En abril de 2015, a pocos días de que comenzara la campaña electoral para las elecciones municipales que se celebrarían aquel año, el entonces candidato del PSOE, Rafa Ruiz, anunció que, si ganaba las elecciones, bajaría la tasa de basuras debido al lamentable estado de la ciudad en lo que a limpieza se refería. Ocho años más tarde, otro candidato, el del PP, Rafa Triguero, anunció exactamente lo mismo con motivo también de las elecciones municipales. El compromiso de ambos ante el electorado era exactamente igual: bajar la tasa que cada año pagan los residentes en Vila mientras la ciudad siguiera siendo un ejemplo en negativo en lo que a limpieza se refiere. En ambas ocasiones los ciudadanos no disfrutaron de la anunciada rebaja de tasas, aunque por motivos diferentes.

El compromiso en 2015

El 18 de abril de 2015 Rafa Ruiz anunciaba su promesa electoral de rebaja de la tasa de basuras. Lo hacía explicando que los ciudadanos no tenían por qué abonar ese impuesto si el servicio de limpieza era deficitario. Ruiz consideraba entonces que si los ibicencos no recibían «un mejor servicio» que el que había prestado el gobierno municipal en la legislatura anterior, con las tres alcaldesas del PP, los socialistas bajarían la tasa «hasta que se incorporen todas las mejoras que necesita la ciudad».

En aquellos momentos, estaba en el aire la nueva contrata de limpieza, que hasta entonces ejercía Cespa. El PSOE había criticado muy duramente el pliego de condiciones redactado por el PP para una nueva adjudicación. Sin embargo, poco antes de que se celebraran las elecciones, cambió de estrategia y anunció que mantendría el pliego del PP para evitar que la situación se agravara aún más. Y se comprometió entonces a rebajar la tasa de basuras si, ganando las elecciones de ese mes de mayo, no lograba adjudicar la nueva contrata en el plazo de un año. Justificó el compromiso basándose en que el PP había subido la tasa con el argumento de las mejoras que experimentaría el servicio de limpieza con la nueva contrata.

Noticia de abril de 2015, en plena campaña electoral, cuando Ruiz hizo su promesa de bajar los impuestos de limpieza si no mejoraba el servicio, algo que incluso ha empeorado en ocho años.

Ruiz no tuvo que bajar las tasas porque entre sus primeras decisiones tras ganar las elecciones de 2015 se encontraba la de activar la adjudicación lo más rápido posible. Algo que logró sacar adelante solo cuatro meses más tarde de haber tomado posesión del cargo. La nueva contrata fue adjudicada a Valoriza y, desde entonces y hasta mayo de 2023, tanto Ruiz como sus sucesivos concejales responsables de la limpieza en la ciudad se han escudado en el supuesto mal pliego de condiciones para justificar que las calles de Vila estuvieran cada vez más sucias, al tiempo que han hecho varios modificados de la contrata.

La promesa de Triguero

Otro Rafa, esta vez Triguero y del PP, recurrió al mismo compromiso electoral de bajar la tasa de basuras. En su caso, lo anunció el 25 de mayo de este año, a tan solo tres días de la convocatoria electoral y con el argumento de que la ciudad está sucia y que, hasta que el problema no se solvente, los residentes en Vila no tienen por qué abonar esta tasa. Inicialmente, Triguero se comprometió a anular el cobro íntegro de este impuesto municipal. Un compromiso que ya en el gobierno de Vila acotó a una rebaja de la tasa mientras activaba el llamado plan de choque de limpieza. La promesa finalmente no se puede cumplir. El gobierno del PP se ha escudado en un informe técnico que, por un lado, indica que si aprobara esta anulación de la tasa ahora, no podría aplicarlo este mismo año porque «una ordenanza municipal no puede tener eficacia retroactiva». «Si se modificara o eliminara, no generaría efectos desde el día 1 de enero de 2023, que era lo que se pretendía», añade el informe.

El mismo documento señala, además, que la tasa se compone de dos conceptos: la recogida de basuras y la eliminación de estas. Ambos, asegura ahora el gobierno de Triguero, «se están cumpliendo». Y añade el informe que esta tasa «no grava el hecho de las condiciones de limpieza en que se encuentra la ciudad». El mismo informe, finalmente, ofrece un tercer argumento que es, como poco, llamativo: bajar la tasa en 2023 y volver a subirla «en un corto periodo de tiempo» porque, al parecer, así lo obligará la UE, «provocaría en el ciudadano una situación desconcertante por una bajada en el ejercicio y una subida en el siguiente».

Rebaja del IBI

Así las cosas, ni con un Rafa ni con el otro los ibicencos han logrado ver rebajada la tasa de basuras, a pesar de que ambos han llegado al gobierno de Vila con el mismo compromiso. El PP, eso sí, ha anunciado una rebaja del IBI para el próximo año como «actuación alternativa». Y desde el Consell, presidido por el también popular Vicent Marí, se mantiene la bonificación del recibo que se aprobó en 2020 con motivo de la pandemia de COVID-19. Una bonificación a la que en este ejercicio la institución insular ha dedicado una partida de 4,4 millones de euros a repartir entre los cinco municipios de la isla.