a la semana a Can Tixedó para ver cómo iban las cosas. «Venían con el 600 y comían con nosotros. Yo me quedaba a dormir en su casa de Sant Antoni y me iba a pescar con él. Era todo un personaje», afirma.
«Anécdotas hay muchas. Son tantos años y tantas cosas porque el bar ha ido evolucionando y ha pasado de ser el lugar del pueblo en el que se juntaban los cuatro mayores a ser un espacio en el que comenzó a venir gente extranjera», recuerda Colomar.

El conocido dj Carl Cox o Jean-Pierre Rives, capitán de la selección francesa de rugby, están entre los habituales clientes de Can Tixedó. Con algunos, incluso, Colomar ha llegado a entablar cierta amistad a lo largo de los años.

Sobre el momento actual, afirma que en su negocio siempre tratan de evolucionar, realizando un gran esfuerzo desde la pandemia para invertir principalmente en la cocina «porque teníamos mucho interés en mejorar la gastronomía».

Después de cerrar la zona de colmado hace varios años, con la pandemia decidieron volver a abrirla, aunque en un espacio más reducido y especializado en producto local, así como en productos gourmet.

Con motivo de su 80 aniversario, este mítico establecimiento celebró este fin de semana por todo lo alto un evento conmemorativo en Forada de su larga trayectoria en el que hubo baile payés, música y muchas ganas de pasarlo bien y, sobre todo, brinda por estos 80 años de vida de Can Tixedó.