Una mesa de madera rugosa, acompañada de una tela sujeta por chinchetas de metal. Arriba del tablero botellas de ron, vasos de plástico con hielo picado, decenas de pajitas e ingredientes para el mojito como un puñado de hojas de hierbabuena y un recipiente de fresas. Una vez está todo esto listo comienza la venta clandestina de mojitos en el mirador principal de es Vedrà horas antes de la puesta de sol. Una actividad no autorizada y enquistada en esta zona de Sant Josep que desde hace años forma parte de este espacio rodeado de naturaleza sin que se haya encontrado una solución a este problema endémico.

Sin ir más lejos, cuando el sol cae incansable sobre el horizonte junto al islote de es Vedrà, una de las vendedoras aprovecha para recoger los vasos de plástico ya vacíos repartidos por el mirador mientras los otros dos comerciantes ocultan este ‘chiringuito’ ilegal entre los matojos de hierbajos para el día siguiente. Un día más y estas personas han vuelto a burlar a la legalidad logrando en tan sólo una tarde unas ganancias que podrían rondar los 1.000 euros gracias a las largas filas formadas por los clientes que compran decenas de mojitos por 10 euros cada uno. Ingleses, italianos y holandeses son los visitantes que más recurren a este servicio mientras que los turistas nacionales son más propensos a llevarse su propia bebida en una nevera y algo de comida para disfrutar de la puesta en este masificado mirador. «Son muy caros. Nosotros preferimos traernos nuestros botes de cerveza», indicó Joel, un viajero procedente de Sevilla.

«Insostenible»

Antes de la caída del sol, y en cuestión de minutos, el espacio comienza a llenarse de turistas provocando, según dos visitantes de Barcelona, una «masificación insostenible» que colapsa este enclave de la isla de Ibiza en terreno protegido. Con el paso de los segundos, muchos de estos turistas empiezan a imitar comportamientos ajenos a la hora de acceder a la mejor foto, generando un efecto espejo que provoca incluso colas para conseguir la mejor instantánea que, según parece, se puedo lograr junto al borde del acantilado donde el sol rodea el islote rocoso situado en medio del mar. Una ubicación peligrosa al tener en cuenta la cantidad de gente amontonada en este punto del mirador.

En la foto sólo estarán ellos, pero la realidad es totalmente diferente: cientos de personas sentadas y de pie, bebiendo alcohol, haciéndose fotos o escuchando canciones de reggaetón en amplificadores mientras la otra mitad busca desesperada llevarse a casa la foto perfecta digna de muchos likes en Instagram. Esta es la realidad en verano de uno de los enclaves más importantes de Ibiza. «Antes de venir aquí ya sabíamos lo que nos íbamos a encontrar. Sin embargo, al verlo en persona impacta más», explicó Irene, una turista de Alicante, que visitaba Ibiza por primera vez.

No obstante, esta masificación no termina aquí, en este espacio, puesto que esta situación también azota de lleno a la movilidad en la zona. Sin ir más lejos, mucho antes de la puesta de sol se produce diariamente colapsos en la carretera que da acceso al mirador como consecuencia de esta llegada masiva de visitantes que sufre el paraje a partir de las 19.00 horas. Esto también provoca una saturación de vehículos que tratan de aparcar en el aparcamiento habilitado cerca del mirador principal. Sin embargo, dos horas antes de la puesta de sol, el estacionamiento está colmado de coches que han quedado cruzados en medio de los socavones de este parking de tierra. Es por eso que muchos de los turistas que llegan a Es Vedrà deciden aparcar en los accesos ocupando más de un kilómetro de carretera pese a las señales de prohibido aparcar, o bien buscan estacionar en un sendero que conecta con esta carretera de doble sentido, y que está a 30 metros de la entrada al mirador. Justo aquí se pueden observar varios letreros verticales que advierten de que la grúa se llevará a los vehículos aparcados en los laterales. Esta masificación, recurrente en temporada alta, es una situación que los vecinos de Cala d’Hort llevan denunciando desde hace tiempo debido a la falta de sanciones tanto por estacionar indebidamente como por la falta de persecución de la venta ilegal en esta zona de Sant Josep.

Medidas municipales

Por su parte, desde el Ayuntamiento explicaron a Periódico de Ibiza y Formentera que es la Guardia Civil la que tiene jurisdicción para sancionar y detectar irregularidades en esta vía interurbana mientras que la Policía Local se encarga de la ordenación del tráfico. En este sentido, también indicaron que una de las medidas para paliar esta saturación de coches estacionados en los laterales de la carretera será la colocación de barreras guardarraíles en los puntos requeridos.
Una iniciativa que, según explicaron, quiso poner en marcha el anterior gobierno local de Sant Josep, pero ha sido la nueva corporación municipal la que ha sacado a licitación las obras de instalación de biondas. Además, según dichas fuentes, también se está estudiando otras vías para aumentar las plazas de aparcamiento en el parking de tierra. Al preguntar por la venta ambulante ilegal de mojitos en el mirador de es Vedrà, manifestaron que la Policía Local de Sant Josep está trabajando intensamente en otras áreas del municipio donde se realizan también estas actividades ilegales. «Agentes han ido en varias ocasiones al mirador, pero al llegar no estaba la mercancía y los vendedores se habían escondido», puntualizaron resaltando que continuarán con el control policial en esta zona de la localidad.