En pleno corazón de Sant Antoni, desde Es Verro hasta el Passeig de ses Fonts, transcurre el Carrer Ample. Cerca de 300 metros de calle de la que nacen las calles Antoni Riquer, Vara de Rey, Sant Antoni y Soletat. En su parte norte la cruza las calles Rosell y Cervantes. Entendiendo la iglesia de un pueblo como centro del mismo, esta calle podría considerarse como la más céntrica del pueblo de Portmany. Y es que el Carrer Ample, dispuesto en forma de montículo, está coronada por la plaza de la iglesia.

«Es una de las características de esta calle, su forma de montículo: esta calle siempre sube y baja», observa David que, pese a ser de Vila, visita Sant Antoni con periodicidad. «Otra cosa que me llama la atención de esta calle es que siempre hay alguna obra en marcha», apunta David ante una construcción en uno de los extremos de la calle. En cuanto a la limpieza, David opina que «en verano está más sucio que en invierno» mientras reconoce que «mi sensación, comparándolo con Vila, es que está limpia», mientras zanja que «también me atrevo a decir que la gente es más cívica en Sant Antoni que en Vila: no tiran las cosas por el suelo o recogen las mierdas de sus perros».

Una opinión acerca de la limpieza que Maria Jesús, vecina de Sant Antoni «desde hace más de 40 años», no comparte del todo: «¡está sucia y dejada!» Argumenta que «las losas están levantadas, mi hermana se tropezó con una se rompió el pié y estuvo cuatro meses de baja». «Además», añade, «ya no es lo que era; antes había mucho más ambiente y ahora está más dejada, siempre llena de obras».

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Kelly ha vivido en Sant Antoni «toda la vida» y, en su opinión «esta calle ha sido siempre tranquila y limpia, aunque antes la sentía más del pueblo que ahora». Kelly, mientras pasea a su perra Noah, señala otra construcción, que está muy cerca de la iglesia para recordar que «antes había una librería muy divertida en la que tenían todo tipo de cosas y una vidriera en la que siempre ponían un Belén por Navidad». «Ahora no qué van a construir, seguramente sea un edificio más», añade Kelly con cierta resignación para concluir que «seguramente sea un hotel o más casas que la gente normal del pueblo no nos podremos permitir».

Abierto todo el año
Marga es una de las comerciantes del Carrer Ample. Desde su zapatería, en la que lleva 15 años, observa que «entre todos los negocios de la zona nos ocupamos de que nuestra zona esté limpia». «Somos una serie de negocios que mantenemos abierto durante todo el año», añade Marga mientras subraya la buena sintonía entre los comerciantes de la calle. «Cada final de temporada hacemos una cena todos juntos», apunta.

Una de las asistentes a esta cena es Vanessa, que trabaja en una tienda de telefonía y describe la calle con tanta claridad como sencillez: «¡es una calle muy chula!» «Tiene un ambiente muy agradable, es muy animada y hay mucho compañerismo entre los comercios, en Navidad ponen música y suele estar más que animada» continúa Vanessa con sus elogios antes de admitir que «como punto negativo, solo se me ocurre hablar de la iluminación, que me parece que hay poca, además de que podrían poner al servicio de limpieza por las noches, que cuando pasan me dejan la puerta (que es negra y se nota mucho) perdida».

Sonia también asiste a las cenas de los comerciantes de la calle. Trabaja en el estanco desde hace cinco años y opina que «este es el año que más sucio he visto el pueblo, aunque esta calle está siempre limpia». Desde su punto de vista, tras el mostrador del estanco, Sonia explica que «con el cambio de gente, este verano ha sido más tranquilo; por el tema del bréxit, ya no sale tanto el tabaco británico».