Un vehículo de Protección Civil este jueves por la noche en Platja d'en Bossa.

Las fuertes lluvias registradas en Ibiza el pasado jueves por la noche han evidenciado algo que muchos vecinos ya sospechaban: el resultado del proyecto de reforma de la vía principal de Platja d’en Bossa no es el esperado. Calles y locales anegados y alcantarillas levantadas provocando todo tipo de caídas, fueron algunas de las imágenes que dejaron en esta zona las inesperadas precipitaciones. Una peste «ofensiva» es otra de las consecuencias que todavía ayer se percibía en el lugar.

El alcalde Vicent Roig explicó este viernes que varias incidencias ya salieron a la palestra con las lluvias del pasado mes de junio, aunque el anterior equipo de gobierno municipal no hizo nada por solucionarlas. De la misma manera, Roig recordó cómo estando en la oposición defendieron una y otra vez que el proyecto elegido no era el más adecuado.

«Una cosa es la estética, que será del agrado de quien solicitó las obras en aquel momento, pero lo cierto es que se ha puesto en peligro a la gente; estamos dando una imagen lamentable en una de las zonas turísticas más importantes de Baleares y el jueves, entre las aguas residuales y la porquería, no se podía distinguir dónde estaba la acera y dónde el carril», lamentó Roig.

El primer edil reiteró que algunas personas se pusieron en peligro cruzando la carretera, aunque era imposible ver las tapas de las alcantarillas que habían saltado. También fueron vistos vehículos circulando por las aceras al no poder distinguir dónde estaba la calzada.

«Todo esto nos viene a decir que no es un proyecto correcto, puesto que no sólo debemos mirar si las farolas son o no bonitas, también hay que estudiar la practicidad», reiteró. En este sentido, aseguró que no se han creado suficientes zonas de carga y descarga habilitadas ni tampoco espacios para los diferentes contenedores destinados a la separación de los residuos. «La empresa que da servicio a toda la parte de infraestructuras residuales no pudo supervisar el proyecto y ahora vemos las consecuencias», explicó el alcalde.

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Por tanto, Roig reconoció que el Ayuntamiento deberá estudiar la viabilidad de impulsar un nuevo proyecto, sin descartar la sustitución de parte de las nuevas cañerías de la calle Murtra. Desde la Concejalía de Gestión de Aguas ya se está actuando y se han solicitado aquellos informes necesarios para intervenir de una manera «reflexiva y eficaz».

«No sé si predominaron las prisas para poder abrir la calle antes de las elecciones, pero realmente vemos que se hizo algo totalmente improvisado», advirtió Roig.

El alcalde no quiso avanzar plazos sobre una nueva intervención «puesto que debemos hacerlo y actuar bien y no precipitarnos». Por el momento, tampoco pudo precisar cuánto costaría un nuevo proyecto. En relación a los daños sufridos por algunos locales de la zona después de las lluvias del jueves, Roig no descartó «ayudarles de alguna manera».

Las obras

El pasado mes de octubre, el Consistorio josepí inició los trabajos en la avenida principal de Platja d’en Bossa. En concreto, se ejecutaron obras de embellecimiento y renovación de las redes de suministro en el primer tramo de la calle Murtra (Sant Josep) y en el último de la avenida de Pere Matutes (Ibiza), obligando a suprimir transitoriamente los aparcamientos e incluso la circulación en alguno de los carriles de la avenida.

Los trabajos, con un presupuesto de 1,6 millones de euros procedentes de fondos extraordinarios del Govern, iban a servir para unificar el mobiliario urbano y modernizar las infraestructuras de la calle Murtra, entre otros objetivos.

A finales del pasado marzo, desde el Ayuntamiento reconocieron que se había tenido que intervenir por segunda vez en esta conocida vía para ampliar varios centímetros la zona de circulación de los vehículos. Desde el Consistorio se vieron forzados a realizar estas aclaraciones después de que los vecinos pusieran el grito en el cielo al comprobar que en tramos recientemente mejorados, los operarios estaban volviendo a intervenir. Estos mismos ciudadanos denunciaron que el resultado de las obras no había sido el esperado puesto que dos vehículos de un determinado volumen, como los autobuses turísticos, difícilmente podían pasar a la vez.