Durante los últimos meses de la legislatura del socialista Rafa Ruiz en el gobierno de Ibiza ciudad, la obra más controlada del municipio fue la de la rehabilitación del histórico Teatro Pererira. Así lo ha confirmado uno de sus propietarios, Pedro Matutes, director general de Sirenis, quien, en declaraciones a Periódico de Ibiza y Formentera, ha relatado las situaciones «absurdas» a las que llegaron a someter a los responsables de la obra desde el Consistorio, a través de las concejalías dirigidas entonces por los socialistas Elena López, Jordi Salewski y Pep Tur.

Lo cierto es que, a lo largo de los años, el Ayuntamiento de Ibiza no ha facilitado la remodelación de este emblemático lugar. Prueba de ello es que, por ejemplo, la última licencia de obras tardó más de dos años y medio en ser autorizada, algo que, según ha recordado Matutes, «retrasó considerablemente la recuperación de este espacio». Y es que, ha añadido, el proyecto se inició hace más de 15 años. La rehabilitación del teatro, ha señalado, «es una obra ya de por sí muy compleja y complicada» que se ha visto «muy afectada» por este acoso del gobierno de Ruiz.

La situación fue a más tras la contratación de la constructora Himar, vinculada al grupo editor de Grupo Prensa Pitiusa, al que pertenece Periódico de Ibiza y Formentera, y que sustituyó a Ferrovial en los trabajos. Matutes pone muchos ejemplos sobre el acoso a las obras del Teatro Pereira, tanto él como Himar. Explica que desde el Consistorio se exigió que la nueva constructora contara con una licencia municipal para poder instalar sus carteles en el exterior del Pereira. Ferrovial tuvo los suyos durante más de una década en la misma ubicación sin que nadie desde el Ayuntamiento exigiera ningún permiso o autorización para ello. «La contratación de Himar», ha asegurado Pedro Matutes, «fue un punto de inflexión. Mientras la obra la hizo Ferrovial, no hubo más problemas de los habituales en una obra de este tipo. Pero, al contratar a Himar, en el Ayuntamiento cambiaron de actitud y elevaron sus exigencias de una manera inhabitual».

Fueron representantes de la Policía Local los encargados de vigilar diariamente la obra por encargo de los responsables políticos del Ayuntamiento de Vila. A la petición sobre el cartel de Himar el propio Matutes indicó que la misma «debería entregarse por escrito y firmada» con el fin de «si fuera necesario, poder ejercer nuestra defensa judicial ante esta situación». Y es que el empresario se negó a aceptar aquellas «instrucciones verbales». El documento nunca fue enviado por el gobierno de Ruiz a la propiedad del Pereira. «La prueba de que no había que pedir esa licencia», ha añadido Pedro Matutes, «es que ni nos mandaron el escrito ni nos llegó ninguna multa».

Fuentes de Himar, por otro lado, han confirmado la «persecución» a la que se han visto sometidos sus operarios por parte del gobierno de Rafa Ruiz. En este sentido, han relatado que «aquí había policías locales a diario con el objetivo de ver si se cometía cualquier infracción y, por pequeña que fuera, abrir un expediente». Es más, según han explicado, el entonces alcalde «paraba habitualmente con la moto junto a las obras». «Lo hacía de forma casi obsesiva», han añadido, «y esto no sucede en ninguna otra obra de la ciudad».

Desde la constructora explican que cada vez que se ha solicitado un trámite rutinario se ha producido una demora exagerada por parte del Ayuntamiento.

El Consistorio, según ha señalado la constructora, llegó a extremos «difícilmente explicables». Por ejemplo, se obligó a Himar a tramitar un nuevo permiso para la entrada de camiones en la obra, sustituyendo al que se había otorgado previamente a Ferrovial. «Nos obligaron a sacar otro para hacer lo mismo y con un nuevo aval para posibles desperfectos», han relatado fuentes de la constructora, «y mientras esto se estaba tramitando, se dedicaban a ponernos multas sistemáticamente por no tenerlo».

La policía, por ejemplo, llegó a cuestionar al milímetro el espacio del estacionamiento de camiones de carga y descarga. Himar fue sancionada por superar en 20 centímetros los límites de dicho espacio.
Las mismas fuentes de la empresa han denunciado, finalmente, que la persecución de Ruiz a Himar no quedó en el Teatro Pereira: «Nos consta que llegaron a hablar con diferentes promotores para intentar que no nos contrataran, que no pudiéramos trabajar en ninguna obra en Vila».

Pedro Matutes ha calificado de «obsesivo» el control llevado a cabo desde el gobierno de Ruiz en este tiempo. Y es que la presencia policial en el entorno del Pereira llegó a ser «casi un hostigamiento», según han confirmado diversos comerciantes cercanos al teatro consultados por este periódico. «Nuestros técnicos han sido totalmente conscientes de esta situación y han tenido especial cuidado para que todo se hiciera correctamente dada esta vigilancia tan intensa», ha añadido Matutes, «pero algunos deberían tener un poco de vergüenza cuando actúan de esta manera. Parece mentira que se haya intentado obstaculizar así una obra tan importante como la del Teatro Pereira, con lo que significa especialmente para La Marina y para el resto de la ciudad. Además, estamos rehabilitando con una inversión totalmente privada. Algo que es único en España».

Pedro Matutes también ha señalado que este control «era un secreto a voces tanto en medios políticos como entre los propios funcionarios del Ayuntamiento». Sin embargo, ha explicado que no ha querido hacerlo público hasta ahora porque no quería que su denuncia pudiera ser «instrumentalizada políticamente en ningún sentido». «Afortunadamente», ha concluido, «hemos podido superar todas estas dificultades y previsiblemente el teatro podrá abrir sus puertas en los próximos meses».