El curriculum político del abogado y auditor José Vicente Marí Bosó (Rafelbuñol, 1970) es extenso. Presidente del PP de Ibiza ha sido, entre otros cargos, senador, conseller, concejal y ahora es el número 1 de la candidatura balear de este partido al Congreso para las elecciones generales del próximo día 23. Marí Bosó se encuentra inmerso en una campaña protagonizada hasta ahora por hechos que poco o nada tienen que ver con los programas electorales, como la batalla de las pancartas en Madrid o las sospechas sobre la limpieza del procedimiento del voto por correo. El ibicenco tiene claro que «hay que derogar al sanchismo» y que España necesita ahora un Gobierno sin ataduras, liderado por Alberto Núñez Feijóo y con el Estado de las Autonomías como centro.

—En el momento de hacer esta entrevista [el jueves], el CIS acaba de dar a conocer su última encuesta para las elecciones del día 23, que da como ganador de las mismas al PSOE. El baile de encuestas es ya muy llamativo para los electores.

—Es evidente que el señor Tezanos no se dedica a hacer encuestas. Hace propaganda desde hace años. Esta encuesta no sorprende a nadie. Lo lamentable es que Pedro Sánchez nombrara presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas a una persona del PSOE y miembro de su comité ejecutivo federal. Esto es lo que Sánchez entiende como la ocupación de las instituciones. Hace esto en el CIS, destituye al presidente del INE porque no le gustan las estadísticas, nombra Fiscal General del Estado a su ministra de Justicia, a otro ministro lo nombra magistrado del Tribunal Constitucional… esta es la idea que tiene Sánchez de la democracia. Y por eso el 23 de julio es importante que los españoles elijamos a un presidente del Gobierno como Alberto Núñez Feijóo, que sabe que determinadas instituciones del Estado necesitan de una cierta independencia.

—Otra casi institución, Correos, está ahora mismo en el punto de mira por el escándalo de la tramitación del voto por correo. El PP no suele subirse al carro de los que denuncian posibles pucherazos electorales pero, en esta ocasión, sí que parece que están preocupados.

—Es Sánchez el que decidió convocar estas elecciones en pleno periodo vacacional de los españoles. De hecho, el otro día conocíamos que los flujos    turísticos en nuestro país se han visto afectado por la convocatoria de estas elecciones. Se ha visto, por ejemplo, en los pagos en TPV. Sánchez ha elegido esta fecha muy a conciencia, invitando a no participar para mantenerse así él en el poder. Pero muchos españoles quieren votar y han de hacerlo a través de Correos. Y lo que tiene que hacer Correos es garantizar que podrán hacerlo.

—El PP está tendiendo la mano al PSOE con la idea de que gobierne la lista más votada. ¿Usted cree que los electores de su partido entienden esta oferta?

—Es que nosotros diferenciamos entre lo que es el PSOE y lo que es el sanchismo. Y decimos que hay que derogar el sanchismo. Y decimos que hemos de recuperar un Partido Socialista que ha sido uno de los puntales de la democracia española. Mariano Rajoy buscó el apoyo del PSOE para salir investido presidente del Gobierno en un momento muy complicado. Y el partido de Sánchez se abstuvo. Que el PP, como gran partido de Estado, busque al PSOE para determinados acuerdos, es bueno para la democracia española. Pero ya hemos visto que no podemos buscar al sanchismo porque el sanchismo no quiere. Prefiere pactar con independentistas, con partidos del entorno terrorista, y no quiere saber nada de pactar con el PP. La opción del sanchismo es la de situarse en un extremo y la nuestra es la de situarnos en la centralidad y en la mano tendida para llegar a acuerdos con todo el mundo.

—El cara a cara entre Sánchez y Feijóo mostró al primero muy nervioso y al segundo muy contundente. Pero durante el debate apenas se pudo hablar de programas electorales. ¿Se está convirtiendo la política en un espectáculo?

—Esta es la decisión deliberada de Sánchez. Interrumpir, no dejar hablar para que no se conozca nada. Ni su programa de Gobierno, que lo tiene oculto, y, evidentemente, para no dejar a Alberto Núñez Feijóo hablar de lo que tocaba, es decir, de los problemas que interesan a los españoles. Es lo que estamos haciendo en nuestra campaña. En el debate se vio claramente que eso no le interesaba a Sánchez. Y se vio claramente que el debate lo ganó Núñez Feijóo, que quería explicar su programa y hablar de los problemas de los españoles mientras que Sánchez lo que quería era interrumpir y esconder su programa.

—Todos damos por hecho que el PP necesitará a Vox para gobernar. En las últimas elecciones, las de mayo, también se dio por hecho esto y, sin embargo, en Ibiza el PP arrasó. ¿Puede suceder lo mismo a nivel nacional?

—En Ibiza lo hemos demostrado dos veces. Lo demostramos en 2019, aunque pactamos con Ciudadanos. Ahora también se decía que tendríamos que pactar. Nosotros no, nosotros pedíamos a los ibicencos mayorías amplias para poder gobernar. Y las pedíamos en base a las políticas que habían hecho Vicent Marí y nuestros alcaldes y, en el caso de Vila y Sant Josep, por el cambio que creíamos que era necesario. Los ibicencos nos dieron un amplio respaldo y creo que el 23 de julio darán también un amplio respaldo a las políticas del PP en toda España. Nosotros aspiramos a obtener una amplia mayoría y que no haga falta que el presidente del Gobierno dependa de minorías como las independentistas o las extremistas.

—Si el PP necesitara los votos del PNV y Junts, ¿qué haría Feijóo?

—No contemplamos eso. Nosotros aspiramos a un respaldo muy mayoritario de los ciudadanos.

—Las previsiones económicas no son muy halagüeñas y la vivienda es el principal problema para la mayoría de los españoles. ¿Qué propone el PP para esto?

—Lo primero que hay que hacer es no equivocarnos, así que derogaremos la equivocación que supone la Ley de Vivienda aprobada por Sánchez. Es una ley negativa porque el tope de alquiler que establece no ha funcionado en ninguna ciudad. Ni en Berlín, ni en San Francisco, ni en Barcelona. Además, esta ley envía un mensaje muy negativo porque facilita las cosas a los okupas y se las complica a los propietarios. Necesitamos que los propietarios estén cómodos poniendo sus viviendas en alquiler. Necesitamos más viviendas en alquiler y con un precio mucho más razonable. Hay que hacer una ley de vivienda que sirva para poner más vivienda en el mercado. Además, hay que desburocratizar la aprobación de planes generales de ordenación urbana y eliminar la obligación de ceder el mínimo del 30% para vivienda protegida. Con esa cesión se encarecen el resto de viviendas de la unidad de actuación. Hay que volver al límite del 15%. Con esa obligación del 15% estamos haciendo VPO y el precio del resto de las viviendas en las unidas de actuación no se encarece. A la vez, hemos de seguir haciendo planes de vivienda pública de todas las tipologías.

—Otro problema que preocupa mucho es el de las pensiones. En Ibiza, han sido bajas históricamente por el tipo de contratos con los que se trabaja en la isla y la dependencia de la temporada turística. ¿Qué prevé el PP en casos como este?

—Hemos de mejorar la calidad del trabajo que tenemos. Haremos planes específicos y se reformularán todas las políticas activas de empleo que tenemos en nuestro país. Sobre todo en lo relacionado con la formación para el empleo, con el fin de que no tengamos cuellos de botella en el apartado de personal. Hoy encontramos que falta personal en numerosas actividades. En el caso de Ibiza, es verdad que las pensiones son bajas. Tal vez porque derivan de salarios bajos en determinados tipos de actividad. Lo que tenemos que hacer es incrementar la calidad de esos trabajos y, a la vez, su productividad. Para esto hacen falta más recursos y hacer positivas las cosas para los empresarios y los trabajadores.

—La propuesta del PP sobre la lengua en las comunidades bilingües ha generado controversia. ¿A qué se refieren ustedes cuando hablan de equilibrio lingüístico?

—Supone apostar por un bilingüismo cordial. Saber que tenemos dos lenguas oficiales en algunas comunidades y entender que hemos de ser flexibles. Tantos años de imposición no nos han servido para mucho. Ni para el aprecio social de la lengua ni para la extensión de su uso. Nosotros creemos que hay que hacer políticas de convencimiento en la normalización de la lengua. Y, al mismo tiempo, pensamos que la lengua no se puede utilizar como una barrera. Al final, a mucha gente lo que le interesa es que los médicos curen en lugar de la lengua en la que lo hacen. Hasta el PSOE se dio cuenta de esto. Necesitamos saber que en determinados puestos de la Administración el catalán propio de las Islas Baleares debe ser obligatorio pero, en otros, ha de ser un mérito.

—Si ustedes ganan las elecciones, ¿se implicará el Estado en hacer cumplir las sentencias del mínimo de un 25% de castellano en la educación? Ahora mismo, el Estado prefiere mirar hacia otro lado.

—Sí, además creo que el presidente Feijóo ha sido claro en ese aspecto. Es que, además, es muy entendible que se pueda dar al menos ese 25% de enseñanza en castellano.

—¿Cómo ha quedado al final lo de la mesa de diálogo con Cataluña? Ustedes dijeron primero que la mantendrían y después se retractaron.

—Lo que sabemos es que Sánchez ha vivido estos años de una mesa de separación, no de diálogo. Y las concesiones que ha hecho han sido las que dijo que haría. Ha indultado, ha eliminado delitos que dijo que no eliminaría… El historial de mentiras de Sánchez, o, como él dice, de cambios de opinión, es largo. Él debe su silla a quien se la debe porque ha ido haciendo concesiones. Y una de las concesiones más graves que ha hecho ha sido la de haber blanqueado el discurso independentista. Sánchez se ha sentado en una mesa de separación y ha vivido de ella con el cuento de poder aprobar los presupuestos.

—Sánchez ha ido a estas mesas siempre con muchas propuestas económicas para beneficiar a Cataluña. ¿Se plantea usted como representante de las Islas reivindicaciones similares hacia el propio PP en caso de gobernar?

—Es que las cosas no funcionan así. Nosotros somos un partido nacional que defiende los intereses de todo el mundo. Intentamos cumplir con el principio constitucional de solidaridad interterritorial y con el de financiación de los servicios públicos conforme al principio de igualdad. Es decir, que un nene o una nena en Reus tenga el mismo derecho de acceso en igualdad a la escuela que otro nene o nena en Ibiza. Es lo que nosotros pensamos y no vamos a defender pactos bilaterales de financiación con nadie. Hay un sistema de financiación que es común. Eso sí, nosotros no utilizamos ni la nación de naciones ni el federalismo asimétrico ni la España multinivel porque son conceptos para marear la perdiz. Nosotros decimos que somos el Estado de las Autonomías y queremos cumplir con lo que supone esto, aunque sea complejo. Creemos que es mucho más beneficioso vivir en armonía con el Estado de las Autonomías que hacer otras cosas.

—Pero hay reivindicaciones históricas de las Islas a las que se debe responder. Le hablo, por ejemplo, de que los funcionarios estatales tengan un complemento que les permita trabajar aquí o incrementar la presencia del Estado. El Estado de las Autonomías no parece tener nunca tiempo para resolver estas reivindicaciones.

—Nosotros tenemos reivindicaciones como ciudadanos de Baleares y los cincos años de Sánchez han sido negros para estas islas. Sánchez se tenía que preocupar de que las inversiones públicas aquí estuvieran en la media y no lo ha hecho. Y tenía que ocuparse de que los servicios públicos del Estado en Baleares funcionaran y tampoco lo ha hecho. Tenemos todos los servicios públicos desertizados. La oficina de Tráfico en Ibiza solo abre dos días a la semana porque no tiene personal. Y esto ha de cambiar. No puede ser que el Estado deje de prestar con solvencia sus servicios en Baleares porque esto alimenta determinados discursos que nosotros no queremos alimentar. Queremos un Estado fuerte en Baleares, que cumpla con sus obligaciones y que cumpla con sus servicios públicos. Hay que incentivar a los funcionarios estatales porque el coste de la insularidad desincentiva a mucho personal. Hemos de negociar la actualización de la indemnización por residencia. En 2018 lo hicimos con las fuerzas y cuerpos de seguridad, a los que se les dio un complemento por residencia que luego el PSOE quitó. Ese es nuestro compromiso, sentarnos a negociar.

—Para acabar, hay quien le sitúa como secretario de Estado en un Gobierno de Alberto Núñez Feijóo y otros dicen que podría llegar a ser normando ministro. ¿Qué le gustaría hacer a usted a partir de ahora?

—A mí me gustaría ser diputado en el Congreso, representando a la gente que nos vote en Baleares. Es lo que voy a hacer en los próximos años. Ayudar a mi país desde ese puesto y defendiendo los intereses de Baleares.