Un pasajero se despide tras bajar de un coche particular en la zona reservada a los taxis. | Toni Planells

No hace falta llegar a las instalaciones del aeropuerto de Ibiza para sufrir los efectos de la masificación y la mala organización que se vive en el aeródromo de Es Codolar.

Los atascos en el último tramo de la carretera del Aeroport ya evidencian el caos que se vive una vez se consigue acceder a sus instalaciones. Caos que sufren taxistas y viajeros, así como trabajadores en la misma medida a la hora de acceder al aeródromo ibicenco. Abandonar el recinto aeroportuario no resulta nada sencillo, llegando a tener que soportar hasta 20 minutos de atasco.

Caos
Este domingo, con un movimiento de 336 vuelos, no ha sido una excepción aunque, tal como comentan los taxistas, «depende de las horas. Hay momentos más tranquilos, pero la mayor parte del tiempo es un caos. Sobre todo entre semana». Algunos de ellos apuntan al «tapón que se forma cuando se paran los autobuses. Muchas veces aparecen tres seguidos, nos tapan la zona de salida y se forma un ‘despelote’ monumental. Cuando sucede eso, la cola de taxis llega hasta el final».

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Otra profesional del taxi opina que «el aeropuerto se ha quedado pequeño con la cantidad de gente que hay. Es tan fácil como que Aena amplíe el aeropuerto» antes de cargar las maletas de sus clientes. Su compañero va en la misma línea: «No tiene sentido que hayan puesto ese bar allí en medio, quitando los carriles de salida que había para los coches de alquiler y los particulares. Claro, ahora salimos todos, taxis, rent a cars o particulares, por el mismo sitio. Aunque no está permitido, no hay nadie que lo controle y ese es el problema». Respecto al acceso al recinto aeroportuario, los taxistas encuestados por Periódico de Ibiza y Formentera expresaban su malestar respecto a que «no tiene sentido que solo haya un carril en cada sentido desde la rotonda de Citubo hasta la de la Ponderosa. Un aeropuerto necesita tener una buena movilidad para el transporte público».

Otro punto negro del aeropuerto al que apuntan los taxistas como responsable «del embudo que se forma», se encuentra en «la zona de las salidas, donde está el primer parking. Aunque se supone que los particulares no pueden pasar por allí, siguen pasando sin ningún control para dejar a los pasajeros. ¡Y eso que hay una zona para eso! (Kiss and Go’), lo que pasa es que nadie quiere pagar, aunque tengan diez minutos gratis, que es más que suficiente para dejar a alguien y marcharte».

Solo hacen falta unos minutos de observación para comprobar que en la zona a la que apuntan los taxistas, reservada a los autobuses, ‘transfers’ y VTC, hay un continuo tráfico de coches particulares que invaden el espacio reservado a los profesionales, para dejar a los viajeros, descargar su equipaje y despedirse con más o menos intensidad. Operación que provoca la desesperación de no pocos conductores de autobuses privados que, mientras esperan con más o menos paciencia, contribuyen al atasco y el caos que vive el aeropuerto en estas fechas. Una de las profesionales que sufre estas circunstancias es Sonia, que explica que «todo el mundo aparca en nuestro espacio continuamente. Esto nos perjudica bastante. Se supone que hay control, pero solo se supone. Dicen que hay cámaras y que les mandarán las multas, pero la gente no es consciente de eso y nadie hace ni caso. Te ocupan el lugar de aparcamiento, o se te ponen detrás y no te dejan salir… La cuestión es que cada año es igual y no hacen nada para arreglarlo».