Los abanicos, esos grandes aliados para transitar por la calle y mitigar el calor. | Daniel Espinosa

La ola de calor se está dejando notar, y mucho, en las Pitiusas. Durante la jornada de este miércoles se han alcanzado los 39 grados en Formentera, los 38 en Ibiza ciudad, los 36 grados en Sant Joan y el aeropuerto y la temperatura máxima más baja de las Pitiusas se ha registrado en Sant Antoni, donde hubo 34 grados, según datos de la Aemet Baleares. Para la jornada de este jueves, la Aemet ha desactivado la alerta amarilla por calor, por lo que se espera que las temperaturas den un respiro y bajen hasta los 30 grados.

Desde Aemet Baleares han precisado que este miércoles se han alcanzado las temperaturas más altas en lo que llevamos de verano y de año, pero han insistido en que no son temperaturas récord.

Calor en primera persona

Mientras trabajaba durante la jornada de este miércoles en las calles de Vila, Sergio Fonts, trabajador de mantenimiento urbano, realiza su jornada laboral durante las mañanas de 08.00 horas a 15.00 horas. Debido a la época y los constantes peligros de calor en Ibiza, durante el verano el Ayuntamiento de Ibiza reduce una hora la jornada laboral de sus trabajadores. Sergio cuenta algunas de las maneras que utiliza para procurar protegerse del calor durante estos agobiantes días. Pronto por la mañana, los trabajadores del ayuntamiento se encargan del trabajo más laborioso y el cual requiere mayor actividad física, y cuando el calor aprieta, los trabajadores se hidratan constantemente y se ayudan al resguardo de las sombras mientras terminan de trabajar las últimas horas de sus jornadas para evitar golpes de calor. Además, el ibicenco tiene presente la importancia de cuidar su salud frente a un peligro invisible a la vista. «Un golpe de calor no te avisa y te lleva al hospital», cuenta Sergio.

Por otro lado, Toribio Alfaro, trabajador de la ONCE, pasa tres horas y media en el Parque de la Paz para después terminar su jornada en una cabina de Isidoro Macabich con aire acondicionado. «No salgo ni a fumar», comparte entre risas Toribio. Afortunadamente, el trabajador de la ONCE ha encontrado el rincón donde puede resguardarse a la sombra y refrescarse con la brisa que ocasionalmente atraviesa el parque. Además, comparte su truco para no tener sustos mientras se está en la calle con el bochorno: «No bebo alcohol y bebo mucha agua; es lo que pide el cuerpo», cuenta Toribio.

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Otro grupo muy afectado por las elevadas temperaturas y la humedad de la isla son los obreros, quienes se encuentran realizando actividad física directamente bajo el sol. El oficial de obra Cristian Veres cuenta que «cada poco tiempo voy a comprar agua y refrescos porque si no, no aguantamos».
Otro sector de trabajadores que no se encuentran en el exterior pero sí sufren las consecuencias del aumento de temperaturas son los cocineros. El cocinero italiano, Cosmo Sgaramella narra como siempre el calor que se pasa en una cocina durante el trabajo es un 25% más elevado que en la calle. «No queda otra, tenemos que trabajar y sobrevivir. Cuando no tenemos comandas cogemos aire afuera», comparte Cosmo. Para combatir estas condiciones de bochorno, este cocinero cuida su dieta con varios alimentos con gran carga de agua y se hidrata de forma constante. «Bebemos mucho zumo y agua, y comemos cosas ligeras como ensaladas», asegura.

Otros residentes de la isla, salen a la calle con la intención de pasear y disfrutar de la ciudad. El ibicenco Joan Palau de 85 años disfruta de su primer paseo diario junto con su perro Viu, su compañero. El tiene como costumbre pasear alrededor de una hora por las mañanas y por las tardes ya que pasar más tiempo en las calles resulta sofocante. «Paseo y me siento a la sombra si no, no se puede», comparte Joan sobre las temperaturas. Equipado con una gorra, una botella de agua y su fiel compañero, Joan espera que las temperaturas se normalicen con la mejor actitud: «Resistiremos, como dice la canción».

En Can Ventosa disfrutando de un refrigerio y con el aire acondicionado, la ibicenca Maria Tur habla de sus últimos días afrontando la ola de calor. «Yo lo llevo muy mal. Salgo sobre las 10.00 horas y vuelvo a las 12.30 horas porque me dan mareos», cuenta Maria.

Algunos turistas nacionales también han conocido la famosa humedad ibicenca durante sus primeras horas en la isla. Una familia valenciana que veranea en un crucero por la costa mediterránea se ha equipado con protección para el bochorno antes de adentrarse a las calles de la localidad. «En Valencia también estamos pasando por una ola de calor, pero aquí es mucho más húmedo», añade María José. Por su parte, el turismo internacional ha encontrado mayor sorpresa al conocer el clima mediterráneo. Lorena Hagenbuch, turista sueca, ha decidido salir a la calle con protección solar, agua y una gorra para minimizar el impacto del calor. «Pasamos todo el tiempo posible en el agua o bajo la sombra», explica Lorena. Y es que mientras en Ibiza lidiamos con el calor, en Suecia tienen 19 grados de media en pleno julio.